Hace dos meses Martín Buzzi, el delfín del gobernador Mario Das Neves, tenía ganadas por goleada las elecciones en Chubut. Hoy, el día de la verdad, es favorito, lo que no está nada mal pero es menos. La mayoría de las encuestas le auguran ventaja aunque los consultores, con Catamarca entre ceja y ceja, extreman su prudencia. Vaticinan una gran polarización, como hubo en la provincia norteña. Uno de sus términos volverá a ser el Frente para la Victoria (FpV), que candidatea a Carlos Eliceche. El otro, un peronista federal, mientras en la provincia norteña fueron los radicales. Los justicialistas disidentes quedaron terceros, en lontananza.

Cuando hablen las urnas se verá dónde quedó el radicalismo chubutense que supo primar durante años, tanto que prevaleció en cuatro de las siete elecciones a gobernador. Tras 28 años de democracia ininterrumpida, son pocas las provincias con tan prolija alternancia. Y muy contadas aquellas donde el radicalismo va punteando. En ésta todo sugiere que los compañeros, en alguna de sus vertientes, le empardarán el score.

Carlos Maestro, que fue dos veces gobernador y referente máximo de los boinas blancas, y su pollo-sucesor José Luis Lizurume, son, apenas, postulantes a legisladores provinciales. Dominaron la escena local entre 1991 y 2003, cuando Das Neves llegó al gobierno con una diferencia estrecha.

Chubut es más rica que Catamarca, una cifra oficial es orientadora. En Catamarca más del 10 por ciento de la población total percibe la Asignación Universal por Hijo (AUH). En Chubut, a febrero, la cobraban aproximadamente 27.000 chicos, poco más del cinco por ciento de los 506.668 pobladores que arrojó el Censo de 2010. La población más carenciada es sensiblemente menor, en una provincia con más habitantes.

Para Das Neves, la parada es crucial, tanto que, “a lo Duhalde”, anunció que se retirará de la política si su lista es batida. Esos amagues jamás deben ser tomados al pie de la letra, aunque es patente que se consumirían sus (de por sí menguadas) chances en la exótica interna del Peronismo Federal. Das Neves lleva 8 años de mandato y no 20, como los radicales catamarqueños. Su imagen positiva es alta y no toreó a la ciudadanía como su colega catamarqueño Eduardo Brizuela del Moral, aunque la instó a que no le cortaran las piernas. Son diferencias dignas de mención.

Una victoria del FpV rompería los relojes, una derrota ajustada sería una excelente señal para el kirchnerismo, de cara a las elecciones presidenciales.

Como es regla en cualquier compulsa distrital, las grandes municipalidades también cuentan. Los dos candidatos más taquilleros son intendentes. Buzzi de Comodoro Rivadavia, la ciudad más grande y pujante de la provincia. Eliceche gobierna Puerto Madryn. Los artífices de la campaña del kirchnerismo procuraron “pegar” su imagen a la de la presidenta Cristina Fernández.

Después del cimbronazo de Catamarca, la oposición y sus medios afines claman por proclamar un empate en un virtual resultado nacional. Habrá que leer el veredicto electoral. Si se asemeja a los pronósticos no habrá paridad sino marcada hegemonía del FpV, competitivo en dos distritos bien diferentes, donde parecía perdido de antemano. Sus aliados tienen pinta de prevalecer, cómodos, en las tres competencias por venir: La Rioja, Neuquén y Misiones.

Los diputados Felipe Solá y Francisco de Narváez avisaron que volarán al sur, para hacerle gamba a su compañero-adversario Das Neves. Es una carambola a dos bandas: si sale bien podrán mostrarse ganadores frente al kirchnerismo y más gozosos que Julio Cobos y Ernesto Sanz, que viajaron en vano a Catamarca. “La oposición” es un artilugio discursivo, son varias las fuerzas opositoras que bregan por acomodarse en el segundo puesto en las elecciones presidenciales, especulando con dar un batacazo en la segunda vuelta. Corren de atrás, pero ningún escenario es imposible cuando falta mucho tiempo. Máxime si el oficialismo no maneja con calidad la ventaja que construyó, a pulso y con gestión, desde sus malos ratos de 2008 y 2009 (ver asimismo nota principal).