Mar 13.07.2010

EL PAíS  › CRISTINA FERNáNDEZ RECIBIó UN DOCTORADO HONORIS CAUSA Y ANALIZó LA RELACIóN BILATERAL. HOY SE ENCONTRARá CON HU JINTAO

“Tenemos que desojizar la relación con China”

Ante los estudiantes de la Universidad de Beijing, la Presidenta calificó como “una novela” las críticas en torno de los problemas por la exportación de aceite de soja. Destacó que tanto China como la Argentina tomaron medidas heterodoxas para enfrentar la crisis mundial.

› Por Fernando Cibeira

Desde Beijing

Horas antes de la reunión que mantendrá con el presidente Hu Jintao, Cristina Fernández de Kirchner planteó la necesidad de “desojizar” la relación con China y defendió la aplicación de medidas antidumping aplicadas a productos de este país. “Hay una gran novela en torno de esto, no son más medidas que las que aplicó Estados Unidos, por ejemplo”, aseguró. Las medidas provocaron que China paralizara sus millonarias compras de aceite de soja argentino, por lo que hoy temprano habrá un encuentro de los ministros del área para intentar resolver la controversia. La Presidenta adelantó que tal vez hoy no se llegue a una solución, pero que seguramente la habrá a la brevedad. “Siempre la hay cuando los intereses son convergentes”, sostuvo.

La Presidenta comenzó ayer su actividad oficial en China con una visita a la Universidad Internacional de Negocios y Economía de Beijing, donde recibió un doctorado honoris causa. Ingresó en el salón de actos –la esperaban los alumnos, funcionarios chinos y los integrantes de la comitiva argentina– ataviada con una toga roja y negra. La seguía el presidente de la Universidad, Shi Jianjun, de birrete y toga multicolor, vestimenta que provocaba risas contenidas entre sus alumnos cada vez que se movía. Coqueta, Cristina Kirchner contó que pidió que la eximieran de usar el sombrerito.

Ya cumplidas las formalidades académicas y sin toga, la Presidenta inició un discurso en el que analizó la situación del país y del mundo frente a la crisis internacional. Dijo que según las Naciones Unidas, China y Argentina fueron los dos países que más medidas contracíclicas adoptaron para hacer frente a la situación. “Se tomaron medidas heterodoxas para sostener las fuentes laborales”, apuntó. Cristina Kirchner enfatizó cómo la llegada de los “gigantes asiáticos”, con China a la cabeza, había modificado los términos de intercambio comercial. Primero porque su gran necesidad de materias primas disparó hacia arriba el precio de las commodities y luego porque su formidable capacidad de producción hizo bajar a las manufacturas de mayor valor agregado.

La Presidenta mostró cifras de los logros conseguidos durante el kirchnerismo, “el período de mayor crecimiento en la historia”, resaltó. En pleno debate por llevar las jubilaciones al 82 por ciento móvil, destacó que mediante una ley de moratoria impulsada por el Gobierno “más de 2.200.000 argentinos que no podían gozar del haber jubilatorio o de pensión, hoy en la Argentina, tienen cobertura previsional, llegando a la cobertura previsional más importante de la que se tenga memoria”. Dirigiéndose al auditorio de estudiantes, agregó: “Para que ustedes tengan una idea, en 2003 se destinaba el 5,4 por ciento del PBI a la cobertura previsional, de PBI que era de 150.000 millones. Hoy, en 2010, se está dedicando el 10,6 de un PBI de 327.000 millones para esa cobertura”.

El último tramo lo dedicó al análisis de lo actuado en el G-20, un foro en el que China y Argentina vienen mostrando posturas coincidentes.

Incluso citó una frase de Hu Jintao en la última cumbre en Canadá, cuando habló de un “sistema fantasma” para poner énfasis en la necesidad de regular el movimiento de capitales. “Me gustó mucho porque refleja exactamente lo que ha sucedido en el mundo en materia de fondos de inversión”, contó. Por eso, para el próximo encuentro, que se realizará en noviembre en Corea del Sur, “es imprescindible que lleguemos con un sistema de regulación internacional en materia financiera y para esto también se hace imprescindible la regulación o eliminación de los denominados paraísos fiscales”.

Después llegó el turno de las preguntas de los alumnos, salvo una todas pronunciadas en un correcto español que enseñan en la misma universidad. El primero quiso saber sobre las medidas adoptadas por su gobierno ante la crisis internacional, lo que dio pie para que la Presidenta volviera sobre algunos tópicos ya marcados en su discurso. Luego la consultaron sobre el cambio climático mientras que el tercero se salió de la formalidad y le preguntó sobre fútbol porque –dijo– “es bien sabido que usted es una gran aficionada”. La Presidenta le respondió que la “gran aficionada” era su madre, que la llevaba a la cancha cuando era chica. En realidad, puede que no lo sea en términos argentinos, pero a los alumnos chinos escucharla hablar de la selección, de Maradona y felicitar a España por haber ganado el Mundial los dejó encantados.

En otra pregunta sobre las posibilidades sobre la relación bilateral entre Argentina y China, la Presidenta planteó algunos datos que luego repitió y seguramente mencionará algunas veces más durante la gira. Que China tiene el 20 por ciento de la población mundial y sólo el 8 por ciento de su territorio, que Argentina cuenta apenas con 40 millones de habitantes pero es el octavo país en extensión y tiene la capacidad para generar alimentos para 500 millones de personas. Varias veces utilizó el término “sinergia” para referirse a la complementación que deben buscar ambos países.

Todas las respuestas eran coronadas por los aplausos de los alumnos y hubo una sola pregunta que también fue aplaudida, cuando una alumna planteó que la mayor intervención del Estado en la economía también podía generar concentración del poder y corrupción. La Presidenta dijo que a eso se respondía con políticas para combatir la corrupción y con la Justicia para los casos individuales.

De vuelta en el hotel St. Regis, donde se hospeda, en el centro de Beijing, la Presidenta dio una conferencia de prensa a los periodistas que cubren la visita, que durará hasta el jueves. Allí fue enfática en señalar que “si lo único que nos une con los chinos es el poroto de soja no estaríamos planteando una relación estratégica”. Remarcó algunos datos reveladores de una relación comercial que en los últimos años se volvió deficitaria para la Argentina. Por ejemplo, que el 82 por ciento de las ventas argentinas a China son de cuatro productos de muy escaso valor agregado, mientras que el 98 por ciento de las exportaciones chinas al país pertenecen a una alta gama de manufacturas industriales. Las autoridades chinas aceptan este planteo y aseguran que trabajarán para emparejar la balanza.

Sobre las medidas aplicadas a una lista de 18 productos chinos que ingresaban al país a un precio demasiado bajo, la Presidenta las consideró en cumplimiento de las reglas de la Organización Mundial de Comercio. Se extrañó porque este tipo de iniciativas que buscan proteger la industria nacional generen resistencias dentro del país cuando Argentina, por ejemplo, lucha por tratar de ingresar sus limones o cortes de carne a mercados vedados como el norteamericano y eso no tiene repercusión.

Con todo, se mostró convencida de que China y Argentina terminarán llegando a un acuerdo porque los intereses son convergentes. “No lo decimos nosotros, lo dice su gobierno: necesariamente China va a seguir demandando más aceite de soja y más porotos de soja, la producción propia no alcanza a cubrir sus necesidades”, marcó. Pero volvió a destacar: “También necesitamos más que eso porque necesitamos armar una relación diferente”. De todo eso hablará hoy cuando se encuentre con Hu Jintao en el Gran Salón del Pueblo.

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