EL PAíS
› EL ASESINATO DEL COMISARIO JORGE PIAZZA PARA TAPAR OTRO HOMICIDIO
Crece la hipótesis del crimen mafioso
Creen que el comisario fue secuestrado por alguien conocido y le dan poco crédito a la hipótesis sobre un robo. El diputado Gutiérrez dijo que la víctima aportaría nuevos elementos sobre el homicidio de su hermano.
› Por Raúl Kollmann
El rompecabezas del asesinato del comisario retirado Jorge Piazza no parece fácil de armar y con las horas sólo fueron apareciendo piezas sueltas. La sospecha es que fue secuestrado por alguien conocido, tal vez otro policía, razón por la cual no hay ninguna evidencia ni testimonio sobre algún hecho violento previo al secuestro. Una banda de reducidores de autos se acercó hace cuatro días a un desarmadero y ofreció el coche —un Volkswagen Gol 93– que conducía Piazza en el momento de su desaparición. Los delincuentes pidieron apenas 300 pesos, señal clara de que el vehículo les quemaba. Algunos investigadores interpretan que ello lleva a la hipótesis de que al comisario lo mataron en un robo, aunque la mayoría de los que participan en la pesquisa creen que el tiro en la nuca, el hecho de que lo hicieron arrodillar y el haberlo dejado en el cañaveral son marcas claras de un crimen mafioso. Es más, una parte de la familia de Piazza y el diputado Francisco “Barba” Gutiérrez dieron a conocer nuevos elementos que demuestran que se estaba reflotando el expediente de un crimen mafioso que en su momento investigó Piazza. La idea es que ahora lo mataron para silenciarlo y terminar de tapar aquel asesinato con este otro.
Ayer los investigadores volvieron a revisar el descampado, lleno de ratas, en el que apareció el cuerpo del comisario retirado. A varios metros de donde se encontró el cadáver, se detectaron los zapatos de la víctima y la búsqueda se orientó a encontrar el proyectil, ya que los asesinos le dispararon en la nuca, pero la autopsia determinó que existe un orificio de salida. Hasta el momento, ese proyectil no se encontró y no será fácil encontrarlo en ese pajonal inhóspito. Las investigaciones se orientan a determinar si a Piazza lo mataron allí o si le pegaron el tiro en otro lado y, de noche, arrojaron el cuerpo en el descampado. Los encargados de la pesquisa en Quilmes creen que a Piazza lo llevaron hasta el cañaveral, ahí lo habrían obligado a arrodillarse y lo ejecutaron. Quienes conocían al comisario argumentan que es muy difícil que se haya dejado llevar hasta un lugar tan inhóspito, por lo cual creen que lo mataron en otro lado, lo metieron en un auto y, de noche, lo cargaron entre dos o tres para tirarlo en el cañaveral. Ambas alternativas hablan poco de una muerte producida en el marco de un robo y, en cambio, hacen casi segura la hipótesis de un fusilamiento de tinte mafioso, muy similar al de José Luis Cabezas.
Lo que los investigadores no pudieron reconstruir es el secuestro. Sólo saben que Piazza fue hasta Sarandí a hacer una inspección para la compañía de seguros La Meridional y después nadie más lo vio. Incluso no hay testigos de un robo a un auto como el que manejaba el comisario ni se reportó ningún hecho de violencia que constituya un indicio del momento de la desaparición. Por ello crece el rumor de que Piazza fue abordado por alguien conocido y no faltan quienes mencionan a otro u otros efectivos de la Bonaerense de la zona sur del conurbano.
Una de las prioridades de los investigadores es encontrar el Volkswagen celeste. Hay datos de que fue ofrecido en un desarmadero y que se trató de reducidores de una banda que roba entre cuatro y cinco autos por día. Hombres encargados de la pesquisa especulan que es un indicio de que la muerte de Piazza pudo haberse producido a raíz de un intento de robo, aunque el comisario seguramente no se defendió porque no portaba arma alguna, sólo una credencial de oficial retirado. Esos mismos investigadores reconocen que no existen antecedentes de que una banda de ladrones mate de un tiro en la nuca, aparentemente haciendo arrodillar a la víctima y llevándola a un descampado. Podría haber un tiroteo, incluso un tiro dentro de un auto, pero lo habrían tirado a una o dos cuadras de donde se produjeron los hechos y no bastante lejos, en un pajonalinaccesible al que tuvieron que entrar recorriendo más de cien metros a pie. Para sintetizar la postura oficial, podría decirse que consideran que existe un 80 por ciento de posibilidades de que haya sido un crimen mafioso y 20 por ciento de que se trató de un robo.
Para buena parte de la familia y para el diputado Gutiérrez no hay dudas: a Piazza lo mataron para silenciarlo porque se estaba reflotando el expediente por el asesinato, en 1994, del subcomisario Jorge Gutiérrez, hermano del legislador. Ese crimen fue perpetrado en un tren que salió de Constitución rumbo a La Plata y al subcomisario le pegaron también un tiro en la nuca. Gutiérrez investigaba por entonces un depósito relacionado con la aduana paralela pero en especial con cargamentos de drogas que venían en autos importados. Por aquel homicidio fue llevado a juicio un cabo de la Policía Federal, Daniel “Chiquito” Santillán, quien fue absuelto por “duda insalvable”: la suegra de Santillán declaró que a la hora del crimen estaba cenando con su yerno. La sospecha es que Chiquito tenía como cómplice a otro policía federal, apodado El Colorado.
A raíz de la insistencia del diputado Gutiérrez, el ministro de Seguridad, Juan Pablo Cafiero, constituyó una comisión investigadora. Ese grupo logró el testimonio de un cabo de apellido Cáceres que no había declarado anteriormente y vinculó a Chiquito y a El Colorado con el crimen. Además hay otras tres personas que en el juicio dijeron no tener nada para aportar y ahora ante la comisión mencionaron que habían sido amenazados. Estos elementos, aportados a la jueza platense Marcela Garmendia, llevaron a la magistrada a reabrir el caso y, aunque todavía no había fecha de citación, la idea era que Piazza volviera a declarar.
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