EL PAíS
› LOS CANALES REVELARAN LA TENDENCIA APENAS CIERREN LAS MESAS
Bocas de urna quebrando la ley electoral
› Por Raúl Kollmann
Los encuestadores esperan la jornada de hoy en forma tensa. Todos, salvo uno, se plantaron en un diagnóstico de paridad entre Néstor Kirchner, Carlos Menem y Ricardo López Murphy, pero hay dos fenómenos que los inquietan y que pueden hacerlos fallar. El primero, es que haya una oleada de última hora hacia algún candidato, sobre todo teniendo en cuenta que no hay un enamoramiento con los postulantes, los partidos mayoritarios están divididos y la gente apareció –así lo señalan las propias encuestas– propensa a cambiar su voto. El segundo fenómeno que les preocupa a los consultores y que podría hacerles fallar el diagnóstico es el peso del aparato de algún candidato o la ausencia de aparato en otros postulantes. Eso, aseguran los consultores, pueden tener influencia a la hora del conteo final. Pese a lo que se ha dicho oficialmente, es un hecho que cuatro canales de televisión –América, Canal 9. Telefé y Canal 13– encargaron encuestas en boca de urna y violarán la prohibición dando los resultados de sus sondeos a las 18.
De los once encuestadores conocidos, diez dieron ventajas a uno u otro candidato, pero con diferencias de uno, dos o tres puntos. En términos científicos, empate técnico, porque el error muestral suele estar por encima de esos porcentajes. Un solo consultor, Ricardo Rouvier, dio una diferencia grande –seis puntos– a favor de uno de los candidatos, aunque anoche distribuyó un diagnóstico morigerando la brecha. Con esos diagnósticos a la vista, si algún postulante gana por siete o diez puntos –a menos que sea el señalado por Rouvier– o si aparecen en la pelea nombres que no son los tres previstos, los encuestadores habrán errado notoriamente en el pronóstico.
“Nosotros tenemos la tranquilidad de haber trabajado con instrumentos adecuados y de haber hecho un seguimiento casi permanente –señala Enrique Zuleta Puceiro–. Por supuesto que es imposible descartar una corrida final del electorado, porque hemos visto bandazos increíbles en muchos países del mundo. Acá hay poco amor por la mayoría de los candidatos y cierto odio por otros. Eso puede provocar movimientos finales en la intención de voto.” Para Hugo Haime, “los porcentajes de intención de voto que dimos a conocer los chequeamos y rechequeamos con el máximo rigor. Al mismo tiempo, en elecciones anteriores hubo un 20 por ciento que nos dijo en las encuestas en boca de urna, o sea a la salida del lugar de votación, que habían decidido ese mismo día. Eso deja margen para cambios.”
La mayoría de los consultores considera que el aparato partidario puede jugar un papel en la jornada de hoy. “Si un candidato no tiene fiscales, si no tiene capacidad de movilización, si carece de punteros que pongan presión, va a estar débil y puede sufrir alguna pérdida. Y lo más probable es que cinco de los seis candidatos con mayor intención de voto tengan poco aparato para competir en un día como hoy”, explicó uno de los consultores en riguroso off the record.
Varios de los encuestadores tendrán hoy un motivo adicional para estar nerviosos: trabajarán para los cuatro canales de aire de la Capital Federal y los proveerán de encuestas en boca de urna, enormes sondeos con miles de casos, hechos a la salida de los lugares de votación. Aunque oficialmente lo han negado, los cuatro canales dirán a las 18 quién ganó, violando la ley que prohíbe la difusión de encuestas hasta las 21, cuando van a estar los datos oficiales del escrutinio.
El problema del boca de urna es el mismo de las encuestas en general: no son un instrumento para obtener un diagnóstico preciso en caso de que una elección sea pareja. Hubo bloopers de importancia como cuando se le dio por ganada la provincia de Buenos Aires a Graciela Fernández Meijide o se consagró a Pinky intendente de La Matanza. Habrá que esperar el escrutinio que aunque oficialmente se dice que estará a la medianoche, en privado seconsidera que a las 21.30 estará la tendencia definitiva. A menos que haya una terrible guerra de impugnaciones en las mesas y todo se empantane.