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“Votar a Kirchner es para mí el mal menor”
Obtuvo 2,7 millones de votos (14,14 por ciento) y se consolidó en el cuarto puesto en las elecciones nacionales. Está convencida de que ése es el piso de crecimiento para desde el ARI reconstruir el espacio de centroizquierda. Votará contra el menemismo.
Por Felipe Yapur y Nora Veiras
Elisa Carrió está feliz. Salió cuarta pero está convencida de que es el primer paso en su derrotero inexorable hacia la Presidencia. “Ahora voy a disfrutar de lo que más me gusta: la libertad”, dice, y todavía no sabe cómo organizar esa libertad después de dos meses de campaña. Está decidida a votar en el ballottage contra el menemismo y considera que si bien votar a Néstor Kirchner “es votar el mal menor es también una contribución a la democracia”. Aclara, eso sí, que no es un mandato para el ARI sino su decisión personal. Está relajada y ya se sacó la única concesión estética que se permitió en la última semana de puja electoral: el pañuelito al cuello. En dos años le cambió la vida: se divorció, promovió el informe sobre lavado de dinero, el juicio a la Corte, formó el ARI y se presentó como candidata a presidente. Está dispuesta a seguir en esa vorágine desde el llano. Reivindica su “visión romántica de la política” a sabiendas de que su convicción puede entenderse como voluntarismo.
–¿Cómo analiza su performance electoral?
–Hemos realizado una extraordinaria elección, sobre todo cuando vemos los resultados de las grandes ciudades, Capital, Santa Fe y además un voto parejo en todo el territorio nacional, salvo en algunas provincias muy pequeñas. Piense usted que lo hicimos sin nada. Creo que es el voto de la resistencia ética, de la construcción de una esperanza distinta. Y además, concilia dos cosas, por un lado el cumplimiento de la ley y de la norma y por el otro la inclusión social. Esto es lo que nosotros decimos, que no somos un partido gorila, somos un partido que queremos ser la superación de las viejas creencias de que se podía dividir a Alem de Eva. Por el contrario, nosotros decimos que hay que juntarlos. También es la prevalencia de una idea muy fuertemente romántica de la política que tuvo un resultado excepcional frente al pragmatismo posmoderno de los ‘90. Hay que pensar que el gobierno saca el 22 por ciento de los votos. La mafia el 25 y nosotros el 14, una maravilla.
–Ahora bien, entre los votos de Menem y los de López Murphy, la derecha se lleva buena parte del electorado ¿No le preocupa?
–No, en López Murphy hay mucho voto confundido, mucho antiperonismo tradicional.
–Convengamos que es una confusión peligrosa.
–Y hay mucha gente que actuó bajo el impacto del voto útil. Hay que pensar que en las últimas dos semanas los medios hablaron del voto útil y a nosotros, en el mejor de los casos, nos ignoraron porque decían que no llegábamos, que nos caíamos. Ahora reconocen que lo nuestro era serio, además, si hubiera existido mayor objetividad previa nosotros podríamos estar en la segunda vuelta.
–Dice que la campaña mediática contra el ARI fue feroz. ¿Usted y su partido no tienen alguna responsabilidad?
–No, porque en realidad la imposibilidad de llegar al ballottage fue una decisión de principios nuestro en el sentido de no ser financiados. Hubiéramos podido llegar con campaña publicitaria, con alianzas partidocráticas tradicionales. Hubiéramos podido llegar con los acuerdos de la vieja política. Pero así no queríamos llegar. Ahora estamos seguros de que vamos a ser mayoría. Probamos que tenemos un voto consistente, que no se amedrentó, que no se debilitó y que al contrario en la última semana se acrecentó. Es un voto de resistencia.
–Ahora viene el turno del ballottage, el momento de los contactos. ¿Cómo enfrentará este período?
–No vamos hacer a nada que propicie la menor ventaja de Menem. Con lo cual se traduce claramente que los votos son de la gente, pero que en realidad deben ser computados en el voto antimenemista más claro. Pero por el otro lado también hay que evitar la alianza pragmática que no la hicimos antes y ahora no la pensamos hacer. Para nosotros Kirchner norepresenta una opción ética. Estas fueron unas de mis mayores diferencias, incluso cuando se habló de una posible alianza. No creo que Kirchner represente un voto de centroizquierda, porque si bien hay votos de ese sector, también es cierto que pesó mucho el aparato duhaldista y si a mí me dicen que el aparato duhaldista es de centroizquierda, entonces hablemos de otra cosa. Con lo cual, no vamos a ningún tipo de alianza aunque haya algún dirigente que se pueda tentar.
–De hecho, su candidato a vicepresidente Gustavo Gutiérrez dijo que si Kirchner garantiza el juicio político a la Corte, él podría apoyar al gobernador de Santa Cruz.
–No, nosotros podemos acompañar parlamentariamente las decisiones que estén correctas y combatir las que consideramos erradas. La nuestra es una oposición razonable. Pero digo para que quede claro que acá no habrá alianzas de gobiernos a partir de un apoyo explícito a Kirchner, porque no lo habrá. Lo que sí habrá será absoluta libertad para nuestros votantes y una clara norma, porque el ballottage te enfrenta a la doctrina del mal menor pero no es una opción ética.
