EL PAíS › LAS PRESIDENCIALES DEL PROXIMO 23 DE OCTUBRE CERRARAN UN AÑO ELECTORAL CON UN CLARO DOMINIO KIRCHNERISTA
El mismo día que se vote a presidente se elegirán también gobernadores en nueve provincias. En siete de ellas se anticipan triunfos del oficialismo. Esas victorias, sumadas a las que obtuvo hasta el momento, le permitirán al Gobierno contar con el apoyo de la amplia mayoría de los distritos del país.
› Por Nicolás Lantos
A lo largo y a lo ancho del país: más allá de las cifras totales que tenga la victoria de Cristina Kirchner –que según los pronósticos serán similares a las de las primarias abiertas o acaso unos puntos más abultadas–, los que dan cuenta de la real magnitud de la victoria kirchnerista en este proceso electoral son los resultados que se fueron sucediendo en las contiendas desarrolladas en todo el territorio nacional durante este año. Trece provincias ya eligieron sus autoridades, dos tienen el ciclo desfasado al resto del país. Quedan, todavía, nueve que votarán sus gobernadores en elecciones que coincidirán con las presidenciales del 23 de octubre, y que le permitirían al gobierno nacional –de no mediar sorpresas– contar a partir del 10 de diciembre con el mayor apoyo a nivel federal que haya tenido un oficialismo desde el regreso de la democracia: casi veinte de los veinticuatro distritos alineados a la Casa Rosada.
Río Negro fue la última de las provincias que realizó sus elecciones en forma independiente de las presidenciales del 23 de octubre en elegir autoridades. Con los comicios en ese distrito, realizados el domingo pasado, se clausuró el ciclo que inauguró Catamarca el pasado 13 de marzo. En ambas provincias, frentes encabezados por el Partido Justicialista y afines al gobierno nacional le arrebataron las gobernaciones al radicalismo: ésos, el primero y el último de la serie, fueron los únicos dos distritos de los que ya renovaron sus autoridades en los que hubo un cambio de signo en la fuerza gobernante.
De los once restantes, en siete hubo resultados favorables al kirchnerismo, ya sea a través del Frente para la Victoria y el PJ (casos Salta, La Rioja, Tucumán y Chaco) o mediante alianzas con fuerzas locales con distintos grados de afinidad con la Casa Rosada (Neuquén, Misiones y Tierra del Fuego). En Chubut, el justicialismo fue dividido y triunfó por una diferencia nimia y polémica Martín Buzzi, delfín de Mario Das Neves, pero a poco de la victoria tendió puentes con el gobierno nacional. En Córdoba, el peronista José de la Sota fue el vencedor, sin apoyo pero tampoco competencia por parte del kirchnerismo, y ahora bajó su lista de diputados para favorecer al Gobierno. Las únicas victorias opositoras fueron en la Ciudad de Buenos Aires y en Santa Fe.
Para explicar esa fuerte predominancia, desde el PJ apelan a un argumento simple: se trata del único partido que quedó en pie después de la crisis que sacudió el sistema político a principios de siglo, y esa sensación de fortaleza que transmite potencia la imagen positiva de la gestión de Cristina Kirchner, que “claramente es la locomotora” que motoriza estos resultados. De todas formas, agregan, “la existencia de un partido político es lo que permitió recomponerse después de lo que pasó en el 2009 y estar ganando dos años más tarde, lo que permite ser resistente a los vaivenes. Con los liderazgos no alcanza, se necesitan también los proyectos y las estructuras, y ésa es otra diferencia importante con la oposición”.
A diferencia de lo que sucedió con las listas legislativas, en las que la Presidenta intervino directamente, a veces levantando polvareda, la Casa Rosada dejó que las candidaturas locales se acomodaran solas, respetando las idiosincrasias locales. Incluso donde tomó ella misma la decisión, como en el caso de la Capital Federal, lo hizo atenta al equilibrio de fuerzas locales. “Esa disparidad en los candidatos puede haber ayudado –interpreta un hombre que participó activamente del armado político a lo largo de todo el año–. Y ahí también la organicidad del justicialismo como partido habilita a incluir en un mismo proyecto a figuras muy dispares pero que interpelan la realidad local. La presencia de Cristina, por supuesto, es lo que permite esta síntesis.”
Así, en el Gobierno observan un movimiento “dialéctico” entre la figura de liderazgo que encarna CFK y la estructura del partido, que se retroalimentan para llegar a una situación que, de darse en octubre resultados similares a los de las PASO, sería inédita en la historia de la democracia moderna en la Argentina, con predominancia del oficialismo nacional a lo largo y ancho de todo el territorio. Esta fortaleza que se dan mutuamente, señalan, es clave, porque más allá de la buena situación del país, “el voto siempre es un acto de esperanza, hacia el futuro, acerca de la expectativa que hay de que las cosas cambien para mejor, y CFK ha interpretado mejor que nadie eso y además da la imagen de poder conducir al país para lograrlo”.
