Después de ser puesto en funciones por el ministro de Educación, Alberto Sileoni, el nuevo secretario de Políticas Universitarias, Martín Gill, resumió así sus objetivos: “Reforzar las políticas de inclusión universitaria, potenciar al conocimiento como factor de desarrollo y transformar a la universidad en una escuela para la formación de ciudadanos responsables”.

En el Palacio Sarmiento, Sileoni abrió los discursos. Le agradeció a Alberto Dibbern, el secretario saliente, y aseguró que hoy transcurre “el tercer gran momento” de la universidad argentina. El primer momento fue, desde su perspectiva, la Reforma de 1918, “producida con lo mejor del radicalismo revolucionario y popular, que dio vuelta al mundo y fijó un hito”. El segundo momento fue “soslayado por la historia oficial y estuvo marcado por la gratuidad de los servicios universitarios, concedida por una decisión de Perón en el ’49”. Y el tercer momento “se da a partir del 2003, con un aliento decisivo a la educación en general, y en particular a la educación universitaria”. En ese marco, destacó el aumento del presupuesto, las mejoras salariales para docentes y no docentes, la creación de nuevas casas de estudio y la inversión en infraestructura universitaria.

También el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, describió los cambios académicos de los últimos años. “Es un verdadero orgullo ser parte de un proyecto político que transformó profundamente la primera existencia que viví como docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, dando clases con techos que se caían, con salarios que apenas alcanzaban para comprar un café entre las clases.” Hoy –siguió– “la realidad universitaria es otra. Sin duda, la inversión que este gobierno destina a la universidad da cuenta de un país que decidió que el conocimiento le importa”.

Gill es abogado, tiene 38 años, y hasta ahora era rector de la Universidad de Villa María. Ayer dijo que se abocará a tres grandes líneas de trabajo: “Reforzar las políticas de inclusión universitaria, fortaleciendo las becas existentes, las acciones destinadas a retener a los estudiantes que ya están cursando y la articulación de las casas de altos estudios con el resto del sistema educativo”. El segundo eje apuntará “a potenciar al conocimiento como factor de desarrollo, vinculándolo con la generación de empleo, la producción, la tecnología y la función social”. Y como tercera línea de trabajo propuso “transformar a la universidad en una escuela para la formación de ciudadanos responsables, profesionales con saberes científicos y sólidos en valores, hombres y mujeres que el país necesita para seguir creciendo”.

Del acto participaron también el ministro de Ciencia, Lino Barañao; el secretario de Educación, Jaime Perczyk; la subsecretaria de Gestión y Coordinación de Política Universitaria, Laura Alonso; Dibbern y rectores.