“Llegó la hora de hacerse cargo, porque el kirchnerismo siempre se hizo cargo de todos los desafíos”, azuzó el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, en el lanzamiento oficial de su precandidatura a la Jefatura de Gobierno porteña. Con la capacidad del salón de la Asociación Cultural Armenia en el barrio de Palermo colmada, Tomada resaltó el rol de la militancia y embistió contra el jefe de Gobierno Mauricio Macri, además de asegurar que “cualquiera sea el candidato del kirchnerismo” terminarán alineándose en contra del macrismo.

Cumpliendo con el lema “que florezcan mil flores” que dejó el ex presidente Néstor Kirchner como legado, Tomada formalizó ayer su intención de llegar a la Jefatura de Gobierno porteño instalándose en la terna que completan el ministro de Economía, Amado Boudou, y el senador Daniel Filmus. Secundado en el escenario por la ministra de Seguridad, Nilda Garré, y la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, Tomada cargó con fuerza contra el jefe de Gobierno Mauricio Macri. “Basta de Macri”, gritaron desde la platea y el ministro agarró al vuelo la expresión y retrucó que “hay un clamor generalizado para que se vaya y lo vamos a sacar con los votos cuando se digne a fijar las fechas de las elecciones”.

Después de un breve comienzo risueño cuando lo presentaron con su segundo nombre –Alfonso–, entre las butacas del recinto los militantes vivaban a Tomada cada vez que podían. Las banderas de la Corriente Nacional Martín Fierro, el Comedor Los Pibes y la Corriente Peronista, entre otras, ondeaban sin cesar mientras coreaban “Olé, olé, olé, olá, Carlos Tomada en la ciudad, y con Cristina en el proyecto nacional”.

El acto se inició con un homenaje al fallecido líder Néstor Kirchner con un video en el que dirigentes y militantes cantan el candombe “Nunca menos”, que dio paso al “yo soy argentino, soy soldado del pingüino”. También hubo entre los asistentes un diverso grupo de sindicalistas provenientes de distintos sectores. Los hubo moyanistas como Horacio Arreceygor, del Sindicato Argentino de Televisión, y del sector de Los Gordos, como Rodolfo y Héctor Daer. De la CTA, estuvo el titular del gremio de Aeronavegantes, Edgardo Llano, y el metrodelegado del subte Alberto Pianelli. El sindicalismo independiente se presentó con el metalúrgico de La Matanza Carlos Gdansky.

Mientras Tomada recordaba que “gobernar es militar, porque es hacerse cargo de los problemas de los demás”, puntualizó que el objetivo era “construir fuerza política para sostener las transformaciones que hicimos en la Nación y que vamos a hacer en la ciudad”. Atentos escuchaban entre los invitados los diputados Carlos Kunkel y Diana Conti, junto con el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, y Luis D’Elía. Detrás del precandidato se encontraban las personalidades políticas que sostienen la candidatura con su apoyo. Integrantes del Cabildo Abierto de los Peronistas Porteños como el presentador Enrique Masllorens o el subsecretario de Legal y Técnica, Claudio Heredia, se mezclaban con el nieto recuperado Horacio Pietragalla, el filósofo Ricardo Forster, el cineasta David Blaustein y los dirigentes Marcelo Koenig, del Movimiento Peronista Revolucionario; Jorge Quito Aragón, de la Corriente Martín Fierro, y Lorena Pokoik, de la Corriente Peronista, entre muchos otros.

Casi al cerrar su discurso, en el que agradeció a la militancia “por mantener la llama encendida que dejó Néstor”, hizo un llamado “a todos, los que vengan de otras historias, de otras identidades, para juntos transformar la ciudad de Buenos Aires” y dejó en claro que “cualquiera sea el resultado y el candidato del kirchnerismo, todos vamos a estar alineados con el candidato que tenga que disputar la batalla electoral contra el macrismo”, aludiendo a Boudou y Filmus. Después de cantar la marcha peronista, a la salida del acto, entre la multitud que se agolpaba alrededor del flamante precandidato, una señora vestida de rojo le revolvía la chanza sobre su nombre y le cantaba con afecto “Alfonso, Alfonso”, estirando la o, con los dedos en “V” y la mirada fija en la espalda del ministro con una sonrisa de lado a lado.