Dom 14.11.2010

EL PAíS  › LOS ENCUESTADORES ANALIZAN LAS CHANCES DE LA OPOSICION

Los que pierden, los que sueñan

Reutemann se va, Carrió se distancia, Solanas se prepara. Un panorama de disensiones internas y acidez entre aliados muestra un presente complicado para una oposición. Los especialistas hacen números y analizan la situación.

› Por Raúl Kollmann

El cuadro de situación de las fuerzas opositoras pareció complicarse esta semana. El radicalismo exhibió diferencias cada vez más profundas; el Peronismo Federal perdió a Carlos Reutemann y es obvio que hay notorias discrepancias entre sus integrantes; en el PRO se percibieron también choques de distinto tipo; Elisa Carrió se distanció de todos y, para colmo, acusa de haberse vendido a sus ex socios, mientras que Proyecto Sur lanzará a Pino Solanas como candidato a presidente, pero está afectado por la recuperación del oficialismo. Página/12 consultó a algunos de los encuestadores más conocidos sobre los dilemas de la oposición. Aquí sus respuestas.

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¿Cuál le parece, en general, la situación de la oposición?

Graciela Römer, de Römer y Asociados: La muerte y desaparición de la escena política de NK –alguien cuya impronta marcaba no sólo la agenda de su propio partido sino también la de la oposición– ha producido un verdadero tsunami en el escenario político con miras a las próximas presidenciales. Si el posicionamiento de la oposición era difuso hasta la muerte de NK, hoy lo es mucho más. Es temprano para hacer conjeturas pero es claro que la oposición debe redoblar aún más sus esfuerzos para ofrecerse como alternativa creíble frente a un kirchnerismo liderado no ya por NK sino por CFK.

Enrique Zuleta Puceiro, de Opinión Pública, Servicios y Mercados (OPSM): La situación abierta luego de la muerte de Kirchner es todavía muy incierta. La situación tanto electoral como política de la oposición se ha deteriorado de un modo dramático. En lo inmediato, el primer reflejo del peronismo ha sido de convergencia. La candidatura de la Presidenta es casi obligada y opera como una especie de ficción ordenadora. Por un lado, suspende las hostilidades y luchas internas; por otro, abre un clima de expectativas de muchos gobernadores de acompañar la fórmula presidencial. Un peronismo unido –si no en la dirigencia al menos en los votos– implica una tendencia general hacia la polarización, sin duda la hipótesis más desfavorable para la oposición.

Doris Capurro, de Ibarómetro: La muerte de Kirchner fue un golpe muy duro para la oposición. Quedó sin argumentos, desorientada. En muchos casos, perdió su razón de ser, que se basaba exclusivamente en el antikirchnerismo, muy personalizado en la figura de Néstor Kirchner. La oposición enfrenta hoy el desafío de ofrecer un proyecto alternativo que vaya más allá de la objeción a las formas y a las modalidades del kirchnerismo, que confronte con su esencia. Habrá que discutir los temas de fondo: ¿quiere la ciudadanía volver a la jubilación privada, a la tutela del Fondo Monetario Internacional, a achicar el gasto social, a reprivatizar el fútbol, a la concentración de los medios, a una economía que achique el gasto público y enfríe el crecimiento? Todos éstos son los temas que se abren al debate.