–Si bien todavía faltan tres semanas, ¿cómo se ve usted ese día?
–Ese día voy a ir a votar.
–Hay dos candidatos, de uno usted dice que es la mafia...
–Obviamente, no voy a votar por Menem.
–¿Qué significa su voto a Kirchner?
–El mal menor pero también una contribución a la democracia. Yo no puedo propiciar el voto en blanco porque favorece a Menem. Tampoco es un apoyo político ni institucional de mi partido ni a Kirchner ni al aparato duhaldista. Tenemos claro que Kirchner es el PJ y que tiene detrás suyo el aparato duhaldista y estatal. Nosotros, en cambio, tenemos una práctica política diferente pero que tampoco vamos a ser la obstrucción. Al contrario vamos a ser una fuerza que quiere ser mayoritaria, responsable pero que no se abraza a ningún oso. Quiero que quede bien claro porque éstas son las reglas del juego, que no presionen. Y si no me presionan el camino a transitar va a ser más claro. Que lo entienda el gobierno y que lo entienda Kirchner porque yo nunca quise cargos.
–¿Por qué dice que Kirchner no es un referente ético?
–Porque no lo es, porque no puede justificar su declaración jurada, porque no puede decir quién financió su campaña. Además está abrazado al aparato duhaldista con el que tenemos profundas diferencias de prácticas políticas. Piense que nuestros votos no son obras de una bolsa de mercadería ni de un Plan Jefas y Jefes, ni de dinero ni de publicidad.
–¿A partir de ahora qué va a hacer?
–Voy a construir el partido, lo voy a hacer personalmente. Porque se vio muy claro que en los lugares donde hubo apertura y trabajo militante tuvimos resultados excepcionales y donde los dirigentes atornillaron mi legitimidad en su beneficio personal fracasaron.
–¿Esto significa una purga en el ARI?
–Todo lo contrario, va a significar una mayor apertura que estoy dispuesta a construir desde el llano en todo el país. Mucha gente que quedó excluida de la participación por egoísmo volverá.
–Cuando se refiere al llano, ¿quiere decir que no renovará su mandato como diputada nacional?
–Así es. Pero que quede claro, seguiré trabajando políticamente, voy a liderar el partido, salvo que ellos decidan otra cosa. No voy a renovar la banca bajo ningún concepto. Además hay que probar otra idea romántica que es muy fuerte: que no es necesario tener cargos públicos para hacer política. Para mí supone un grado de libertad y un desafío mucho mayor porque será otra lección para la clase política que dice que no es necesario tener una banca para defender una idea.
–¿Ante el resultado electoral se puede inferir que la centroizquierda está muy fragmentada?
–No porque, en realidad, el mayor porcentaje lo tenemos nosotros. Hay un porcentaje importante que está en Kirchner y del resto no queda nada. Son apenas tres o cuatro puntos.
–¿En ese resto está el socialismo?
–Mire, yo nunca quise la ruptura. Lo que sí quedó demostrado es que la sociedad nos dio la razón a nosotros. Hay que recordar que esta alianza fue rota básicamente por (Rubén) Giustiniani. Bueno, el mejor ejemplo fue Santa Fe, donde Rosario le dio la espalda y quedó claro que para la sociedad el responsable de la ruptura fue Giustiniani.
–¿Esta situación afecta su anterior anuncio de apoyar a Hermes Binner como candidato a gobernador de Santa Fe?
–Para nada. Hace seis meses se lo dije a Página/12, no vamos a actuar con los demás como actuaron con nosotros. Sé que Binner no tuvo nada que ver en esta estrategia, lo vamos a ayudar todo lo posible para favorecer esta fortísima alianza con enorme perspectiva de ganar, como se demostró en la votación del domingo. Espero que de todos haya la misma generosidad y el mismo entendimiento, sobre todo de Binner. Con la misma actitud obramos en Capital.
–¿Qué opina de que Aníbal Ibarra apoye a Kirchner?
–Me parece bien. Yo lo quiero mucho a Ibarra pero tenemos dos prácticas políticas diferentes. El es más ambiguo que yo, soy más clara en algunas cosas. Pero él respetó el trato de no apoyar a nadie en primera vuelta y ahora está en libertad de acción. Por otra parte, el Frente Grande ha desaparecido como partido nacional y nosotros en cambio tenemos la responsabilidad de ser el partido emergente del centroizquierda nacional. El resto son PJ.
–De acuerdo con el resultado electoral, se notó un mayor apoyo femenino a su candidatura. Es decir, ellas no lograron convencer a sus maridos.
–En muchos casos sí. Hay un distrito de la provincia de Buenos Aires donde ganamos todas las mesas femeninas y perdimos en todas las masculinas.
–¿Y esto cómo se lee?
–Creo que superamos una bisagra histórica que es que una mujer no iba a ser votada nunca para presidenta. Hoy tenemos una mujer con casi tres millones de votos. La otra etapa es aceptar que será presidenta. Lo que hoy demuestran las mesas electorales es que las mujeres defendieron su voto y defendió que otra mujer sea presidenta y esto es un avance enorme en la Argentina.