El acuerdo por el monitoreo conjunto a la pastera UPM (ex Botnia) y al río Uruguay consensuado por los presidentes Cristina Fernández y José Mujica el pasado 28 de julio estuvo a un paso de colapsar. Tal como venía anticipando Página/12, la negociación en el interior del comité científico binacional estaba empantanada, ante la negativa de la delegación oriental de permitir un control continuo de la planta de celulosa. Ayer, en una reunión muy tensa entre ambas delegaciones y los vicecancilleres de los dos países, tampoco lograron ponerse de acuerdo en los detalles del protocolo en la fecha límite para la presentación del plan. El gobierno argentino, muy molesto, decidió bajarle el tono a la controversia y concedió una prórroga de diez días para terminarlo, a pedido del Uruguay.

La Cancillería argentina estaba dispuesta ayer a hacer público su plan. Esta intención había sido transmitida a este diario por el canciller Héctor Timerman y reafirmada a través de su cuenta de Twitter. “Hoy (por ayer) es el día que acordaron Cristina y Mujica para presentar el plan de monitoreo de Botnia. Argentina tiene todo listo y cumplirá lo firmado”, manifestó Timerman. “No hemos recibido respuesta del Uruguay. Esperamos que cumpla con lo que firmó”, había expresado también el canciller. Estas declaraciones causaron “sorpresa y malestar” en el país vecino, que las consideró como “una presión”. Hasta última hora de ayer, los expertos del comité científico binacional intentaron consensuar un protocolo, pero el resultado de la tensa reunión no fue satisfactorio. Según pudo saber Página/12, el planteo oriental no estuvo a la altura del acuerdo entre los presidentes, y las diferencias fueron irremontables en relación con el uso de sensores para medir de manera constante el funcionamiento de la pastera.

Informe: Gabriel Morini