EL PAíS
Quindimil, Solá y Kirchner a toda campaña en Lanús
Néstor Kirchner lanzó ayer su campaña presidencial en el microestadio de Lanús. Para Felipe Solá fue el primer acto para su reelección. El fantasma de la negativa de Chiche Duhalde.
› Por Santiago Rodríguez
Después del desplante de Hilda “Chiche” Duhalde el momento no era tal vez el mejor, pero el destino quiso que el día de lanzamiento de la campaña en la provincia de Buenos Aires estuviera fijado de antemano, así que a Néstor Kirchner y, sobre todo, a Felipe Solá no les quedó otra que cumplir. “Este es el inicio de un camino para que todos los argentinos podamos recuperar nuestra dignidad perdida”, prometió el santacruceño en Lanús, rodeado de muchos aunque no de todos los duhaldistas de peso. Menos sonriente, el gobernador bonaerense aseguró que el peronismo gobernará “para todos, pero primero para los más humildes”.
Ni los bombos –que apenas si se detuvieron un instante para que Kirchner, Solá y el eterno y una vez más candidato a intendente de Lanús Manuel Quindimil pudieran hacer sus discursos–, ni el calor que hubo que soportar en el microestadio de Lanús lograron que la negativa de Chiche a candidatearse para vicegobernadora pasara a segundo plano: el tema fue motivo de comentario en las conversaciones con que los duhaldistas amenizaron la espera de la apertura del acto detrás del escenario y lo que primó fue el desconcierto. “Nadie encuentra una explicación”, contó a Página/12 uno de los peronistas que participó de esos corrillos. Entre los presentes se encontraban José Pampuro, José María Díaz Bancalari, Mabel Müller, Alberto Balestrini, Hugo Toledo, Jorge Argüello y Eduardo Sigal.
Sobre el escenario nadie demostró estar perturbado por el no de Chiche. Cierto es que a Solá se lo vio más serio que a Kirchner –la más sonriente en todo momento fue la esposa del candidato presidencial, la senadora Cristina Fernández–, pero una vez que empezó a hablar se permitió más de una broma. Lo central de su discurso fue destacar que “aquí estamos quienes no estamos conformes con la Argentina que vivimos, ni con la provincia que tenemos. Estamos aquí quienes creemos en la renovación” y comprometer al santacruceño a que ayude de manera especial al Gran Buenos Aires en caso de llegar a la presidencia. “Le pedimos –sostuvo– que impulse la creación de un nuevo fondo para el conurbano bonaerense y los distintos conurbanos del país.”
Antes de que Solá pronunciara su discurso, Quindimil se encargó de darle la pincelada peronista al acto. Presentado por el maestro de ceremonias de turno como “el último caudillo del movimiento peronista”, el seis veces intendente de Lanús deleitó a la militancia al darle “un minuto para que se desahoguen con todo” y así tocar los bombos sin que nadie les pidiera silencio. También se ganó el aplauso cuando dijo: “hoy estoy mirando al cielo y me parece ver a Perón y Evita diciendo ‘sigan adelante’”.
En su carácter de orador de fondo, Kirchner fue distinto y su discurso tendió a dividir claramente las aguas con Carlos Menem a quien no mencionó, pero sí dijo que “acá no hay ni uno ni dos peronismos, hay sólo una clara doctrina que nos guía a todos para construir el país de la justicia y la equidad... en nombre de nuestro justicialismo se han dicho muchas cosas, pero venimos nosotros a reivindicar a los que tienen hambre, no tienen trabajo, y estamos dispuestos a ponernos al frente de la gran batalla”.
Kirchner se presentó, además, como “la oxigenación para terminar con aquellos que lo único que hicieron fue llevarse lo que no les corresponde” y otra referencia concreta contra el menemismo fue que en “la década pasada se vendió parte del patrimonio de la Argentina”. En ese punto el santacruceño aseguró que recuperará los ferrocarriles “para que este país esté conectado como merece” y “paulatinamente vamos a ir recuperando nuestra renta petrolera”.
“No voy a pactar con aquellos que nos llenaron de vergüenza; les vamos a dar respuesta el 27 de abril junto con todo el pueblo”, manifestó también Kirchner y no fue su única promesa. Dijo, además, que “no me interesa llegar a la Casa Rosada para claudicar mañana” y dirigiéndose a los másjóvenes afirmó: “Vengo a jurar ante ustedes y los que no están, que dieron su vida por esta causa tan justa, que vamos a cumplir con el mandato de recuperar la patria, de cumplir con el mandato de Perón, con tener un gobierno en el que las cuentas cierren, con nuestros pobres, nuestros olvidados”.
En otro tramo de su discurso, Kirchner explicó que “el trabajo y la fuerte inversión pública más la educación y la salud tienen que ser los pilares de la transformación”. Ya sobre el cierre y antes de arengar a los suyos diciendo que “es fundamental volver al tiempo donde la generación que venía estaba mejor que la que se iba” señaló que “tenemos que dar vuelta la torta para hacer una Argentina en la que todos seamos parte”.