EL PAíS › EL PEDIDO DE LA FISCALíA EN LA CAUSA POR LAS ESCUCHAS
› Por Irina Hauser y Raúl Kollmann
El fiscal federal Jorge Di Lello pedirá entre hoy y mañana que Mauricio Macri vaya a juicio oral por la causa de las escuchas telefónicas que afectaron a su cuñado, Daniel Leonardo, y al dirigente de Familiares de AMIA, Sergio Burstein, entre una decena de personas. También dirá que deben estar junto con él en el banquillo su primer jefe de la Policía Metropolitana, Jorge “Fino” Palacios, el espía Ciro James y el ex ministro de Educación porteño Mariano Narodowski.
El dictamen de la fiscalía es el único que falta para que la causa pueda ser elevada a juicio oral por el juez Norberto Oyarbide, que estuvo a cargo de la investigación. Todo indica que los implicados serán juzgados por asociación ilícita y violación de secretos y de la privacidad. En el caso del ex ministro, también se le atribuye administración infiel, ya que desde su área se le pagaba un salario a James por tareas de asesor legal de las que no hay ni rastros, aunque los hay de su paso por la Secretaría de Inteligencia, donde retiraba grabaciones realizadas sobre líneas telefónicas en base a órdenes judiciales truchas. El contrato del espía y ex policía coincide, en 2008, con algunas de las escuchas realizadas, entre ellas, la del celular de Leonardo.
Los pronósticos judiciales dicen que el juicio oral difícilmente se haga antes de 2014 o a lo sumo en la segunda mitad del año próximo. Por lo pronto, una vez que Di Lello haga su propio pedido de elevación del caso, los abogados defensores todavía tienen una última chance de plantear alguna cuestión –en un plazo de seis días prorrogables desde que se notifican del planteo de fiscal–, como reclamar el sobreseimiento de sus clientes. Si lo hacen, Oyarbide tendrá que hacer un texto donde fundamente por qué manda el expediente a juicio. Si nadie plantea nada, el juez hará una pequeña resolución y luego se sorteará un tribunal oral.
La increíble historia del espionaje porteño estalló en 2009, cuando Burstein recibió un llamado anónimo en su casa, que atendió su hija, en el que le decían que a su papá lo estaba escuchando el Fino Palacios. Burstein era un opositor al nombramiento de Palacios –implicado en el encubrimiento del atentado a la AMIA– en la policía porteña. La investigación judicial estableció que era cierto: le habían pinchado el teléfono con una causa trucha armada desde la Justicia de Misiones, que ordenaba escuchas legales a través de la ex SIDE, que retiraba el espía Ciro James. El juez misionero José Luis Rey y una secretaria, así como policías locales también estarán en el juicio. Luego se estableció que James –aspirante a entrar en la Metropolitana– estaba contratado en el gobierno porteño, por Narodowski, con quien hablaba con frecuencia por teléfono. También lo hacía con Palacios, en los días y horarios en que retiraba escuchas.
En junio, después de casi dos años de espera, la Cámara de Casación destrabó la causa al dejar firme el procesamiento de Macri que había ordenado la Sala I de la Cámara Federal en duros términos: dijo que era responsable de lo que se perfilaba como una “estructura de inteligencia subterránea” en su gobierno y que no podía desconocer las pinchaduras a su cuñado y Burstein.
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