Jue 16.01.2003

EL PAíS  › LA OPINION DE LOS ECONOMISTAS

El remedio, peor que la enfermedad

- Jorge Schvartzer,
Director del CESPA (Ciencias Económicas - UBA)
“Se supone que el FMI debería ayudar a los países que tienen problemas de financiamiento, no cobrarles. Si esto no existe, no tiene ningún sentido deshacerse de las reservas. De todas maneras es muy difícil saber de afuera quién es más intransigente. Lo que resulta cada vez más evidente es que el problema no es solamente la Argentina, sino la incomprensible pelea interna entre los cuadros técnicos del Fondo, identificados con las posiciones más ortodoxas, y la conducción política. Mientras que esta última plantea la necesidad de llegar a un acuerdo con la Argentina, los cuadros técnicos aparecen diciendo que no tienen confianza en tal o cual definición sobre la política monetaria. Por cierto, es muy cómodo decir que no se confía en la Argentina, a pesar de que el Fondo llegó a acuerdos en situaciones, desde el punto de vista técnico, mucho más desfavorables que la actual. Si se mantiene la situación presente sólo se conseguirá perpetuar los interrogantes, pero en el corto plazo, a la Argentina no le afecta no firmar.”

- Miguel Bein,
Ex secretario de Programación Económica
“Después de los dichos de los últimos días el desenlace es sorprendente. Cuando un Presidente da la orden de guardar silencio es porque ya está todo arreglado. Se trata de que las declaraciones de los funcionarios anunciando acuerdos no dejen al directorio del Fondo decidiendo algo que ya está decidido. Parecía, entonces, que Duhalde seguía el protocolo de manual.”
“Si entramos en default, al margen del problema político, el BID y el Banco Mundial tendrán problemas financieros. El 60 por ciento del patrimonio del BID equivale a los préstamos a la Argentina. En el caso de que haya acuerdo, este será totalmente irrelevante en el corto plazo. Además, la agenda no se traslada a que mes a mes se cumpla o no con las metas acordadas. La realidad es que no nos caímos del mundo ni fuimos a la hiperinflación. Es cierto que no tenemos crédito, pero eso no evitó que sigamos comerciando. Acordar significaría, en todo caso, un cambio en las expectativas, pero incluso así el crédito tardará mucho tiempo en volver.”

- Héctor Valle,
Director de FIDE
“Los anuncios sobre la posibilidad de pagar con reservas aparecían a contrapelo de la estrategia seguida hasta ahora por el equipo económico cuyos pilares eran, precisamente, no tocar las reservas y el control cambiario, que también se relajó la semana pasada. Abandonar la estrategia permitía inferir que en el Gobierno tenían una señal indudable de que el Fondo había decidido acordar con la Argentina. El resultado es extraño. Los anuncios acerca de que la carta de intención tampoco está cerrada podrían indicar que los cuadros técnicos no quieren aparecer cediendo ante el directorio: la vieja interna del organismo. Pero los indicios de esta semana también podrían evidenciar una interna dentro del propio gobierno ya que algunos hombres próximos al presidente Duhalde tendrían la oreja cerca del economista del BID Guillermo Calvo, quien les advirtió sobre las malas consecuencias del default.”
“En el supuesto del posible acuerdo, la situación de corto plazo se habría vuelto inestable, pues significaba quedarse por más de un mes con un nivel muy bajo de reservas, un riesgo inútil teniendo en cuenta que hoy la situación no es crítica.”

- Jorge Marchini,
Economista del EDI
“Las indefiniciones en la relación con el FMI significan dejar pendiente de resolución el tema central de la agenda económica: la refinanciacióndel endeudamiento público. Pero el problema, que es argentino, compromete también a los organismos. Especialmente, dada la magnitud del endeudamiento, al BID y al Banco Mundial. La discusión en los países centrales es la misma que se da al interior del Fondo. Por un lado están quienes sostienen que debe evitarse el efecto sobre los mercados emergentes de un default argentino, la posición más política que es la del G-7, y por otro quienes sostienen que no se puede acordar con un país que no hace lo que tiene que hacer. La crisis política interna del FMI muestra la gravedad que tiene este tema para las finanzas internacionales. La persistencia en la falta de acuerdo supone también un problema para los economistas de derecha que decían que no pagar la deuda era el caos. No estamos pagando, el excedente comercial posibilitó que la situación se estabilice y el peligro de la hiperinflación quedó atrás. La contracara de este argumento es que todo está bajo control, lo que también sería un error.”

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