EL PAíS › LOS ENCUESTADORES ADELANTAN LOS ULTIMOS NUMEROS AL INICIO DEL AÑO ELECTORAL
Los analistas coinciden en que la presidenta Cristina Kirchner encabeza los sondeos. Mauricio Macri y Ricardo Alfonsín se disputan el segundo lugar, pero a no menos de 15 puntos de distancia. Fortalezas y debilidades de cada uno.
› Por Fernando Cibeira
Aun con las turbulencias de las últimas semanas, la presidenta Cristina Kirchner ingresa al año electoral como amplia favorita, casi en un remedo del escenario de inicios de 2007, cuando ningún candidato opositor podía descontarle al oficialismo los 15/20 puntos de diferencia con los que se llegó a los comicios. Respecto de la oposición, según los encuestadores consultados por Página/12, el que mejores perspectivas de progreso muestra es el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, aunque cuenta con el limitante de la falta de una fuerza con estructura nacional, que casi lo obligaría a buscar una alianza con el Peronismo Federal. En contraposición, el radicalismo tiene la ventaja de un expandido desarrollo en todo el país, pero entró en una nube de indefinición en la que su precandidato más taquillero, el diputado Ricardo Alfonsín, hoy presenta mucho mejor imagen como dirigente que votos como aspirante a la presidencia. Pero, a diez meses de las elecciones de octubre, los analistas coinciden en que hay una porción del electorado –de centroderecha o moderado–, marcadamente opositor al Gobierno, que aún busca y todavía no encuentra dónde depositar su voto.
Los encuestadores distinguen entre imagen e intención de voto como dos indicadores diferentes, que a veces coinciden y en otras muestran particularidades propias. La Presidenta mostró un salto en ambos luego de la muerte de Néstor Kirchner, aunque ya venía en una leve tendencia alcista desde antes. Al compás de los sucesos de los últimos días –ocupaciones, represión policial, desabastecimiento– habría comenzado a sufrir una caída, pero más que nada en imagen y no así en intención de voto, que se mantiene sólida. Además, lo de la merma de imagen positiva sería, para algunos, sólo un estado de ánimo porteño.
Artemio López, de la consultora Equis, está entre los que piensan así. “Pensar que lo que sucede en Lugano influye en todo el país habla de un gran egocentrismo porteño. Hoy, el dominio electoral de Cristina Kirchner es absoluto, aun en las provincias más impactadas por la 125”, asegura. Roberto Bacman, de CEOP, acepta que “la Presidenta bajó un poquito en imagen en las últimas semanas, no tanto en la intención de voto”.
Los encuestadores muestran a Cristina Kirchner invariablemente en el primer puesto de los sondeos con porcentajes que van del 32 al 44 por ciento. Proyectados los indecisos, queda al borde o directamente ganando en la primera vuelta. Muy lejos aparece el segundo ubicado, que según los sondeos puede ser Macri –en leve ascenso con porcentajes que van del 10 al 17 por ciento– o Alfonsín –con adhesiones del 6 al 10 por ciento, pero en declive–. Enrique Zuleta Puceiro, de OPSM, cree que las diferencias que hoy muestra la Presidenta no son reales porque enfrenta una oferta opositora fragmentada que cuando llegue el momento de la verdad se unirá en unas pocas opciones.
Una mirada diferente aporta Sergio Berensztein, de la consultora Poliarquía, quien prefiere no hablar de intención de voto tan lejos de las elecciones y cuando –según sus números– todavía un 40 por ciento de los argentinos que está indeciso o ni siquiera se puso a pensar en quién va a elegir. “Dicho esto, estamos viendo una correción en los números que se habían dado luego de la muerte de Kirchner”, explica. De acuerdo con su visión, se había generado una reacción solidaria con la viudez de la Presidenta que provoca una situación ficticia porque el Gobierno nunca había tenido esos niveles de aceptación. “Volvemos de a poquito a la normalidad, con el Gobierno con un piso de apoyo fuerte pero acotado y una mayoría que está buscando”, agrega.
Una particularidad que marcan quienes hicieron encuestas en el último mes es que el alza en la intención de voto de la Presidenta es parejo en todo el país. Esto incluye a los distritos que han sido opositores al Gobierno durante los últimos años, que se abroquelaron durante el conflicto con el campo y que votaron en contra en las elecciones legislativas de 2009.
Según los números que maneja Artemio López, en provincias como Mendoza, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, Cristina Kirchner muestra niveles de adhesión tales –una intención de voto que va del 42 al 45 por ciento– que le permitirían ganar allí en primera vuelta. “El paso al costado de Carlos Reutemann dejó muy bien posicionada a la Presidenta en Santa Fe”, coincide Bacman. Doris Capurro, de la encuestadora Ibarómetro, también maneja la misma información, lo que dejaría a la elección 2011 prácticamente en el campo de lo definido, con poco lugar para las sorpresas. Otro punto en común es marcar el llamativo repunte kirchnerista en la Capital Federal, aunque posiblemente resentido en los últimos días (ver aparte).
Zuleta Puceiro, en cambio, cree ver que al oficialismo aún le falta recrear una alianza con los sectores medios urbanos, que fue lo que buscó en 2007 con la fórmula compartida con el radical Julio Cobos. “Para intentar ganar en la primera vuelta le falta atraer a ese sector que no creo que ya esté definido”, evalúa.
