La presidenta Cristina Fernández de Kirchner designó a Alicia Castro como embajadora ante el Reino Unido y ayer el gobierno británico le concedió el placet. “En esta ocasión, el gobierno argentino desea reiterar, nuevamente, su vocación de diálogo con el gobierno británico en cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas sobre la cuestión de las islas Malvinas”, indicaron en un comunicado de la Cancillería. La embajada en el Reino Unido no cumple funciones políticas desde el 2008. Castro se desempeñó como embajadora plenipotenciaria en Venezuela entre julio del 2006 y diciembre del año pasado, cuando el ex secretario de Agricultura, Carlos Cheppi, ocupó ese cargo.

Cuando dejó la Embajada en Venezuela, en reconocimiento a su gestión en Caracas Castro fue condecorada por el gobierno de Hugo Chávez con la “Orden Generalísimo Francisco de Miranda, primera clase” que le entregó el canciller venezolano. “Es importante lo que ha hecho el bloque (de países latinoamericanos) al crear un orden multipolar que contribuye a equilibrar el orden mundial”, afirmó Castro en esa oportunidad. Y agregó: “La Celac es definitivamente el sueño de los libertadores del continente: Simón Bolívar, José de San Martín y José Gervasio Artigas”.

Desde la embajada, Castro apoyó la conformación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y consideró la reunión de los países que la conforman, en diciembre pasado, como “un hecho muy significativo para la soberanía de la región”.

Castro comenzó su carrera política a partir de su activismo gremial en la Asociación Argentina de Aeronavegantes. Comenzó a trabajar como tripulante de cabina en 1970, en 1986 fue elegida por sus compañeros delegada de su sector y en 1991 se convirtió en secretaria general de ese gremio, que condujo hasta 2003. En 1997 fue elegida diputada nacional por la provincia de Buenos Aires. Fue la segunda candidata de la Alianza en la boleta que encabezaba Graciela Fernández Meijide, y en la que fueron también los actuales diputados Jorge Rivas y Diana Conti. Integró la bancada del Frepaso, de 20 diputados, junto a la actual ministra de Seguridad, Nilda Garré. En 2001 encabezó la lista de diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires de la Alianza Frente Polo Social, liderada por el cura Luis Farinello, que con el 8,32 por ciento de los votos se consagró como cuarta fuerza.

En mayo del 2002, cuando el Parlamento discutió –y finalmente aprobó– una ley de quiebras que acortaba los plazos para la suspensión de ejecuciones y que fue cuestionada por los legisladores de centroizquierda por considerarla una imposición del FMI, Castro desplegó sobre su banca una bandera de Estados Unidos. Luego la acercó al estrado del entonces presidente de la Cámara, Eduardo Camaño, y exclamó: “Si el Congreso se va a limitar a ser la escribanía del FMI, sugiero que sean honestos, arríen la Bandera nacional y procedan a seguir legislando bajo esta bandera”. Luego de solicitarle reiteradamente que la sacara del estrado, y obtener reiteradas respuestas negativas por parte de Castro, Camaño instó a los diputados a promover una cuestión de privilegio. El justicialista pampeano Manuel Baladrón pidió el desafuero de la diputada y el legislador jujeño Pedro Moisés la llamo “zurdita de la calle Corrientes”, mientras que la diputada Mónica Arnaldi le gritó: “¡Puta!”. En cambio, se solidarizaron con ella el actual intendente de Quilmes –entonces diputado por el Polo Social– Francisco “Barba” Gutiérrez y el entonces legislador Luis Zamora.

Durante su paso por el Congreso, Castro integró la Comisión Parlamentaria Conjunta del Mercosur, fue redactora del protocolo del Parlamento del Mercosur, vocal de la Comisión de Energía y Transporte y presidenta del Grupo Parlamentario de Amistad con Venezuela. En 2003, la Cámara aprobó un proyecto suyo en el que se proponía el ingreso de Venezuela al Mercosur, Castro también participó de los primeros acuerdos en materia energética y de comunicaciones firmados entre Argentina y Venezuela, lo que luego pesó a la hora de ser designada embajadora en ese país.