Heriberto Muraro, de Telesurvey: La oposición, como bloque unificado, no existe. Lo que existe son distintos partidos que tienen distintas posiciones. No forman un solo bloque. No se pueden poner de acuerdo ni siquiera en las objeciones frente al presupuesto. El Peronismo Federal, por ejemplo, tiene que buscar tender puentes para que haya una verdadera interna en el peronismo, con el kirchnerismo incluido. Es que si el peronismo la quiere pasar más o menos bien tiene que unir fuerzas. No sumarse, protagonizar una batalla campal, los puede llevar a perder a todos: al oficialismo y al peronismo disidente. Para ambas partes es mejor. Y lo que sucedió enseguida después de la muerte de Néstor Kirchner, es que un sector del Peronismo Federal dijo que no va a dialogar. Además, considero que hay que cumplir con la ley, empezando por la de internas abiertas. Yo no digo que se pasen al kirchnerismo, digo que formen un polo y compitan dentro del justicialismo en aras de la famosa unidad del movimiento. La oposición en su conjunto, en un año pre electoral, no puede actuar como un bloque electoral, porque la competencia por la próxima presidencia será muy fuerte. El peronismo no está unificado, el radicalismo no está unificado, tienen que jugar sus internas en lo que marca el sistema de partidos.

Artemio López, de Equis: La situación de la oposición es muy comprometida, en especial para las fuerzas no propositivas que cobraron volumen editorializados por los medios hegemónicos y la crítica despiadada a Néstor Kirchner.

Ricardo Rouvier, de Rouvier y Asociados: La oposición se presenta fragmentada e impotente frente a un escenario político que parecía favorable el 28 de junio del 2009. Pero un día después tuvo y tiene al oficialismo como principal protagonista. No logra imponer un discurso público que la acredite como alternativa y no tiene un liderazgo nacional que la identifique como un reemplazo a lo actual. Ha hecho de las formas políticas y de Néstor Kirchner el principal antagonista. Al no estar el ex presidente, no tiene un adversario material para combatir, y carece de un proyecto para sustituir y superar la actual administración. La situación económica constituye una base objetiva y subjetiva importante para poder mantener niveles de adhesión al Gobierno. Y en este punto la oposición no encuentra resquicios importantes para avanzar. Con la muerte de Néstor el oficialismo peronista y no peronista se revitalizó; y el poskichnerismo se quedó sin posibilidades.

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¿Quién le parece el mejor candidato de la UCR y cómo cree que van a evolucionar las cosas en el radicalismo?

Roberto Bacman, de Bacman y Asociados: El radicalismo arrastra la pesada carga de superar lo que se ha instalado en el imaginario colectivo de los argentinos: el radicalismo, no logró culminar su gestión en los dos gobiernos que manejó tras el retorno de la democracia en 1983. Y esta carga se convierte en un verdadero estigma que debe superar. La única forma consiste en encontrar proyectos y figuras que representen un cambio de paradigma para romper con dicho estigma. Hasta el momento ha encontrado potenciales candidatos. Es obvio que eso no alcanza, pero es un avance: en las últimas elecciones nacionales necesitó recurrir a un extrapartidario (Roberto Lavagna, ex ministro de Economía de las presidencias de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner). Hoy por hoy, los posibles candidatos de la UCR (Ricardo Alfonsín o Julio Cobos) no superan el 13 por ciento, varios puntos menos que dos semanas atrás.

¿Quién es el mejor candidato para el radicalismo? Es difícil afirmarlo con certeza. Todo parece indicar que Ricardo Alfonsín lleva la delantera. Posee mejor imagen y le saca a Julio Cobos una ventaja de más de 10 puntos porcentuales en lo que a imagen respecta. Pero, como se sabe, imagen positiva no está asociada en forma directa con la intención de voto.

Capurro: Claramente, en una interna del radicalismo, hoy ganaría Ricardo Alfonsín. Pero, en la general, Julio Cobos puede cosechar más votos. Alfonsín se ve desdibujado, luego de la muerte de Kirchner, y Cobos aparece como el “verdugo” de quien hoy se ha transformado en un verdadero héroe nacional. La situación del radicalismo es bien difícil. Si el candidato final es Alfonsín, los radicales tienen la posibilidad de sumar otras fuerzas, como el Partido Socialista. Pero no se le reconocen a Alfonsín, capacidades y liderazgo para gobernar. Y, si el candidato es Cobos, tienen la posibilidad de ganar votantes del PRO y del peronismo disidente, en una eventual segunda vuelta. Pero perderían a una buena parte de los votantes de Alfonsín y del socialismo, que serían más proclives a votar a Cristina Fernández de Kirchner.

