Los peritos psiquiatras encargados de evaluar el estado de salud mental de Susana Freydoz, única imputada por el asesinato de su marido, Carlos Soria, dieron por terminados los estudios ayer por la tarde y adelantaron en forma verbal al juzgado que está en condiciones de ser indagada. Las conclusiones de los expertos serán entregadas hoy por escrito al juez Juan Pablo Chirinos y tendrán peso sobre el futuro de la causa, ya que podrían contribuir a establecer en qué situación emocional o psíquica actuó al momento del crimen y si lo hizo a conciencia. Una serie de estudios toxicológicos, que Chirinos dispuso realizar en Cipolletti, ayudarán a completar el cuadro ya que se espera que determinen el nivel de alcohol en sangre que tenía la mujer y si había consumido también psicofármacos. Ayer declararon como testigos los médicos que atendieron a Soria en la chacra. El diagnóstico que indica que Freydoz puede responder preguntas como sospechosa ante el juzgado fue compartido tanto por el perito oficial Ricardo Risso –que integró el Cuerpo Médico Forense de la Corte y viajó a Río Negro para este caso– como por el perito de parte Carlos Cornaglia, propuesto por la familia, según confirmaron allegados a la causa. Ayer y el lunes, la mujer fue sometida a entrevistas y tests con ambos especialistas que, además, hoy entregarán un informe donde analizarán sus facultades mentales al momento del homicidio. Esto puede incidir en la calificación del hecho. Por lo pronto, la hipótesis que maneja el juzgado es que se trató de un homicidio doloso y que el disparo fue el corolario de una discusión entre Soria y su mujer.

Ayer declararon el chofer de la ambulancia, el médico y el enfermero que fueron a la chacra ante el llamado de los custodios cerca de las 4 de la madrugada. Dijeron que encontraron a Soria con un paro cardiorrespiratorio y que hicieron maniobras para reanimarlo durante media hora, pero aseguraron que no tocaron ni limpiaron la herida de bala que le atravesó la cara. Este era un dato importante, ya que en un principio se había establecido por la autopsia que la bala no dejó “tatuaje”, un rastro de pólvora común cuando el arma es disparada a corta distancia. En este caso, se presume que fue accionada a más de 40 o 50 centímetros. El personal médico, además, confirmó que el cuerpo estaba tendido en la cama. La descripción del cuadro de situación coincidiría, según fuentes del caso, con la que hicieron los hijos y el yerno del gobernador.

Algunas de las medidas de prueba que siguen en marcha son:

- Los entrecruzamientos de llamados telefónicos del celular de Soria en las horas previas al homicidio y el rastreo de mensajes de texto. Hasta ahora no se habrían hallado datos significativos, pero el análisis no está terminado.

- Quedan peritajes científicos pendientes. Tras una reunión con el fiscal Miguel Fernández Jahde y la defensa, el juez Chirinos determinó dónde se hará cada cosa. El estudio para medir la ingesta de alcohol de Freydoz y si había ingerido ansiolíticos la hará una bioquímica de Cipolletti. En el Cuerpo Médico Forense de la Corte se realizará una “microscopia” para medir con precisión la distancia del disparo. En Salta, se hará el “barrido electrónico” (sobre rastros de pólvora y otras sustancias tomados de las manos de Freydoz) y la evaluación criminalística general.