Para Berensztein, en el escenario “hay mucho ruido” y todo lo que se midió hasta hace unas semanas pasó a ser viejo. “El Gobierno tomó nota después de siete años del problema de la inseguridad y creó un ministerio, hay que ver cómo impacta. Lo mismo que las ocupaciones que no fueron sólo en la ciudad sino que se replicaron en 30 lugares de todo el país”, marca.
Si en algo coinciden los encuestadores es en señalar que el fallecimiento de Kirchner dejó a la oposición a la deriva, sin un blanco a donde apuntar sus tiros. “El galvanizaba mucho, su muerte le generó a la oposición un desafío que no ha podido resolver”, acepta Berensztein.
“La oposición se había recostado sólo en cuestionamientos antioficialistas que ahora no le sirven. Quedó desinflada y no tiene nombres que descuellen”, indica Analía del Franco, de la consultora Analogías. “La oposición no tiene una estrategia clara, hay un electorado opositor, pero no se siente representado por nadie”, agrega Capurro.
En ese cuadro complicado, el radicalismo parece haber retrocedido casilleros: algunos meses atrás tenía dos candidatos fuertes y ahora tiene tres más débiles. “En el radicalismo se renunció a la reunificación. Está Cobos por un lado, con una caída muy superior a la que se podía imaginar. Esto hizo caer también a Alfonsín, que ahora anda por el 10/11 por ciento. Por eso sale Ernesto Sanz, que va intentar a unir a todos los distintos sectores del radicalismo”, apunta Zuleta Puceiro.
Capurro explica que Cobos y Alfonsín ni siquiera habían podido consolidar el voto radical. “Si el candidato fuera Cobos, los alfonsinistas no lo votarían y, viceversa, si el candidato fuera Alfonsín, los cobistas no lo apoyarían. De ahí surge la variante Sanz, pero arranca con un muy alto nivel de desconocimiento”, dice.
Frente al declive de los postulantes radicales, quien viene consolidándose en el segundo lugar de intención de voto es Macri. Hay un tercio del electorado moderado, explican los encuestadores, que aún está a la búsqueda y el jefe de Gobierno tiene buenas posibilidades de agenciárselo. Los acontecimientos de los últimos días sirvieron para posicionarlo porque el Gobierno lo identificó como su rival y Macri se esmeró en buscar una posición diferenciada.
“Para la gente que busca una opción, que es mucha, ve en Macri a alguien que gestiona. Fue el propio Gobierno quien posicionó a Macri como algo distinto en el conflicto por las tomas y sin dudas él fue quien salió mejor parado. La gente vio su posición como más razonable, mientras que el Gobierno apareció dudando”, opina Berensz-tein. “Mientras más conflicto hay, Macri se afirma más en el favoritismo de la derecha del electorado”, añade Bacman.
Algunos consultores marcan como un fuerte límite para el crecimiento del jefe de Gobierno la falta de un partido con desarrollo nacional que apuntale su candidatura en todo el país. Eso, imaginan, lo llevará a buscar una alianza con el Peronismo Federal, con estructura pero sin candidato potable.
Luego de su ensayado lanzamiento al estilo norteamericano, Eduardo Duhalde apenas si muestra 5 puntos de intención de voto. Lo mismo sucede con la candidata de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, y con el de Proyecto Sur, de Pino Solanas, quienes por ahora se ubican más en el terreno de las candidaturas testimoniales que con chances ciertas de disputar el poder en 2011, según apuntan los encuestadores.
Un dilema para Macri es que un frente con el duhaldismo le aportaría la estructura nacional que necesita pero, en términos de imagen, le resta, porque ya le quita la chapa de “lo nuevo” en política con la que busca mostrarse.
“A Macri no le ha ido bien en la Ciudad, pero mantiene su imagen a nivel nacional porque quedó instalado como opositor al Gobierno con temas como seguridad ciudadana. Creo que finalmente Macri va a representar a ese electorado de centroderecha, no por él sino porque ese sector busca un candidato”, apunta Zuleta Puceiro. También Berensztein destaca la popularidad de Macri a nivel nacional conseguida durante su mandato como presidente de Boca Juniors, lo que le eximiría de la necesidad de contar con una estructura nacional. “La política hoy es muy mediática y Macri ya está instalado”, asegura.
Así están las cosas al inicio del año electoral. En apariencia, el oficialismo cuenta con amplias ventajas mientras que la oposición se mantiene en una nebulosa de indefiniciones que conspira contra sus posibilidades de descontar terreno, aunque hay un electorado atento a quien emerja de allí. Sus posibilidades están latentes.
Eso, claro, en tanto y en cuanto sea Cristina Kirchner la candidata del oficialismo. En su mensaje de fin de año, la Presidenta insistió anoche en su “compromiso con todos los argentinos” y su promesa de “redoblar sus esfuerzos” en 2011, pero hasta ahora nunca habló sobre su reelección. El Plan B –y que se sepa no hay otro- es el gobernador Daniel Scioli. Pero ahí, según Artemio López, habría que barajar y dar de nuevo. “Hay que medir todo otra vez, Scioli no es lo mismo, ni para afuera, ni para adentro del peronismo”, asegura.
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