Sacando a Corrientes y Santiago del Estero, que votan desacopladas por haber pasado por sendas intervenciones federales, habrá nueve provincias que definirán sus gobernadores el 23 de octubre, y todo parece indicar que se mantendrá la tendencia que se vio hasta ahora. El kirchnerismo pondrá en juego ocho de ellas: Buenos Aires, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Pampa, Mendoza, San Juan y Santa Cruz y cree que podrá retener sin problema siete de ellas, mientras que en Mendoza hay final abierto con el radicalismo. La restante, San Luis, tiene –según parece– el resultado puesto: será para la fuerza que encabezan los hermanos Rodríguez Saá. A continuación, un breve panorama distrito por distrito para anticipar cómo se dirimirán las conducciones locales que quedan en juego.
- Buenos Aires: La provincia más grande del país, donde se dirime prácticamente un tercio de los sufragios totales, fue el escenario principal de la derrota en el 2009 y de la recuperación en agosto de este año, cuando Scioli le sacó más de treinta puntos de ventaja al candidato de la Udeso, Francisco de Narváez, quien dos años antes había superado a una fórmula testimonial de la que participaron Néstor Kirchner y el mismo gobernador. Las perspectivas para octubre son, incluso, mejores: mientras que las encuestas le dan a Scioli un crecimiento de hasta diez puntos, su rival inmediato está enmarañado entre su alianza con el radicalismo, que no le dio mucho rédito, y un acuerdo con Alberto Rodríguez Saá. El empresario hasta llama a votar a CFK en su campaña en la vía pública, en el intento de achicar la brecha que lo separa del ex motonauta.
- Entre Ríos: Otro mandatario que irá por la reelección, Sergio Urribarri, no tendrá problemas si se mantiene la tendencia de las PASO, en las que el Frente para la Victoria sumó, para la candidatura de Cristina Kirchner, el 42 por ciento de los votos, triplicando la cosecha de la Udeso, que llegó en segundo lugar. Para colmo, los diputados que responden al ex gobernador Jorge Busti, cercano a Eduardo Duhalde, anticiparon que podrían sumarse al éxodo que aqueja al bloque del Peronismo Federal en la Cámara baja, lo cual podría indicar un viraje de ese caudillo hacia una posición más cercana a la Casa Rosada.
- Formosa: Uno de los distritos donde el FpV obtuvo una diferencia más holgada en las primarias, ya que la boleta de CFK estuvo en dos de cada tres sobres que se escrutaron, nadie pone en duda la reelección de Gildo Insfrán, a pesar de haber sido una provincia con índices de conflictividad más altos que los que hubo en la mayoría del país los últimos años. Las candidaturas del ruralista Ricardo Buryaile por la UCR y del cura Francisco Nazar, por parte del Frente Amplio, no serían inconveniente para que el gobernador revalide su cargo.
- Jujuy: En este caso, el actual mandatario, Walter Barrionuevo, no irá por un segundo mandato, sino que le cederá el lugar a Eduardo Fellner, quien ya gobernó esa provincia entre 1998 –cuando asumió desde su rol de presidente de la Legislatura, ante la renuncia del entonces gobernador Carlos Ferrero– y 2007. Entonces, dejó ese lugar para desempeñarse como titular de la Cámara de Diputados de la Nación. Esta vez su rival no será el senador Gerardo Morales, que perdió dos comicios contra Fellner y un tercero contra Barrionuevo, sino el diputado Mario Fiad: de todas formas, el kirchnerismo casi triplicó los votos de la Udeso en las PASO.
- La Pampa: Un distrito con largo historial justicialista, que estuvo por zozobrar luego de que quien fuera candidato del PJ, el senador Carlos Verna, renunciara a su lugar en la boleta descontento con el reparto de puestos en las listas legislativas que bajó la Casa Rosada. Sin embargo, luego de la victoria de CFK del 14 de agosto, la situación se reencauzó rápidamente, detrás del actual gobernador Oscar Jorge, quien buscará su segundo mandato.
- San Juan: Otro distrito donde se espera una victoria arrasadora del kirchnerismo de la mano del gobernador José Luis Gioja, quien consiguió, mediante un referendo, ser habilitado a buscar un tercer mandato: en el plebiscito obtuvo el 66 por ciento de los votos y se espera que su performance el próximo 23 de octubre sea igual o mejor.
- Santa Cruz: En tierra pingüina el gobernador Daniel Peralta irá por un segundo período. Su rival, el empresario y diputado nacional Eduardo Costa, reunió bajo su ala a todo el espectro opositor: aunque en un principio había acordado “sólo” con la UCR, el socialismo y la CC, a último momento se reveló que compartirá sus boletas, también, con Eduardo Duhalde. Y, aun así, los pronósticos siguen beneficiando al candidato del Frente para la Victoria.
- Mendoza: En el único territorio que el kirchnerismo siente que está arriesgando, el resultado del duelo entre el candidato del FpV, ministro de Infraestructura del actual gobernador Celso Jaque, y el radical Roberto Iglesias, es incierto. De todas formas, desde las PASO que el candidato de la Udeso busca todas las formas posibles de despegarse de Ricardo Alfonsín y desnacionalizar la elección: llegaron a pedir que las boletas de gobernador y las de presidente vengan separadas para ahorrar el trámite del corte (ver aparte).
- San Luis: El feudo de los Rodríguez Saá fue el único distrito del país en el que CFK no salió primera en las PASO, y todo está dado para que los hermanos mantengan la hegemonía que construyeron desde 1983. Se trata de la única provincia que en la Casa Rosada dan por perdida, aunque le ponen fichas a la intendencia de la capital, donde –evalúan– hay chances de pegar el zarpazo (ver aparte).
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