El secretario de Comercio y Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, Alfredo Chiaradía, fue designado para ocupar la vacante embajada argentina en Estados Unidos. Así lo confirmó ayer el canciller Héctor Timerman, justamente el último ocupante en la estratégica representación diplomática en Washington. También quedó confirmado que el ex diputado nacional Dante Dovena ocupará la embajada argentina en Uruguay (ver página 6).

“La embajada en Estados Unidos va a quedar a cargo, porque ha sido nombrado por la Presidenta, del embajador Alfredo Chiaradía; ya hemos solicitado el placet, así que esperamos que pronto se pueda trasladar a Washington para ocupar tan importante cargo”, dijo Timerman ayer en una reunión con periodistas en el Palacio San Martín.

Los rumores que circulaban en los últimos días indicaban que había dos candidatos en carrera para la embajada en Estados Unidos, posiblemente el puesto más trascendente del servicio diplomático. Junto a Chiaradía se mencionaba la ex vicecanciller radical, Elsa Kelly, quien había dejado buena impresión a la presidenta Cristina Kirchner luego de haber actuado como su “sherpa” (acompañante) en la Cumbre sobre Seguridad Nuclear que se realizó en abril pasado en Washington. Sin embargo, ayer en la Cancillería aseguraban que esa posibilidad no existió. “Jamás se pensó en Elsa Kelly para el puesto, nuestro candidato siempre fue Chiaradía”, sostenían en la Cancillería.

Chiaradía, un economista de 65 años, es diplomático de carrera. Egresado del servicio exterior en 1972, en su extensa trayectoria ya ocupó cargos en las embajadas en Estados Unidos, Alemania y Canadá y fue embajador en Japón durante el gobierno de la Alianza. En 2002 fue secretario de Comercio Internacional y desde 2004 hasta ahora secretario de Comercio y Relaciones Económicas Internacionales. Desde entonces, Chiaradía se ocupó de defender las posturas argentinas en los principales foros económicos internacionales.

En su estilo enfático –aunque nació en Bahía Blanca, cultiva un andar muy porteño, siempre con una mano en el bolsillo del pantalón–, un clásico fueron sus reclamos en contra de los subsidios agrícolas europeos en la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y en cada encuentro Mercosur-Unión Europea. Esforzadamente, ambos bloques se comprometieron a trabajar por un acuerdo de libre comercio en la última cumbre, en mayo pasado, un poroto que Chiaradía podría anotarse en parte. Más recientemente, Chiaradía fue “sherpa” de la Presidenta en la última Cumbre del G-20 que se realizó en Toronto y participó del viaje presidencial a China en el que le tocó formar parte de los encuentros junto a Timerman y la ministra de Industria, Débora Giorgi, donde se discutió la suspensión de la compra de aceite de soja argentino decidido por las autoridades chinas.

A Chiaradía le tocará pilotear una relación bilateral repleta de idas y venidas durante los últimos años. Pero, al menos, no le tocará lidiar con el peso de conseguir un encuentro entre Cristina Kirchner y Barack Obama, que ya se concretó en abril. Ambos países vienen haciendo esfuerzos para que no se repitan los malos entendidos y el vínculo transite por los caminos donde tienen miradas en común, como la lucha antiterrorista y la política nuclear. Incluso quedó como gesto llamativo la última visita al país de la secretaria de Estado Hillary Clinton, cuando ofreció mediar en el conflicto por las Malvinas, algo que el Reino Unido luego rechazó.

En Estados Unidos todavía permanece vacante el consulado argentino en Nueva York –cargo que también ocupó con anterioridad Timerman– pero, por lo que se sabe, por ahora seguirá sin ocuparse.

En cambio, donde sí habrá reemplazo será en la secretaría que dejará libre Chiaradía. Para ese lugar fue designado el hasta hoy subsecretario de Comercio Internacional, Luis María Kreckler. Sociólogo recibido en la UBA, Kreckler ocupó cargos en la jefatura de Gabinete de Guido Di Tella durante el menemismo. Desde 2005 pasó a desempeñarse en la Subsecretaría de Comercio Internacional desde la que se encargó de organizar la mayoría de las misiones comerciales al exterior que realizó el país.

Kreckler también participó en el reciente viaje a China pero no estuvo por las reuniones por las exportaciones de aceite de soja sino que lo suyo fue dedicarse a los encuentros de los empresarios con sus pares chinos y promover la concreción de negocios. Por el ascenso, hay que interpretar que lo hizo con acierto.