EL PAíS
› RODRIGUEZ SAA VOTARA EN EL BALLOTTAGE AL QUE ASUMA LOS 125 PUNTOS
El Adolfo se aisló en “La madriguera”
Tras la desilusión por el resultado de las elecciones, el puntano se aisló en su casa y decidió organizar al MNyP como partido.
› Por Martín Piqué
Adolfo Rodríguez Saá se despertó de su peor noche en su enorme casa de Las Chacras, “La Madriguera”, a 12 kilómetros de la capital puntana. Acompañado por su familia y algunos íntimos, el candidato afrontó su primer día como ex candidato con una única preocupación: evitar la disgregación del Movimiento Nacional y Popular (MNyP), tras la derrota de la víspera y el inesperado quinto puesto. Lo primero que hizo fue llamar a los dirigentes del MNyP y los convocó a un plenario nacional que se hará el sábado aquí. Allí se discutirá el ballottage, aunque “El Adolfo” ya adelantó el criterio: “Nos vamos a inclinar por el candidato que se comprometa a respetar los 125 puntos de nuestro programa”, explicó a sus íntimos. Si bien esa exigencia se presenta como de máxima, el propio Rodríguez Saá considera que un eventual acuerdo para la segunda vuelta deberá ser “programático”.
Luego de su depresión del domingo, “El Adolfo” dedicó la mañana de ayer –que en San Luis amaneció gris, nublada y algo fría– a las consultas telefónicas con allegados y aliados políticos. Para insuflar ánimo, les comunicó una decisión que tendrá repercusiones. “El MNyP se transforma en partido político. Vamos a competir en las elecciones que se presenten este año, en todas las provincias, con candidatos propios”, les anticipó a sus hombres. La decisión fue para evitar una crisis en su base política, y se basó en un repaso de los más de dos millones de votos cosechados a nivel nacional, con muy buenos resultados en Cuyo y un respetable tercer puesto en Córdoba. El 8 de junio hay elecciones para gobernador en la provincia mediterránea, donde el ex presidente y ahora ex candidato espera hacer una buena elección con Horacio Obregón Cano. Lo mismo sucede con Mendoza, la provincia más poblada que ganó. Allí competirá con el economista Roberto Roitman, un dirigente con buena imagen entre los mendocinos.
El anuncio del debut del MNyP como partido se hará el fin de semana, en San Luis. Sin embargo, los “adolfistas” son conscientes de que la cuestión del ballottage se convirtió en la prioridad. Por ejemplo, los dirigentes que habían quedado en Buenos Aires –Luis Lusquiños, Carlos Sergnesse, Jorge Rachid y Andrés Castillo– recibieron dos llamados casi consecutivos mientras almorzaban en un restaurante cercano al Club Español, el búnker del “adolfismo” en Buenos Aires. Con una diferencia de minutos, del otro lado de la línea escucharon a Alberto Kohan que los tentó en nombre de Menem, y a Dante Dóbena, operador del riñón del santacruceño. “Que nos llamen todos, no tenemos problemas con nadie”, aseguró a Página/12 uno de los asesores del puntano. “La decisión la vamos a tomar el sábado, pero le aclaro que la definición pasa por el mantenimiento y defensa de los 125 puntos del programa”, afirmó otro de los “adolfistas” porteños. Casi al mismo tiempo, los voceros del Adolfo desmentían, desde San Luis, que su jefe político se hubiera reunido con Menem o alguno de sus hombres.
Si la decisión sobre el ballottage se define por los programas, lo natural sería que el puntano se acerque a su conocido del Consejo Federal de Inversiones, el santacruceño Kirchner. Esa opción se justificaría hasta por la necesidad de preservar a los votantes propios, como reconoció ayer a Página/12 un dirigente del MNyP que es también amigo de “El Adolfo”. “Hay una encuesta que dice que el 50 por ciento de la gente que lo votó lo hizo por sus ideas y propuestas”, contestó el allegado cuando Página/12 le pidió que eligiera entre el dueto Menem-Kirchner. Otro allegado agregó otro matiz en un almuerzo con periodistas. “Con Kirchner está todo bien... Con Kirchner”, repitió y el apellido Duhalde quedó flotando.
Final de fiesta
Los vecinos de San Luis vivieron ayer un día extraño. Sobre la calle 9 de Julio, frente a la gobernación, todavía se podían ver las huellas de la pequeña multitud que se había concentrado el domingo a la noche para escuchar el discurso de su candidato. En el asfalto se veían algunas banderitas con el rostro de “El Adolfo”, aunque ya no estaban los grupos de adolescentes borrachos y tristes que habían gritado su desazón y su bronca con los porteños. Los empleados de la provincia terminaban de desarmar cables, estructuras metálicas y escenografía. A unas cuadras de allí, en la sede del Banco Banex, los beneficiarios de los planes sociales de San Luis –aquí se los llama “pasantes”– esperaban para cobrar sus 300 pesos, que es el monto del programa local que equivale al Jefes y Jefas de Hogar. Los seguidores del Adolfo seguían deprimidos, pero en la calle se escuchaban bromas al hermano Alberto, gobernador electo pero poco feliz a la hora de divulgar encuestas. “Ganamos en Necochea, ganamos en Necochea...”, repetía a gritos, y entre risas, un joven de saco y corbata. En las confiterías del centro seguían intactas varias muestras del sueño malogrado, como un enorme cartel con pantalla gigante que portaba la inequívoca sonrisa y el logo de “Rodríguez Saá presidente”. Mientras la normalidad parecía volver a la cuna de los Saá, el ex candidato seguía refugiado detrás de las tranqueras de su campo, donde estudiaba su futuro y el de su movimiento. Cerca del mediodía, luego de una ronda de llamados, ya había pasado lo peor. A esa altura, el puntano estaba cumpliendo con lo que le había pedido a uno de sus allegados en la noche fatídica del domingo. “Necesito tiempo, necesito tiempo para pensar.”