Durante la semana que se inicia, la máxima conducción del Episcopado católico argentino, encabezada por el cardenal Jorge Mario Bergoglio, estará en Roma, donde se reunirá con las autoridades vaticanas y tendrá una audiencia con el papa Benedicto XVI. El viaje fue decidido casi por la unanimidad de los obispos en la última asamblea episcopal del año 2010 y adquiere especial relevancia en vista de algunas desavenencias entre la jerarquía local y la cúpula vaticana respecto de ciertas acciones político-institucionales y de los criterios para la selección de quienes serán futuros obispos. Además, a fin de este año, la Conferencia Episcopal celebrará elecciones para renovar autoridades.

Acompañado de los miembros de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia, Bergoglio recorrerá la mayoría de los dicasterios (ministerios) vaticanos transmitiendo los resultados de la asamblea –en la que se habló de la colegialidad y la colaboración entre obispos– y tratando también de disipar dudas y críticas que provienen de Roma. En los niveles directivos no se disimula el malestar que causan las interferencias que produce en la relación entre el Vaticano y la cúpula local la permanente intervención del cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, el único argentino que participa actualmente de la cúpula vaticana.

Si bien inició su carrera eclesiástica en la Arquidiócesis de Buenos Aires, se graduó en la Facultad de Teología de la Universidad Católica y fue secretario del cardenal Juan Carlos Aramburu hasta 1970, desde esa fecha Sandri se instaló en Roma, donde inició su carrera diplomática vaticana, siendo nuncio en Venezuela y México antes de llegar a su cargo actual. Se lo considera claramente alineado en las posiciones más conservadoras y mantiene estrecho contacto con el grupo de obispos argentinos que encabeza el arzobispo de La Plata, Héctor Aguer. A pesar de que el tema no se encuentra directamente bajo su responsabilidad dado el cargo que ocupa, Sandri sigue de cerca la realidad argentina y ha reclamado con vehemencia que los obispos tengan una actitud más combativa en defensa de la doctrina católica sobre la familia y moral sexual. Coincidiendo con Aguer y otros obispos en la Argentina, Sandri considera que la Iglesia debe oponerse a cualquier iniciativa de despenalización del aborto y entiende que la actitud de los obispos fue tibia frente al reconocimiento del matrimonio entre personas del mismo sexo. El nuncio apostólico (embajador vaticano) en la Argentina sostuvo en más de una ocasión que estos temas entran en la lista de los “no negociables” por la Iglesia Católica.

Sandri, vinculado también al ex embajador menemista en el Vaticano Esteban “Cacho” Caselli, ha sido vocero e impulsor de las críticas que se escuchan en los pasillos vaticanos en contra de la actual cúpula episcopal encabezada por Bergoglio, a la que los conservadores consideran “tibia” frente al Gobierno y poco clara en la defensa de las cuestiones doctrinales. La disputa tiene que entenderse también en el marco de la lucha interna de poder en el Episcopado, donde actualmente se discute la sucesión de Bergoglio al frente de la Conferencia Episcopal. El cardenal de Buenos Aires termina su segundo mandato en noviembre de este año y no podrá presentarse a una nueva reelección. Los ultraconservadores, encabezados por Héctor Aguer, aspiran a una conformación de la nueva cúpula del Episcopado que les permita controlar el organismo episcopal y no descartan la posibilidad de imponer un candidato propio para la presidencia. Todos estos temas estarán en la agenda que Bergoglio, acompañado por los vicepresidentes Luis Villalba (Tucumán) y José María Arancedo (Santa Fe), y por el secretario general Luis Eguía (auxiliar de Buenos Aires), desplegarán en los despachos vaticanos.