Römer: Hasta la muerte de NK, es decir antes del tsunami, Ricardo Alfonsín se perfilaba como favorito. Su capacidad para producir una mayor transversalidad política y sus atributos menos confrontativos, dialoguistas y también menos polarizante que Cobos, desde el punto de vista ideológico, lo hacían más funcional a lo que un sector importante de los electores demandan hoy de un futuro presidente. Hay que ver cómo evolucionan ahora las cosas.

Artemio López: El mejor candidato es Ricardo Alfonsín, Cleto Cobos ha quedado muy atrás en la carrera interna y la presidencia. El radicalismo, cuando consolide su fórmula nacional Alfonsín-Binner, será claramente la segunda minoría. Eso sí, hoy se ubica a no menos de 20 puntos de distancia debajo de Cristina Kirchner, que gana en primera vuelta con niveles de votos similares a los de 2007 y con chances de crecer aún más y hacer una elección histórica, superando el 50 por ciento de los votos.

Zuleta: El partido tiende a plebiscitar sin más trámite a Ricardo Alfonsín. Lo cual definiría inmediatamente un techo electoral angustiante. Perdería el voto independiente y, al mismo tiempo, toda posibilidad de renovación programática, de reunificación partidaria y de establecimiento de alianzas. Alfonsín es quien mejor conoce esta situación. De allí sus dudas y, en lo inmediato, un oportuno viaje al exterior que pondrá paños fríos a la ansiedad que consume a los dirigentes radicales. La impotencia para articular un papel claro y convergente para figuras como Alfonsín, Cobos y Sanz refleja las dificultades profundas de la UCR para asumir la condición de eje opositor en una elección de alta polarización como parecería ser la del 2011.

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¿Cuáles son los mejores pasos que puede dar Mauricio Macri?

Römer: Macri tiene poca autonomía para decidir. Depende mucho de decisiones que puedan tomar otros actores políticos, especialmente el peronismo disidente. Si este espacio se diluye, no veo para él como mejor opción, sino la replicación de la intendencia de la ciudad de Buenos Aires.

Capurro: Si se concreta la candidatura de Cristina, sus posibilidades de triunfo son, hoy, menos que mínimas. Pero, si quisiera construir su personaje como eventual futuro líder de la oposición, debiera ir a la presidencial. El tema es que no parece tener vocación para eso. A la luz de la realidad actual, definitivamente le convendría volver a intentar ser jefe de Gobierno de la Ciudad.

Artemio López: Los pasos de Macri son evitar que el PRO sea derrotado (cosa probable) en Capital. En esta perspectiva él puede ser vapuleado nacionalmente y encima cargar con una derrota en Capital. Sería su final como político. Y la derrota es probable. Capital tiene seguro ballottage y la segunda fuerza será el FpV, si Cristina, como todo hace suponer, reelige holgadamente, ese ballottage para el PRO es incierto, se crea clima de época favorable al oficialismo nacional y el resultado local es muy dudoso para las huestes del PRO.

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¿Qué ocurrirá con el Peronismo Federal?

Römer: ¿Quién lo sabe? Probablemente el Peronismo Federal se fragmente, con un sector duro que buscará quedar en la oposición y otro que pondrá sus esfuerzos en la unidad del peronismo. Creo que lo segundo es más probable como tendencia general de ese sector.

