La irrupción de Néstor Kirchner como el candidato bendecido por el Gobierno y apoyado por un frente renovador del peronismo produjo un cimbronazo político y obligó al resto de los referentes a reacomodarse. Convencido de que apurar una definición sería un error, el jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, evitó pronunciarse por un candidato presidencial en particular. “Tenemos coincidencias con (Elisa) Carrió, (Alfredo) Bravo y (Néstor) Kirchner. Sería bueno que conformaran un único espacio, algo que parece imposible a nivel nacional pero que vamos a intentar en la ciudad”, le dijo a Página/12.
La situación de Ibarra es especial: gestiona el segundo distrito del país y aspira a su reelección, pero no pertenece a ninguna de las fuerzas políticas que proclamaron candidaturas presidenciales ni está encolumnado detrás de ninguno de los postulantes. Para colmo, es el presidente del Frente Grande, el partido de Carlos “Chacho” Alvarez que, luego del ocaso de su fundador, no logró encontrar otro referente nacional que lo reemplace.
Ibarra ha ensayado una gestión con criterio amplio y ha tejido alianzas con diferentes sectores: lo apoya el FG, el sector antidelarruista del radicalismo, los socialistas y un sector del ARI. Y tiene, además, dos secretarios de origen peronista: el de Cultura, Jorge Telerman, y el de Educación, Daniel Filmus.
En este contexto, el ex fiscal decidió no pronunciarse por ninguna de las fórmulas. Ante una consulta de este diario, aseguró que tiene “puntos de coincidencia tanto con Kirchner como con Bravo y Carrió” y que le parece positiva la conformación de un frente renovador dentro del peronismo. “Aunque no se pueda articular un espacio progresista a nivel nacional, nosotros vamos a intentarlo en la ciudad, para derrotar a la derecha representada por (Mauricio) Macri”, añadió.
La estrategia tiene su lógica. Las elecciones en la Capital se realizarán después de las nacionales, en una fecha que será definida por Ibarra. Aún no tomó una decisión, pero todo indica que se realizarán dos o tres meses después, con un doble objetivo: evitar que el nuevo Presidente aproveche su triunfo para “inventar” un candidato porteño, y cerrarle el paso a algún referente nacional que decida pelear la Capital.
Ibarra tiene una excelente relación con los socialistas, todavía no ha cortado lazos con el ARI y dialoga habitualmente con Kirchner. Por eso, aunque en algún momento tendrá que tomar una definición, está convencido de que aún no ha llegado el momento. “El que se apura, pierde”, sostienen cerca del jefe de Gobierno.