EL PAíS › UN ENCUENTRO NACIONAL DE CENTROS DE ESTUDIANTES EN LA EX ESMA
Más de tres mil alumnos secundarios de todo el país se reunieron para debatir cómo organizarse, qué hacer y qué cambiar en las escuelas y en la sociedad. Convocados por la Dirección Nacional de Juventud, escucharon a Hebe de Bonafini y a Alicia Kirchner.
› Por Ailín Bullentini
Existen estructuras –pisos, paredes, techos– que llevan en sí mismas la gestación y la puesta en práctica de la época más terrorífica de una sociedad. La ex Escuela de Mecánica de la Armada es, para la sociedad argentina, uno de los ejemplos por antonomasia de la tortura y la muerte que perpetró la última dictadura militar, acciones que persisten en sus ambientes revoque tras revoque, capa de pintura sobre capa de pintura. Persisten, sí. Pero se retuercen y achican cada vez que en esos mismos espacios surge la vida, asoma la esperanza. Como ayer, cuando en el patio central de ese lugar, otrora sitio de formación de represores, chicos y chicas de casi todo el país se sentaron en ronda e improvisaron una asamblea de estudiantes secundarios. La imagen –fuerte como pocas– fue una de las tantas que surgieron del Encuentro Nacional de Centros de Estudiantes, organizado por la Dirección Nacional de Juventud (DiNaJu) , que puso en contraste dos épocas del país: la de la muerte y la del renacimiento.
En una jornada de diez horas –de 10 a 20–, la DiNaJu distribuyó más de quince propuestas culturales y formativas –obras de teatro, proyecciones audiovisuales, pintura de murales, talleres de software libre, serigrafía, música y caricaturas, por nombrar solo algunas– para que cerca de tres mil estudiantes secundarios pudieran encontrarse. Y así fue: a lo largo del día, pibes y pibas de casi todas las provincias del país, integrantes de centros de estudiantes o con ganas de serlo, se conocieron las caras, se reconocieron en experiencias ajenas, aprendieron del otro, replicaron nuevas metas.
“Es una posibilidad para compartir las experiencias de jóvenes de todo el país en la constitución de un espacio político en el que se vean representados como estudiantes y desde el que no se dediquen solo a la institución, sino también a cambiar la realidad de la comunidad”, remarcó la directora de la DiNaJu, Laura Braiza. Junto a referentes del Ministerio de Desarrollo Social e integrantes de la agrupación HIJOS, encaró la inauguración de la jornada, que contó con la participación de la ministra Alicia Kirchner. La noche cerró a pura música con La Mancha de Rolando y Amado Boudou.
Carolina tiene 16 años, vive en Concordia, Entre Ríos, y estudia en el Normal 2 de esa ciudad, en donde tiene pensado, junto a sus compañeros, armar un centro de estudiantes. “Tenemos nuestra opinión, nuestro análisis y nuestras propuestas para solucionar determinadas cuestiones, como la pobreza, la discriminación, la falta de trabajo. Un centro de estudiantes sirve para poner todo eso en común”, apunta, mientras se aleja de la ronda asamblearia que los secundarios improvisaron momentos después de escuchar la arenga de la Madre de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini. Tal vez le hayan quedado retumbando las palabras de Hebe, que desde la sala de teatro del Espacio Cultural Nuestros Hijos (ECuNHi) alentó a los adolescentes a que “no se cansen de luchar” y los desafió a “detectar y nombrar a aquellos que son políticos de mierda” para poder reconocer que “la política libera, da fuerzas, construye”.
Antonela, dos años más grande que Carolina, de la misma escuela, suma otra arista al considerar que “es una manera de generar conciencia de lo importante que es para la sociedad que sus integrantes más jóvenes la tengan en cuenta, la estudien y la quieran mejorar”. Cientos de kilómetros más cerca de la ex ESMA, y en un colegio privado, Lucas camina por el mismo sector del camino que las chicas en relación a la constitución del espacio, al que definió como “el germen de la participación política a futuro”: “Hay derechos que tenemos como estudiantes que las autoridades de las escuelas no priorizan. La organización de la defensa de lo que nos corresponde siempre va a ser más fuerte si es colectiva”. Su espacio de militancia es la Juventud Sindical, una elección que tomó por considerar que “los trabajadores deben estar en la cabeza del proyecto”.
La proposición que la DiNaJu realizó a los adolescentes que le dieron vida a la ex ESMA fue superadora de las funciones de los centros de estudiantes que muchos de ellos llevan adelante. “La idea es que los chicos comprendan que los centros no son espacios sólo para discutir el estado edilicio de la escuela, sino también para pensar la calidad educativa que estamos teniendo y la que queremos, teniendo en cuenta el contexto sociopolítico que atraviesa el país hoy, que no es el mismo que imperaba hace 35 años”, remarcó en ese sentido Braiza.
Los integrantes de la comisión dirigencial del centro de estudiantes de la Técnica Número 2 de Hurlingham coinciden con la titular, pero le bajan la espuma del entusiasmo a la idea: “Nos costó y nos cuesta mucho. Y no por la falta de interés de los chicos, sino por la actual política educativa. Al principio los directivos aceptaron la idea sin problemas, pero al avanzar en el proyecto, nos ponían trabas. Temían que nosotros los pasáramos por encima, cuando en realidad lo que buscamos es trabajar en equipo”, detalló Susana.
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