Mar 25.02.2003

EL PAíS

El PJ Capital perdió el candidato y la unidad

Hay bronca entre quienes acompañaron al motonauta en la interna. También hay mar de fondo contra una eventual candidatura de Lavagna.

› Por Fernando Cibeira

Lo del PJ porteño parece chiste. Después de pasar una década intervenido, el domingo realizó una interna para normalizarse pero resulta que la prenda de la unidad interna, la candidatura a jefe de Gobierno de Daniel Scioli, se pinchó. “Cuando un proyecto pierde su liderazgo, la construcción queda sin sentido”, analizó Alicia Pierini, quien iba como compañera de fórmula de Scioli y ahora quedó como novia abandonada frente al altar. Para peor, el secretario de Turismo irá como vice de Néstor Kirchner, lo que para los menemistas que conformaron la llamada “unidad” capitalina es como un puñal en la espalda. Y para darle la última pincelada al cuadro, el ensayo del presidente Eduardo Duhalde de candidatear en la ciudad al ministro Roberto Lavagna por ahora tiene más detractores que entusiastas.
Quedaba pendiente el resultado final, pero la presunción era que la lista Verde, Azul y Blanca, la de la mentada unidad, consiguió el domingo la mayoría y la minoría, ante la frágil oposición que le representó una boleta de sindicalistas. La lista ganadora proclamó al jefe de la SIDE, Miguel Angel Toma, como presidente del PJ porteño, al subsecretario de Interior, Cristian Ritondo, como primer candidato a diputado y a Diego Santilli como cabeza de los legisladores de la ciudad.
Los congresales que resultaron electos el domingo se convirtieron en fundamentales en cuestión de horas. Ayer mismo se decía que una vez que la Justicia certificara los resultados, lo primero que hará la nueva conducción será llamar a un congreso del distrito para resolver el agujero que les creó la deserción de Scioli. En principio, era evidente que seguir hablando de unidad era irreal. Los menemistas hicieron cola para pegarle al secretario de Turismo.
“Nos usó a todos para instalarse sobre la base de destruir la confianza de la gente que volvió a creer en la política”, lo atacó Kelly Olmos, quien en su momento se lanzó como precandidata a jefa de Gobierno por el menemismo y luego quedó como postulante a diputada de la unidad. “Es una falta de respeto al justicialismo metropolitano y a los independientes que participaron de la interna”, agregó el joven menemista Mariano Mera, quien resultó electo secretario general del distrito. Pierini era más moderada: prefería salvar la actitud de Scioli. “Tengo una amistad personal y conozco su buena fe”, explicó. En cambio, le resultaba más sospechosa la oportunidad del ofrecimiento de Kirchner. “Si esto hubiera sucedido dos meses atrás, no hubiéramos sufrido todos estos inconvenientes”, agregaba.
Algo que cayó muy mal entre la dirigencia porteña fue que Scioli les asegurara una y otra vez que todavía no había cerrado ningún trato con Kirchner, cuando en todos lados se daba como un hecho. Es más, al mismo tiempo que el secretario de Turismo les decía que aún tenía algunas reuniones hasta tomar una decisión, desde la oficina del gobernador de Santa Cruz anunciaban el acto de presentación de fórmula para hoy a la tarde. “Pareciera que Kirchner se convirtió en el vocero de Daniel Scioli”, se quejó Pierini.
Entre los sectores no menemistas del armado porteño, el clima también era denso pero no tan dramático. Lo que más se repetía era que quedaba bastante tiempo por delante hasta las elecciones en la ciudad –se calcula que como muy temprano se harán en junio– y que no había por qué tomar una decisión apresurada. Entre los duhaldistas ya había comenzado a analizarse el globo de ensayo lanzado desde la Rosada sobre la candidatura de Lavagna en reemplazo de Scioli. “Me parece una opción atractiva, pero no es Scioli. Daniel ya tiene algunos años militando en el distrito”, respondía uno de los dirigentes duhaldistas porteños. La inquietud de propios y extraños tenía su origen en la falta de datos sobre el nivel de popularidad del ministro de Economía en la Capital. Para los menemistas, pensar en un candidato ministro de Duhalde era una locura. “A mí no me van a traer un candidato que no conoce las calles de Buenos Aires. Lavagna conoce nada más que las calles de Bruselas”, sostuvo Pierini.

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