EL PAíS › LA UCR Y EL SOCIALISMO SE PREPARAN PARA EL CASO DE RUPTURA
Ricardo Alfonsín avanza en su estrategia de sumar peronistas disidentes y piensa en posibles compañeros de fórmula. Hermes Binner podría encabezar un frente progresista o concentrarse en Santa Fe. Ayer los socialistas volvieron a descartar una sociedad con De Narváez.
› Por Sebastian Abrevaya
Después de meses de ambigüedades y de una última semana en la que se profundizaron las turbulencias en la delicada relación que mantienen radicales y socialistas, cada uno de los partidos políticos empezó a analizar seriamente las alternativas a seguir en caso de que fracase el intento por armar un frente común. El radical Ricardo Alfonsín avanza con su idea de pasar con la ambulancia por los 24 distritos del país recogiendo voluntades del destartalado peronismo disidente, entre las que se destaca la del colorado Francisco de Narváez en Buenos Aires. Varios dirigentes se barajan como eventuales compañeros de fórmula, pero ninguno es una opción concreta. Graciela Ocaña, Roberto Lavagna y Felipe Solá son los nombres que circulan como al pasar por los pasillos del Comité Nacional. Los socialistas, en cambio, tienen dos opciones: por un lado, que Hermes Binner encabece un frente progresista acompañado por Margarita Stolbizer, Fernando Pino Solanas, Luis Juez y Víctor de Gennaro, y por el otro que resigne su postulación y se quede en Santa Fe.
Con la presencia estelar de Binner, la Comisión de Acción Política del socialismo se reunió ayer y elaboró un documento lavado, en el que evitó dar definiciones contundentes y anticipar su futuro político. Simplemente ratificó la necesidad de construir un Frente Progresista y advirtió que “no todos forman parte de un espacio progresista” (ver aparte). Entre mañana y pasado, el socialismo mantendrá un encuentro con el titular de la UCR, Angel Rozas, donde se definirá la situación. Hasta anoche, la diferencia respecto de la inclusión o no de De Narváez se convertía en el detonante de la ruptura. Los estrategas de uno y otro partido analizan por estas horas cómo pagar el menor costo político.
Binner es un dirigente que en siete días cumplirá 69 años. Fue concejal, intendente de Rosario y gobernador. Repite cada vez que puede que el Frente Progresista Cívico y Social que reúne a socialistas, radicales, demócratas cristianos, el GEN y la Coalición Cívica es la construcción ideal que se imagina para la Nación. Luego del triunfo de su delfín, Antonio Bonfatti, en la primaria santafesina, anunció que le gustaría ser candidato a presidente, pero al mismo tiempo explicó que no le quita el sueño una candidatura.
Ya casi no quedan radicales que reconozcan la posibilidad de dar marcha atrás con el acuerdo con el Colorado. Binner lo sabe y analiza qué alternativa tomar. Uno de los hombres más cercanos al mandatario admitió que sin el desarrollo territorial y económico de la UCR, el frente con Proyecto Sur de Pino Solanas en Capital Federal, el GEN de Stolbizer en Buenos Aires, el Frente Cívico de Juez en Córdoba y Unidad Popular de Víctor de Gennaro está destinado a ser una expresión minoritaria. El único distrito en condiciones serias de ganar sería Santa Fe, si es que el cortocircuito con la UCR a nivel nacional no repercute negativamente en la provincia. El intendente de Santa Fe, Mario Barletta, ya les avisó: “Sin la UCR no hay triunfo en la provincia”. Se trata de una advertencia a la hora de repartir eventuales cargos en el distrito de cara a las elecciones generales del 24 de julio, pero no por eso deja de ser un peligro latente.
Esos son los argumentos de Binner para rechazar la candidatura presidencial, además de la falta de tiempo para levantar su bajo nivel de conocimiento público. En paralelo, sufre las presiones de los dirigentes de otros partidos que lo necesitan para colocar sus nombres en las listas de diputados nacionales. Pero Binner tiene también la responsabilidad de cuidar la proyección nacional del partido. El PS renueva cinco de los seis diputados que tiene, por lo que podría quedar casi sin representación parlamentaria. Empujar la lista de diputados por Santa Fe colocándose a la cabeza le sirve para ese distrito, pero desguarnece el resto del país.
La danza de compañeros de fórmula de Alfonsín lleva varios meses, tantos como la indefinición de Binner. En el entorno del hijo del ex presidente aseguran que será alguien con “un perfil socialdemócrata”. Lo cierto es que no hay ninguna conversación que haya prosperado más allá del rumor. La ex ministra de Salud Graciela Ocaña aspiraría a una banca en diputados antes que a una vicepresidencia con futuro incierto. Roberto Lavagna ya dijo públicamente que no hubo ninguna conversación ni ofrecimiento e hizo saber que no lo entusiasma esa idea. Además, dirigentes alfonsinistas como Gerardo Morales deberían olvidarse de los insultos que le prodigaron en privado, cuando el ex ministro de Duhalde y Kirchner se mostró en Olivos luego de encabezar una fórmula sostenido por la estructura de la UCR, en 2007. “Lo de Michetti fue una bomba de De Narváez para tratar de comerle algo a Macri. Felipe es el único que le aportaría algo a Alfonsín y además sería una prenda de unidad con el PJ, pero se concentraría la fórmula en la provincia de Buenos Aires”, analiza un operador todoterreno.
Más allá de la fórmula, los radicales fueron tejiendo en reserva conversaciones con los peronistas disidentes en otros distritos. El “papelón” de Duhalde y Rodríguez Saá les habilitó la negociación para sumar adhesiones antikirchneristas. De Narváez quiso convertirse en el “aglutinador” de esos dirigentes y gestionar las conversaciones con el radical, que él ya tiene avanzadas. Alfonsín rechazó intermediarios. Si se produce la ruptura, empezarán a florecer los acuerdos.
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