EL PAíS › DANIEL FILMUS DESTACó UN CRECIMIENTO EN LA CANTIDAD DE VOTOS DEL FRENTE PARA LA VICTORIA
En el bunker del kirchnerismo se sorprendieron por la diferencia de votos que consiguió Macri, pero se mostraron dispuestos a revertir el resultado en el ballottage. Filmus señaló que fue la mejor elección porteña del FpV.
› Por Julián Bruschtein
“Vamos a ir a una segunda vuelta el 31 de julio, a defender nuestros principios, nuestra forma de pensar y de proyectar a la ciudad de Buenos Aires”, lanzó el candidato del Frente para la Victoria, Daniel Filmus, cuando anunció el segundo lugar que logró y que le permitió ingresar al ballottage. Con cierta sorpresa en los porcentajes finales que favorecieron a Macri, esperaron hasta último momento para “tener la tendencia firme” de los cómputos. Confirmó su presencia en la segunda vuelta y ratificó la convocatoria a otras fuerzas políticas.
“Convocamos a todas las fuerzas políticas que eligieron caminos alternativos en esta primera vuelta, pero que quieren el mismo modelo de ciudad”, dijo Filmus, desatando otra vez los cantos y saltos de los jóvenes que festejaban el ingreso al ballottage para enfrentar a Macri el 31 de julio. “Oooo, yo soy argentino, soy soldado del pingüino”, retumbaba en todo el salón del NH Tango, con el acompañamiento de un grupo de vientos que se instaló de frente al escenario. “En esta elección sacamos el porcentaje más alto desde que existe el FpV. Esto implica una fuerza que crece”, analizó el senador, entre los papelitos celestes y blancos que regaban el piso.
Durante toda la tarde, desde las 18, cuando se cerró la votación hasta que salió el candidato pasadas las 23, grupos de jóvenes de todas las agrupaciones peronistas de la Ciudad se acercaron hasta el bunker kirchnerista. Muchos venían de fiscalizar mesas en sus barrios y a medida que llegaban se pasaban los datos: “En la Villa 31 le ganamos por afano”, comentaba uno, mientras el otro le contestaba con entusiasmo “en el Bajo Flores también”. A la alegría que llegaba de las comunas, se le oponía el rostro de funcionarios y asesores que ponían paños fríos al termómetro militante. “No tenemos datos oficiales, pero las cifras son distintas a las de las encuestas”, aseguró una fuente kirchnerista, dejando entrever ya la sorpresa que sería la diferencia entre el primero y el segundo.
Apenas pasadas las 18 salió el sociólogo Luis Alberto Quevedo, usual colaborador de Filmus durante sus campañas, quien anunció que se iba a “respetar el escrutinio oficial” antes de dar alguna cifra, pero que se podía afirmar “que el FpV está en el ballottage”. Las banderas con los nombres de la fórmula ondearon junto con las cornetas celestes y blancas recién llegadas y repartidas. Los intelectuales de Carta Abierta, como el ex vicerrector de la UBA Jaime Sorín, el abogado Damián Loretti y el filósofo Ricardo Forster, conversaban a un lado analizando los primeros datos de la contienda electoral. Afuera los militantes se agolpaban con todo el folklore político. Bombos, banderas, vinchas, todo tipo de distintivos que remitían al kirchnerismo y al peronismo. La JP Descamisados, la JP Evita, La Cámpora y la Túpac Amaru sobresalían por cantidad y agite.
De a poco llegaron los ministros del gabinete nacional para acercar su apoyo. La ministra de Seguridad, Nilda Garré, generó un remolino de gente que se acercaba para saludarla, mientras que el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, aguantó estoico a los medios afuera del hotel y con los militantes alrededor. Luego fue el turno del ministro de Economía, Amado Boudou; el de Interior, Florencio Randazzo, y la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont. En el primer piso del hotel estaba el vip, donde sólo los candidatos y los funcionarios tenían acceso. Allí fue donde el ministro de Trabajo y candidato a vicejefe, Carlos Tomada, arengó a los que estaban recordando que era “la mejor elección que hizo el FpV en su historia. Queda mucho camino por delante”, dijo aludiendo a la construcción y organización de la fuerza política en el territorio, en consonancia con el optimismo que tenían en la reunión.
Una vez que se conocieron los primeros cómputos oficiales del escrutinio, en el bunker se mezclaron las sensaciones. Había quienes se agarraban la cabeza por el porcentaje alcanzado por Macri. “No entiendo qué es lo que vota la gente. La gestión de PRO fue un desastre y lo premian así”, confió un dirigente a este diario mientras reflexionaba que “igualmente lo vamos a enfrentar en la segunda vuelta. Nos diferencia la política, pero también la ideología”, sentenció.
A las nueve de la noche, los candidatos Filmus, Tomada y el legislador Juan Cabandié salieron hasta la calle para festejar con la gente y los militantes que se encontraban detrás de las vallas. “Ooo, yo soy argentino, soy soldado del pingüino”, volvió a resonar con fuerza, con los candidatos en andas y con los brazos en alto. Cabandié se quedó después con un grupo de militantes en el hall del bunker. A esa altura ya sabía que la lista que encabezó había quedado primera de las tres que presentó Filmus, además de la del ex jefe de Gobierno Aníbal Ibarra y la del sabbatellista Nuevo Encuentro que encabezó Gabriela Cerruti.
Mientras esperaban la salida de los candidatos, la marcha peronista fue cantada al unísono por los militantes y los funcionarios que estaban en el salón. Los números habían pasado a un segundo plano porque “el kirchnerismo llegó para quedarse” comentó un dirigente porteño con los dedos en “V” y pensando ya en “la campaña por el ballottage”.
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