Vie 16.05.2003

EL PAíS  › CARRIO DIJO QUE NO ACEPTARAN CARGOS EN EL GOBIERNO DE KIRCHNER

“Menem se suicidó políticamente”

La ex candidata presidencial por el ARI consideró que la “huida de Carlos Menem significa una derrota cultural fenomenal”. Dijo que no obstaculizará el próximo gobierno pero marcó diferencias con Kirchner.

› Por Felipe Yapur

Curiosamente el despacho de la presidencia del bloque del ARI no tiene fotos de Elisa Carrió sino del líder radical Leandro Alem y una sonriente Evita frente a un espejo peinando su larga cabellera rubia. Se respira un aire más tranquilo, diferente al de los días previos a los comicios presidenciales. En su oficina, una distendida Carrió espera a Página/12 con una buena provisión de sandwichitos, se muestra feliz “por el proceso social de cambio que estamos comenzando a vivir”. Aseguró que la huida de Carlos Menem representa “un suicidio político” y sobre todo un quiebre cultural “donde la sociedad es la responsable de la derrota menemista porque está queriendo ser otra cosa, que ve que se puede construir con otros valores morales, éticos y políticos”. De Néstor Kirchner dice que podrá obtener legitimidad sólo con un buen ejercicio del poder que lo aleje de la vieja política. En ese tren, la líder del ARI consideró que su partido no obstaculizará al presidente electo, pero aclaró que de ninguna manera se puede confundir esta afirmación como una señal de cogobierno y mucho menos aceptará cargos en la futura administración: “El que lo haga se va del partido”, advirtió.
–¿Cómo evalúa el primer discurso de Kirchner?
–No voy a emitir opinión, es una contribución al nuevo presidente. Lo que sí creo es que debe mirar hacia delante.
–Sin embargo, hay varios diputados duhaldistas que se asustaron, lo consideraron sectario.
–Me parece que es preciso que utilice un discurso inclusivo de toda la sociedad y que pueda salir de la lógica internista que lo ha caracterizado hasta hoy.
–Intuyo que el mirar para adelante no significa olvidar el pasado.
–Lo único que digo es que creo que debía haber relativizado el daño supuestamente infringido por Menem. Yo tengo otra lectura que es una victoria social muy importante y que de esa victoria social debe apoderarse el nuevo presidente.
–¿La huida de Menem es definitivamente su final?
–No sé, los procesos sociales son de avance y retroceso. Depende de nosotros, si la sociedad se mantiene firme en sus valores avanza. Lo que sí está probado en nuestra sociedad es que si se exige cambio de modelo, no hay dirigente que pueda oponerse a esa corriente social.
–¿Y Kirchner representa el nuevo modelo?
–No. Porque los modelos dependen de las prácticas.
–Entonces el avance social que representa la huida de Menem es relativo.
–Las sociedades avanzan culturalmente y después se expresan políticamente.
–¿Por qué habla ahora, un día después de Ricardo López Murphy?
–No, no fue así. Estábamos ante un acontecimiento que habló por sí mismo. Había que analizarlo profundamente, había que saber qué estaba sucediendo desde el plano de la sociedad y no meramente desde el daño que estaba causando Menem y ese momento de discernimiento es esencial para una clase política seria. Una clase política que no puede discernir y que sale como sucesión de permanentes declaraciones carece de sentido. Yo creía que había una interpretación más profunda.
–¿Cuál es esa interpretación?
–Se trata de un quiebre cultural, de una derrota cultural fenomenal que es la cultura menemista y me parece que hay que hablar de esto en términos de proceso histórico que implica cómo se juega una forma de la verdad y la justicia que no tiene la lógica de nuestra imaginación, ¿está? Pero se está jugando. Y si nosotros analizamos cómo se fue (Fernando) De la Rúa, Chacho (Alvarez), (Raúl) Alfonsín y cómo se está yendo Menem, entonces sellega a la conclusión de que la sociedad está jugando una depuración muy profunda a partir de la ida patética de sus iconos más importantes, pero también es la ida de una cultura. El setenta por ciento de la sociedad argentina que les dice “yo ya no les tengo miedo”, y van por un castigo cultural a Menem y a su forma de entender y hacer política. Esto es un hecho histórico que no puede ser oscurecido por las circunstancias de quiénes son los responsables y cómo se afecta la gobernabilidad, esa es otra cuestión. El tránsito de la sociedad es fenomenal por el castigo que significó la huida de Menem, se está construyendo el nuevo contrato moral. –¿Y Menem no evitó el castigo al huir?
