Hasta no hace mucho tiempo, tal vez horas nomás, uno de los postulantes más firmes para ser el número dos de Néstor Kirchner era el gobernador Eduardo Fellner. Sin embargo, desde que se conoció la negativa de Hilda “Chiche” Duhalde a ser la compañera de fórmula de Felipe Solá todo cambió. Por si acaso, por si la primera dama decide convertirse en la compañera de fórmula de Kirchner, el jujeño se recluyó en su provincia cumpliendo con la vieja máxima de Juan Perón que aconsejaba “desensillar hasta que aclare”.
La semana pasada, pese a los numerosos nombres que se barajaban para acompañar al santacruceño, varios ministros del gabinete nacional daban por cerrada la fórmula Kirchner-Fellner. Juraban que a Eduardo Duhalde la idea lo entusiasmaba. Incluso dicen que el Presidente llegó a decir que le gustaba la idea de tener un candidato a presidente de la Patagonia, un vice del extremo norte del país y él empujando desde la Pampa Húmeda. Frase que para los oídos del jujeño era música celestial. A Kirchner tampoco le disgusta la posibilidad de que Fellner, su coordinador de la campaña proselitista en el interior, sea su vice. De todas formas se resiste a dar pistas sobre la identidad del elegido. Ayer, por caso, dijo que su vice ya está al tanto de la designación pero se negó a identificarlo.
Sin embargo, cauteloso como siempre y cultor de un exagerado bajo perfil, Fellner prefirió no decir nada respecto de su postulación. Sus colaboradores dicen que lo hizo por temor a ser utilizado para una operación política en desmedro de algún otro precandidato a vicepresidente. Esto no quiere decir que el hecho de ser uno de los posibles integrantes de la fórmula presidencial no lo entusiasmara. Todo lo contrario. De todas formas el mandatario norteño sabe que su nombre se estampará en la boleta electoral sólo si se cumplen ciertas condiciones políticas.
Las condiciones a las que hace referencia el gobernador son simples: en primer término considera que su nombre sólo ayudará si Kirchner crece electoralmente en los sectores de menores ingresos porque de esta forma el rostro del jujeño, desconocido en más de una provincia, ayuda ante un establishment remiso a la figura de Kirchner al que consideran “un lobo solitario e imprevisible”. Ahora bien, Fellner es consciente de que si el santacruceño no tracciona a la clase baja su nombre tiende a difuminarse y cobra importancia el de Chiche Duhalde, a la que considera “fundamental a la hora de convocar el voto de los sectores populares”. Algo de esto comenzó a sentir Fellner cuando se enteró por las agencias de noticias de que la primera dama rechazó el convite a ser la compañera de fórmula de Solá. De todas maneras, en su negativa a acompañar a Solá, Chiche Duhalde habló de no participar en el futuro esquema de poder en general y no sólo como vicegobernadora.
Hasta tanto aclare, el jujeño decidió mantenerse en su provincia y seguir aportando al Nuevo Espacio Peronista, donde milita junto a Kirchner, a la campaña proselitista del santacruceño y a cuidar las cuentas de su gobierno por si tiene que pensar en repetir su administración.