El cierre de las listas del PJ bonaerense –que ayer terminó de elegir a sus candidatos a diputados nacionales y a quienes se postularán como legisladores en la provincia– descubrió una vez más las alquimias y los equilibrios que dan vida a la alianza entre Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y Felipe Solá. La nómina de diputados nacionales quedó en manos del Presidente, quien decidió a su antojo los nombres de los futuros ingresantes al Poder Legislativo. Kirchner no coló a ninguno de sus hombres –Ginés González García se bajó por anticipado–, mientras que Solá se recluyó en la lista de legisladores provinciales. Allí logró incorporar a varios de sus hombres, como prenda de un acuerdo que formalizó ayer, en Olivos, con el propio Presidente.
La discusión por la lista de diputados nacionales por la provincia se definió en la sede de avenida de Mayo al 800. Dirigida por Eduardo Camaño, monitoreada por el apoderado legal Jorge Landau, la negociación sufrió algunas trabas pero al final primó, como siempre, la opinión de Duhalde. A última hora de ayer, el número seis de la lista parecía que quedaba para José María Díaz Bancalari, a quien sucedía María Falbo, y luego aparecían otros miembros del Gabinete, como José Pampuro y Juan José Alvarez.
Mientras Camaño y Landau definían los puestos de la grilla nacional, una negociación semejante tenía lugar en la provincia de Buenos Aires, donde el duhaldismo y el “felipismo” se repartían los puestos en la lista para legisladores bonaerenses. A pesar de una amenaza inicial de un sector del duhaldismo, finalmente Solá consiguió ubicar a sus hombres de confianza. El ministro de Trabajo, Mariano West, quedó como cabeza de lista por la decisiva primera sección electoral, mientras que el ministro de Gobierno, Federico Scarabino, será el segundo por la tercera sección. En ese distrito, el primer lugar quedó para Antonio Arcuri, hombre de máxima confianza de Duhalde y gestor del acto de San Vicente.