–Al contrario, Menem se suicida antes de que lo maten. Y el suicidio siempre lleva una intención subalterna que es hacerle daño al otro.
–Usted dijo que la huida de Menem es el fin de la mafia. ¿Realmente lo cree, no piensa que en realidad tras la muerte política de Menem la mafia buscará otro rostro que la represente?
–No, es el fin de una cultura. Esta va cambiando desde hace tiempo. Hace diez años que hay un conflicto entre dos culturas. La cultura de la ley, de los valores morales contra la cultura de la banalidad, del pragmatismo político y el choque es permanente. Lo que pasa es que con esto hay una nueva salida para la sociedad que se está resolviendo a favor de una impronta moral, que a lo mejor no se ve hoy, que no se ve en la elección de abril pero que se notará en el futuro. El hecho de que el 70 por ciento diga que iba a votar contra Menem por la deshonestidad y los valores que encarnaba te demuestra que es un cambio cualitativo excepcional que está en contra del aquel que encarna el roban pero hacen.
–Pero este régimen que está muriendo o en crisis, ¿por dónde puede resurgir?
–De mil maneras, pero culturalmente está muerto, lo cual no quiere decir que esté muerto en los aparatos políticos, en las estructuras de poder. El plano cultural es de un avance enorme en la sociedad. En lo político, obviamente tiene años, una cosa es cómo se derrumba un castillo de ficciones y otra cosa es cómo construir un castillo de verdad, que es lenta con avances y retrocesos.
–¿Y Kirchner puede encabezar ese proceso?
–Yo insisto, tengo enormes reservas morales sobre Kirchner. No las dije ahora, pero tiene un desafío y creo que si lo asume lo puede hacer. Nosotros no vamos a poner obstáculo a pesar de mis reservas morales, sobre todo por cómo financió su campaña y sus prácticas políticas en su provincia. Pero no queremos tener malos augurios, las personas pueden cambiar, pueden construir.
–¿No cree que esto será difícil ante una llegada de Kirchner al gobierno con cierta debilidad con votos, como usted dice, que no le pertenecen, que son del aparato duhaldista?
–Hay dos situaciones. Por un lado la miserable realidad de Menem. Y por el otro, la verdad del poder de Kirchner que hubiera podido ser confundido por las elecciones del domingo. Menem era lo que era, lo que siempre fue y quedó un Kirchner, que es presidente, que tiene votos prestados. Su gran desafío es construir la autoridad política, que no está resuelto, y el tema de la legitimidad política, que son dos cosas distintas.
–¿Y eso cómo lo construye un presidente débil?
–La legitimación es por el ejercicio, o sea que él en el ejercicio de su gobierno y con políticas correctas puede hacer las dos cosas porque hoy es el Presidente pero no tiene autoridad política. Si no lo logra vamos a vivir momentos difíciles.
–¿Y cuál será el rol del ARI?
–Mire, el modo de construcción del poder es responsabilidad de Kirchner, él lo hizo así. Si yo hubiera sido electa presidenta no hubiera podido decir “Cómo me ayuda Kirchner”. No, él es el Presidente, él decidióde qué modo construir poder. Sabía que construía con poder prestado y en consecuencia no es válido el argumento que dice que “yo uso a Duhalde para llegar y después uso a Elisa Carrió para mantenerme”. Esto no es así. Lo que sí creemos es que nuestra responsabilidad institucional es no obstaculizar y permitir que el Presidente gobierne.
–Bueno, bueno, pero cuál es el límite de esa no obstaculización. Con De la Rúa se dijo lo mismo y después vino cada ley...
–Ah no. No obstaculizar significa no exacerbar el contenido de la oposición, pero nada va a cambiar una sola convicción nuestra. Durante el gobierno de la Alianza votamos en contra desde la reforma tributaria para adelante. Otra cosa es que yo utilice mi legitimidad política para debilitar a Kirchner, esto no lo haría como lo pretenden hacer otros sectores que hoy intentan mostrarse como una fuerza nueva.
–¿Quiere decir que el ARI no aceptará cargos en el nuevo gobierno?
–El gobierno es de Kirchner y por eso no vamos a cogobernar, ni nos ofrecieron ni vamos a aceptar ningún tipo de cargo. Si alguno acepta se va de la fuerza, deja de ser del ARI. Acá no habrá confusiones.
–¿Hubo algún tipo de llamado a usted o a algún diputado de su bloque?
–No, pero las políticas preventivas son buenas en este país. Es como una política de prevención del delito (risas).

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