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Néstor Kirchner iniciará hoy una de las tareas más difíciles de su campaña: conquistar al electorado bonaerense. Lo hará con un acto en el microestadio de Lanús, acompañado del gobernador Felipe Solá, y con la esperanza de encolumnar a un distrito fragmentado detrás de su candidatura presidencial. A pesar de las predicciones, no será de la partida Chiche Duhalde, quien de todos modos ya tiene decidido ser la compañera de fórmula de Solá.
Kirchner será el principal orador del acto. Antes se harán cargo del micrófono el gobernador bonaerense y probablemente también el intendente de Lanús, y a su vez presidente del justicialismo local, Manolo Quindimil.
Habrá discursos improvisados y mucha pompa: se aguarda la presencia de funcionarios del gobierno provincial y también del nacional.
Para el santacruceño será el primer paso de una gran apuesta. No le fue fácil convencer al aparato justicialista para que le dé su apoyo y tampoco le resultará sencillo lograr el guiño del electorado bonaerense.
Sabe que Adolfo Rodríguez Saá cuenta con un número importante de votos, muchos de ellos traccionados por su candidato a gobernador, Aldo Rico, que sigue alto en las encuestas. Y tampoco desdeña el número de adeptos a Carlos Menem, pese a que todavía está huérfano de postulante a mandatario provincial.
Por eso Kirchner buscará a partir de esta tarde conquistar a los bonaerenses con una seguidilla de actos –unos tres por semana– que recién culminarían en marzo. La presencia de Solá en Lanús tiene varias explicaciones simultáneas. No sólo buscará tenderle una mano al santacruceño, sino que, además, convertirá el microestadio de Lanús en testigo de su primer acto de campaña para revalidar el título de gobernador, ahora con la fuerza de los votos.
Aun así, cerca del gobernador prefirieron relativizar al máximo el evento, muy probablemente por un dato que anoche no pasaba desapercibido para nadie: la ausencia de Chiche Duhalde. La primera dama es promocionada como “prenda de unidad” entre los bonaerenses y su presencia hubiese sido de una ayuda importante ya no sólo para Solá, sino también para el propio santacruceño.
Chiche ofrece algunas garantías. Puede por sí sola “alambrar” la provincia de Buenos Aires y también asegurar buena llegada en los sectores bajos. En eso mucho tiene que ver su vieja gran criatura: el sistema de manzaneras. Y también el caballito de su actual gestión: los subsidios para jefes y jefas de familia.
Kirchner mide bien en sectores medios y Chiche puede ayudarlo a conquistar los estratos más bajos, donde Carlos Menem le quita algunos cuerpos de ventaja. Por eso Kirchner no veía con desagrado tener hoy una foto junto a la coordinadora de Políticas Sociales. La explicación de su ausencia fue ayer una “charla pendiente” con el gobernador para ultimar detalles.
Esa conversación podría producirse hoy mismo. De lo contrario quedaría pendiente para el jueves, ya que el miércoles la primera dama tomará una avión hacia Tucumán para continuar con el ya poco recordado “Operativo Rescate”, con el que se busca paliar la desnutrición infantil.
Cerca de Solá, de todos modos, le quitaban trascendencia a lo que fuera a hacer la mujer del Presidente. “Solá mide muy bien la provincia por sí solo”, decían tratando de quitar la chichedependencia que suelen mostrar varios intendentes del conurbano, en especial aquellos que no dudaron en mostrar resistencia a la postulación del actual gobernador.
Todo indica, entonces, que no habrá demasiadas sorpresas. Ni siquiera se develará el nombre del compañero de fórmula de Kirchner.
Aunque ayer hubo un dato insignificante para muchos pero llamativo para otros: el lanzamiento de Alberto Balestrini para su reelección como intendente de La Matanza. Fue ante cientos de personas en un acto celebrado en González Catán. En otras palabras: todo indica que Balestrini dejaría así de integrar el lote de posibles candidatos a vicepresidente. “Kirchner nos daba aire pero me parece que en Gobierno no nos querían”, evaluaron cerca del intendente, también dando a entender que el sueño estaba terminado.