EL PAíS › MACRI TIENE VARIAS CAUSAS ABIERTAS EN LA JUSTICIA POR EL úLTIMO TRAMO DE LA REMODELACIóN DEL COLóN
Además de las denuncias por el piso del ballet, hay otras por la mudanza de archivos y bienes, por el traslado de 278 empleados, por la integración del directorio y por la desaparición de objetos de valor, como el bastón de Puccini.
› Por Werner Pertot
Desde divas a personajes de la farándula felicitaron a Mauricio Macri en la inauguración del Teatro Colón. “Todavía no salgo del asombro de lo lindo que fue”, twitteaba por esos días el jefe de Gobierno, que esconde tras el telón un detalle: el paso de su gestión por el histórico teatro viene dejando una estela de causas judiciales. Algunas de ellas tratan sobre el traslado de archivos y bienes –en containers, a las apuradas y sin inventario–, sobre el cambio de los pisos que cuestiona el equipo de ballet, por el traslado de 278 empleados –que fue anulado por la Justicia– y hasta sobre la integración del directorio, que se discute en tribunales porque nunca incorporaron al representante de los trabajadores que marcaba la ley. También hay una causa penal por la desaparición de objetos de valor, como el bastón de oro de Puccini.
El primer informe de la comisión legislativa de seguimiento de las obras, que presidía en ese momento Teresa de Anchorena, advertía que “durante el año 2008 las obras quedaron prácticamente paralizadas”. Se trató de la época en que presidió el teatro Horacio Sanguinetti. La gestión del ex rector del Colegio Nacional de Buenos Aires seguramente pasará a la historia como una de las peores: el documento de la Legislatura hablaba de una paralización general, señalaba falencias en las obras y dejaba en claro que la principal tarea de esa época fue la redeterminación de precios. “La reforma escenográfica ejecutada en sólo un 20 por ciento, ya tuvo redeterminaciones por un 29 por ciento del presupuesto”, alertaban a comienzos de 2009. Agobiado, Sanguinetti se recluyó en sus estancias en Córdoba, desde donde mandó la renuncia. En su lugar, salió a escena Pedro Pablo García Caffi.
El teatro se cerró para acelerar las obras. El objetivo era llegar al Bicentenario y presentar al Colón como uno de los grandes logros de la gestión. Con ese fin, lo vaciaron a las apuradas: los libros, el archivo fotográfico, el de audio y video (desde los sesenta graban todo en celuloide) salieron en tropel. Ya en 2009, la comisión legislativa advertía sobre la necesidad de “hacer un inventario” de todo lo que salía, algo que no se hizo. Los archivos salieron en containers rumbo al centro de exposiciones, que queda detrás de la Facultad de Derecho de la UBA, y los talleres Lavardén. Fueron dejados a la intemperie, en pleno verano.
El delegado de ATE Máximo Parpanoli denunció esta situación al fuero contencioso administrativo y la causa recayó en el juzgado de Guillermo Scheibler. En febrero de este año, el magistrado hizo una inspección ocular en la que vio las condiciones en las que estaban las grabaciones (hay cerca de tres mil cintas, que registran desde aproximadamente 1962) y dictó una medida cautelar, en la que recordó que se trata de un “registro de la memoria del máximo coliseo argentino” y que no se encuentra digitalizado, ni existe un back up. Destacó que se encontraban hacía meses “en containers sin ningún tipo de ventilación, control de humedad o temperatura”. “Los containers poseían una instalación eléctrica precaria, lo que aumenta los riesgos, sobre todo ante el almacenaje de material inflamable”, remarcó Su Señoría.
El magistrado ordenó que se sacaran los containers de la intemperie y se acondicionaran los archivos. En un segundo fallo, en abril de este año, volvió a advertir que el traslado del patrimonio mueble “no se habría llevado a cabo con el cuidado que su importancia requiere”. La gestión PRO prometió hacer un depósito para guardar el material en mejores condiciones, pero incumplió por un largo tiempo la medida. El juez también constató que los empleados trabajaban en verano en containers-oficinas, con conexiones eléctricas precarias, sin ventilación ni luz natural, por lo que ordenó que tuvieran “condiciones dignas de trabajo los empleados del teatro”.
En julio, el juez mandó una inspección de los bomberos al centro de exposiciones, en donde encontraron las escenografías de madera y algodón en un ambiente sin suficientes matafuegos, con cables al aire. En el acta, los bomberos señalaron que se debía “reparar las bombas de incendio de manera que se encuentren en condiciones para su uso, se deberá incrementar el sistema de iluminación de emergencia, se deberá señalizar correctamente las salidas de emergencia”.
Los querellantes aportaron fotos en las que se veía que no se había cumplido la medida de preservar el archivo fotográfico, sistematizado desde 1967 con 400 mil fotografías. A raíz de esto, Scheibler fijó en julio una multa diaria de 300 pesos sobre el sueldo de García Caffi hasta que se resolviera la situación. El juez también les hizo adoptar medidas antiincendio. La gestión PRO fue cumpliendo lentamente con los fallos.