Bacman: Es cierto que el Peronismo Federal ha sentido el impacto tras el fallecimiento de Néstor Kirchner. Lo ha sentido pues se ha quedado sin la consigna que fue el objeto fundante de su nacimiento y existencia. Es más: en la medida que los argentinos rescatan los aspectos centrales de la gestión de los Kirchner, aspectos que en forma directa no hacen más que rescatar los aspectos centrales del peronismo primigenio, el sentido de su existencia parece que se le escurre como agua entre las manos. Al mismo tiempo las últimas encuestas dejan al descubierto que el oficialismo ha recuperado el perfil típico de su mayor apoyo hasta los días difíciles de la 125: los más jóvenes (18 a 35 años), los pertenecientes a la clase baja y los que residen en el interior del país. A estos segmentos de votantes se dirigían los esfuerzos del peronismo disidente. Por estos días parecen estar bastante lejanos para ellos. Desde el punto de vista electoral, las cosas tampoco los favorecen. Eduardo Duhalde (tomado como el mejor representante del Peronismo Federal en intención de voto) apenas orilla el 8 por ciento. La salida de Carlos Reutemann también es un aviso: el espacio construido al calor del enfrentamiento con Néstor Kirchner, en este nuevo contexto está en crisis.

Capurro: El Peronismo Federal ha perdido su identidad y ha entrado en una crisis existencial con las consiguientes fracturas internas. Probablemente, algunos pasen a ser parte del PRO y otros se disuelvan en el kirchnerismo.

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¿Qué hará Elisa Carrió?

Rouvier: Sus últimos movimientos la muestran más independiente que nunca y lejos de la UCR. Hoy, su adhesión a Ricardo Alfonsín está lejos de concretarse en una alianza política. Su peso electoral y su imagen han caído desde hace tiempo, pero puede perjudicar el promedio radical si van separados. Si se presenta sola será una candidatura testimonial. También puede competir en la ciudad, pero eso dependerá del cronograma electoral porteño. En las próximas semanas se decidirá si reflotan el Acuerdo Cívico y Social o la C.C. marcha por separado.

Zuleta: Su mejor opción es negociar con inteligencia su reingreso a un Acuerdo Cívico y Social reforzado y recompuesto. Fortalecería a su propio partido, revelaría capacidad para comprender la necesidad de grandes acuerdos en la oposición y por esta vía recuperaría su importante esencial en la fijación de la agenda pública argentina. La jeremiada bíblica y la profecía apocalíptica es su flanco menos favorable y es posible que en una situación como la actual tenga menos posibilidades que nunca.

Römer: No lo tengo claro, creo que su espacio hoy está cada vez más ocupado por Pino Solanas. Lilita está asumiendo un papel cada vez más críptico como referente moral y ello, lejos de acercarla a la gente, la separa.

Capurro: Todo indica que, si sigue por este camino, se queda sola, sin alianzas, sin amigos, sin electores.

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¿Qué le conviene a Pino Solanas?

Zuleta: Sus mayores posibilidades están en la ciudad de Buenos Aires. Está muy cerca de cualquier candidato del macrismo y es un casi seguro triunfador en segunda vuelta. Su propuesta y su discurso tienen buena recepción en sectores importantes de todo el espectro político porteño. A nivel nacional, sus posibilidades individuales son casi nulas y es posible que, en un clima de polarización sus activos electorales acompañen al oficialismo.

Capurro: Es otro de los grandes perdedores con la muerte de Kirchner. La revitalización del kirchnerismo produjo que algunos de los adeptos a Proyecto Sur prefieran garantizar la continuidad de este gobierno antes que arriesgar una vuelta al neoliberalismo, encabezado por el PRO o por el radicalismo. A Pino Solanas, definitivamente y en el caso de que quiera gobernar, le conviene postularse como jefe de Gobierno. Si no, será un buen candidato testimonial.

Römer: Presentarse a la presidencial. No va a ganar, pero puede obtener un caudal de votos significativo como para convertirse en un bloque importante en el Parlamento.

Rouvier: Al igual que Carrió: Proyecto Sur, si no realiza alianzas importantes, su expresión será también testimonial. La recuperación de imagen del oficialismo los afecta directamente. Solanas ha ratificado su candidatura presidencial y su efecto lo mediremos en el número del bloque parlamentario. Su cálculo estratégico se basaba en el naufragio del kichnerismo, pero esto no ha ocurrido.

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