Lun 24.02.2003

EL PAíS  › EN LA REPRESION A LOS PIQUETEROS

Tirador identificado

Por las fotos aportadas por Página/12 a la causa, se pudo identificar al cabo Collman como el bonaerense que disparó a quemarropa y en la cabeza contra un militante de Correpi en Avellaneda.

› Por Laura Vales

Un testigo identificó ante la Justicia al cabo Lorenzo Collman como el policía que el día de la represión en Avellaneda, durante el allanamiento ilegal al local de Izquierda Unida, le disparó en la cabeza a Mariano Benítez, militante de la Correpi, según confirmaron abogados de esa organización. El reconocimiento fue realizado por un piquetero que vio, desde los techos, cómo el cabo se acercaba a la víctima y le tiraba a quemarropa con munición de goma. Hasta ahora no había pistas sobre quién había sido el agresor, porque Benítez estaba con la cabeza gacha, tirado en el patio, cuando lo hirieron. Sus abogados pedirán ahora la detención del policía por intento de homicidio.
El cabo fue identificado en base a las fotos aportadas por Página/12 al expediente judicial. Es el efectivo que aparece sobre el costado izquierdo de la imagen, sin casco, sosteniendo una itaka en el momento en que la Bonaerense tira abajo la puerta. Una vez que rompieron la cerradura, los bonaerenses arrojaron dentro gases lacrimógenos y comenzaron a perseguir a los que intentaban escapar saltando tapiales o buscaban esconderse en las casas vecinas.
“El testigo era uno de los que estaban dentro del local cuando la policía pateó la puerta”, detalló ayer el abogado Claudio Pandolfi. “El corrió hasta el patio y logró subir al techo de la vivienda para escapar, junto a otra persona, pero los efectivos que estaban entrando por las terrazas los detuvieron. Quedaron los dos arriba del techo, con las manos en la nuca, y desde allí vio lo que pasaba: a Mariano en el piso, al policía Collman entrando y disparándole”.
El operativo se realizó sin orden judicial cuatro horas después de la represión en el puente. Las personas que estaban dentro del local eran desocupados y militantes que se habían reunido allí para armar un listado de heridos y detenidos. Benítez, estudiante de sociología de 24 años, pasó por el lugar mientras ayudaba a llevar heridos al Hospital Fiorito y colaboró en el tema de las listas. Estaban por irse cuando escucharon estallidos en la esquina y después los golpes en la entrada.
“Rompimos una puerta de atrás para poder escapar”, contaría más tarde Mariano Benítez; “Ellos entraron y empezaron a disparar a la gente que subía a la terraza o trataba de saltar a otra casa. Quedamos unos veinte atrapados en un pequeño patio, no se veía nada por los gases, se escuchaban gritos de ‘al suelo, al suelo’. Cuando me estoy tirando veo dos botas que entran y ahí me disparan en la cabeza. Yo estaba en el piso y el tipo a un metro y medio, más o menos. Me quise levantar, el mismo tipo me pateó, empecé a gritar, sentí calor y pensé que era un gas. Entonces, otro policía más joven, que se hacía el bueno, me tiró agua fría en la cabeza. Perdí mucha sangre y no le creí cuando me dijo que no me preocupara, que eran balas de goma”.
Según otros testimonios, Collman manoseó después a las mujeres detenidas con la excusa de cachearlas, hasta que un oficial le pidió que se retirara.
Collman tuvo una participación fuerte durante la represión. Horas antes de ingresar al local de IU, fue parte del grupo que al mando del comisario Alfredo Fanchiotti entró a la estación de trenes de Avellaneda, donde mataron a Darío Santillán.
Al igual que otros de los integrantes de las patotas policiales más activas de esa jornada, el cabo era subordinado de Fanchiotti en el Comando de Patrullas de Avellaneda. En julio del año pasado estuvo detenido por poco tiempo, cuando quedó claro que había estado en el hall donde murieron Santillán y Kosteki, y que sin embargo había ocultado lo sucedido. Quedó procesado por encubrimiento y por el allanamiento ilegal, en el expediente que se sigue aparte sobre el local del PC; como ambas figuras tienen penas excarcelables, recuperó la libertad. Pandolfi opinó ayer que el testigo que ahora lo señala (por cuestiones de su seguridad personal no se difunde su nombre) ofreció un relato “conteste otros elementos de la investigación”.
“Aparece además en varias fotografías de los hechos, lo que documenta que estuvo allí, y auxilió a Mariano después de que fue herido.” El abogado agregó que ofrecerá la declaración de una segunda persona que podría haber visto el momento del disparo.
Por los asesinatos de Santillán y Kosteki están detenidos Fanchiotti y su chofer Alejandro Acosta. La Cámara de Apelaciones de Lomas de Zamora ratificó en el mes de diciembre sus prisiones preventivas, bajo los cargos de “doble homicidio y homicidio en el grado de tentativa”. El fiscal Juan José González consideró que había elementos para agravar esa pena por la alevosía con que fueron cometidos los crímenes, criterio que los camaristas no respaldaron.
La estrategia de Fanchiotti ha apuntado, hasta ahora, a descargar todas las culpas sobre su chofer, argumentando de que él no disparó con munición de plomo. El criterio de la fiscalía es por el contrario que ambos dispararon sobre los manifestantes con el fin de matar. Los cargos contra los policías incluyen el intento de asesinato de Aurora Cividino y Miguel Angel Paniagua, los dos heridos sobre la avenida Pavón antes de llegar a la estación de trenes.

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