El maltrato a los archivos no es el único problema judicial con el que carga el gobierno de Macri. La encargada de la biblioteca, Diana Fasoli, descubrió que faltaban 164 objetos de valor del tesoro del teatro e hizo una denuncia penal. Entre los objetos desaparecidos, recordaba un bastón de oro que perteneció a Giacomo Puccini, una carta de Verdi, un manuscrito de Richard Wagner y muchas partituras originales, algunas del siglo XVI. Entre otros documentos históricos, había cartas como la de Giuseppe Anselmi dirigida a Picenzo, de 1906, en papel del Royal Hotel, programas del Teatro de la Opera, una tarjeta de Benjamino Giglio autografiada y el Legado Trinchero, que incluye fotografías de los frisos y bustos del Teatro Colón.
La causa penal no tuvo demasiado movimiento, pero en el Fuero Contencioso Administrativo, en tanto, Scheibler ordenó que hicieran un relevamiento de “todos los elementos de vestuario pertenecientes al Colón, de los bienes de la biblioteca y de los archivos de fotografía, audio y video”. Hasta ahora, ese inventario no se hizo. En un escrito, el gobierno porteño aseguró que es “de cumplimiento imposible”.
Los bailarines de ballet hicieron otra denuncia al Fuero Contencioso por el piso del escenario que se cambió. El 25 de noviembre, el juez Juan Vicente Cataldo fue a hacer una inspección ocular, en la que se encontró con un piso con “sectores englobados, que en algún caso parecen producto de la deformación de las placas de madera, y en otros por mal ajuste o deformación de la carpeta de linóleo. En la parte opuesta a la entrada de la sala, se observa el foso de la orquesta, que carece de baranda de seguridad”.
“Se observó en la sala una puerta identificada como salida de emergencia, con cartel, pero clausurada con cadena y candado”, advirtió el juez, quien estimó que se debe retirar la cadena “o bien se la clausura y elimina toda indicación, que sólo sirve para confundir y por tanto para aumentar el riesgo”. Su Señoría también tomó nota de que “los actores señalaron que además de las irregularidades que presentan, los pisos son muy duros y no amortiguan los saltos de los bailarines, con el consiguiente riesgo físico”. Sin una pericia técnica, no pudo concluir si los pisos son aptos o no, pero remarcó que a simple vista se encontró con maderas rotas o salidas en diversas salas de ensayo. El viernes pasado, ordenó que se reparen todas las maderas rotas, que coloquen una baranda en el foso y resuelvan el problema de la puerta de emergencia.
También convocó a una audiencia para el 21 de diciembre con los involucrados, que deberán llevar consultores técnicos para resolver el conflicto sobre la aptitud de los suelos.
Así como despidieron a cerca de dos mil contratados, en el Colón, como carta de presentación, intentaron trasladar a 278 empleados. También hubo jubilaciones forzosas: en los primeros días de la gestión PRO, el juez Cataldo recibió un amparo de veinte trabajadores a los que habían considerado jubilados y les habían dejado de pagar el sueldo. El juez ordenó que les pagaran hasta tanto se resolviera su jubilación.
Los delegados presentaron un amparo por los traslados y porque el directorio del teatro no integró a un director que debía ser votado por los trabajadores para integrar el Ente Autárquico Teatro Colón. Debía haberse incorporado al mes de creado el ente. Su elección había sido condicionada a que participase el 60 por ciento del padrón: el comicio lo convocaron para el 21 de diciembre de 2008 (tres días antes de Navidad) y participó el 47 por ciento.
Sin ese representante, aprobaron la estructura orgánico funcional del nuevo ente: resolvieron primero cerrar nueve áreas y luego volver a intentar la elección. El amparo de ATE llegó al juzgado de Scheibler, quien dictó una medida cautelar para que no separaran a los trabajadores. La Cámara revocó esa medida con el argumento del juez Esteban Centanaro de que era uno sobre cinco directores y que sus votos no hubieran hecho la diferencia. En el ínterin, hubo cuatro paros, tuvieron que devolver entradas, como ocurre por estos días (ver recuadro).
Finalmente, Scheibler emitió un fallo de fondo en el que declaró la nulidad de la resolución que sacaba a los 278 trabajadores y también las medidas que tomaron con la conformación actual. “La estructura orgánico funcional fue una resolución que dictó García Caffi unilateralmente, sin que pasara por el directorio”, planteó el abogado de los trabajadores Sebastián Alanis. Entre los que volvieron, están los delegados actuales. Por eso, mientras brindaba con champagne con Mirtha Legrand en el Colón, Macri se dio el gusto de cuestionar a Scheibler por dejar volver a los que hoy le hacen paro. Con un tapado blanco, la diva sonrió para la ocasión –el jefe de Gobierno le prestó el Colón para el aniversario 42º de su programa– y le dijo al líder de PRO: “Lo importante es que todo el país está en el Colón gracias a vos”.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux