EL PAíS › ENTREVISTA A ALBERTO SILEONI, MINISTRO DE EDUCACION
Admite que la Argentina no tuvo buenos resultados en la prueba internacional, pero asegura que la calidad también debe medirse a través de políticas sociales y que se están tomando las medidas adecuadas para mejorar. Paritarias, ausentismo y AUH.
› Por Nora Veiras
Alberto Sileoni conoce todos los vericuetos del Palacio Sarmiento. Fue viceministro de Daniel Filmus y de Juan Carlos Tedesco. En julio del año pasado se convirtió en el tercer ministro de Educación del kirchnerismo. En diálogo con Página/12 destacó que se llegó al 6,4 por ciento del Producto Bruto Interno de inversión en educación y explicó que la única forma de revertir los pobres resultados en la prueba internacional (PISA) de rendimiento de alumnos de 15 años es seguir priorizando la educación. “Corea obtiene los mejores resultados porque hace cuarenta años que decidieron apostar a la educación.” Rescató el impacto de la Asignación Universal por Hijo que permitió el regreso a las aulas de 150 mil a 200 mil chicos y confía en que se llegará a un acuerdo salarial con los gremios docentes en la primera quincena de febrero.
–¿Cómo se analiza la decisión política de apostar a la educación y la dificultad de que esto se refleje en resultados de calidad?
–Nosotros en algún sentido discutimos el concepto de calidad cuando se refiere exclusivamente a rendimiento de los alumnos. Creemos que los resultados de la PISA son insatisfactorios, que tenemos que mejorar. Pero creemos que la calidad se construye con otros elementos también: salarios docentes, construcción de escuelas, distribución de 35 millones de libros, de 3 millones de netbooks, vamos a terminar alrededor de 1700 escuelas. Es inevitablemente una educación de mayor calidad la que tiene un chico con un libro y no con una fotocopia, es de mejor calidad lo que les está ocurriendo a 400 mil chicos que están en las nuevas escuelas que hemos inaugurado. Asignación Universal por Hijo, generación de 4,5 millones de empleos, hay una serie de medidas sociales que van construyendo condiciones para que junto con otras intervenciones específicamente pedagógicas lleguemos a mejorar la calidad.
–Ahora, en promedio, entre 2000 y 2009 se bajó veinte puntos...
–Si bien se ve un descenso de la calidad, en comprensión lectora en 2000 obtuvimos 418 puntos; en 2006, 374 y en 2009 subimos a 398. ¿Estamos bien? No, no estamos bien pero fuimos junto con Colombia el país que más recuperamos –24 puntos–. Por eso me parece que no son de buena fe algunas interpretaciones que no contemplan que estamos mejorando. Llegamos a 6,4 puntos del PBI, este proceso lo empezamos en 2003. Corea hace cuarenta años decidió apostar a la educación, si en 1975 se la hubiera medido, seguramente no iba a estar en el lugar que está hoy. No quiero negar la realidad, tenemos que mejorar la calidad educativa pero también estamos tomando las medidas para que esa calidad educativa empiece a mejorar.
–Los resultados resultan más preocupantes cuando se desagrega por regiones, y el nordeste aparece con indicadores promedio muy bajos...
–Apuntás a una referencia que tiene doscientos años de explicación en la historia argentina, formamos parte de un federalismo débil, que estamos tratando de mejorar no sólo con medidas educativas sino con obra pública. Hay cinco provincias que concentran el 80 por ciento de la inversión. No nos llama la atención que en términos regionales esté mejor la zona de Cuyo que el norte grande. Esto se resuelve con inversión. Me parece que la peor de las conclusiones que uno puede sacar es para qué seguir invirtiendo si todavía no se ven resultados.
–¿Tienen datos precisos a esta altura del año de la cantidad de chicos que regesaron a la escuela a partir de la Asignación Universal por Hijo?
–Tenemos una hipótesis firme de que son entre 150 mil y 200 mil chicos recuperados. Fundamentalmente secundarios, algunos en sala de 5 y menos en educación primaria, donde la cobertura es muy amplia. Tenemos un informe de la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata que arroja historias muy interesantes: que a partir de la asignación, una madre dijo “le pudo poner leche al mate cocido”, hay otras que muestran mayor participación de los padres en las escuelas. Son medidas que van generando condiciones para que los chicos de los sectores más populares puedan ir a la escuela con mayor igualdad de oportunidades.
–¿La escuela cómo recibe a esos chicos/as que se fueron y vuelven?
–Estamos trabajando también paralelamente con la reforma de la secundaria. El 17 de febrero pasado la Presidenta lanzó una serie de medidas de reforma de la secundaria, entre ellas lo que llamamos dotar a las escuelas de recursos financieros para que realicen planes de mejora que tienen que ver fundamentalmente con la posibilidad de retener más alumnos, de incorporar tutores. El tema es cambiar institucionalmente la escuela, que haya más adultos tiempo completo que puedan seguir la biografía de los pibes, que puedan asistirlos a los chicos en el momento en que están más frágiles: la evaluación. Hemos hecho sondeos y nos muestran que muchos chicos han asistido más a los exámenes de diciembre, que en algunas escuelas se notó menos fracaso en los exámenes. ¿Qué pasa cuando en una familia de sectores no pobres un pibe empieza a tener problemas en la escuela? Le ponemos un profesor particular. Esto los sectores pobres no pueden hacerlo, ahí tiene que estar el Estado con profesores que los acompañen.
–¿Se avanzó en la posibilidad de que la Asignación Universal se extienda a familias que tienen a sus hijos en escuelas privadas gratuitas o de muy baja cuota?
–Las condicionalidades por ahora siguen igual. La Presidenta decidió estudiar muy bien el caso. La decisión final va a contemplar la mayor cantidad de casos en relación con que aquellos que la necesitan la obtengan.
–El ausentismo de los alumnos es uno de los problemas del secundario pero el ausentismo docente no le va en zaga, ¿se está estudiando alguna solución?
–La verdad es que es un problema. Hemos generado un trabajo en el seno del Consejo Federal. Estamos en una etapa de registro del problema. Hay algunas provincias que han avanzado con alguna solución que tiene que ver con algún tipo de bonificación salarial, presentismo. Tenemos que encontrar, junto con los gremios, algún tipo de criterio que permita disminuir el ausentismo. Es un problema regional, en reuniones con ministros del Mercosur lo vemos. Este año ha sido el de más clases en diez años. Una gran cantidad, dieciocho provincias, llegaron a los 180 días, otras que no llegaron están en 178/179.
–¿Cuándo va a haber resultados en la paritaria docente?
–Tuvimos varias reuniones, nos pareció prematuro tirar cifras. Pensamos que sería bueno llegar a un acuerdo en los primeros diez días de febrero, para eso quedamos en volver a juntarnos en la última semana de enero. Chubut, Neuquén y Salta ya arreglaron. El aumento rondó el 20 por ciento. Hay una actitud abierta de los gremios. Soy optimista.
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