“No es tiempo de palabras”, se limitó a decir Carlos Menem ayer a la tarde, mientras visitaba una escuela de La Rioja apadrinada por la fundación de su mujer Cecilia Bolocco. Fue su única aparición pública, porque durante todo el día estuvo recluido en la residencia del gobernador Angel Maza. Fueron apenas unos minutos ante los periodistas, pero alcanzaron para mostrar el estado de ánimo y la actualidad política del ex candidato. “Es tiempo de silencio”, agregó Menem con elocuencia, y luego anunció que mañana viajará a Chile para reunirse con su esposa.
Menem se mantuvo oculto casi toda la jornada en la casa del gobernador, donde lo acompañaban Maza, Alberto Kohan y su ex jefe de campaña, Francisco de Narváez. Eso fue hasta las tres de la tarde, cuando Kohan, De Narváez y su hermano Eduardo iniciaron el regreso a Buenos Aires. Unas horas más tarde, Menem abandonó el ostracismo para visitar, junto con Maza, la escuela de Gestión Comunitaria que apadrina la Fundación Ser, cuya presidenta es Bolocco. Aunque el establecimiento quedaba a diez cuadras de la gobernación, Menem se movilizó en un vehículo.
“Permaneceré en la capital (por La Rioja) y el domingo viajaré a Chile para reunirme con mi esposa”, anunció el ex candidato a los periodistas que lo esperaron en la escuela. Allí estudian 220 chicos, pero Menem saludó a unos pocos niños que estaban tomando la merienda. En todo momento estuvo escoltado por Maza, y luego –cuando regresó a la residencia del gobernador– volvió a gozar de la compañía de sus íntimos. Por ejemplo, su médico personal, Alejandro Tfeli, a quien se lo vio recorriendo los jardines de la vivienda que eligió como reducto.
El bucólico refugio en la capital riojana no frenó el debate a su alrededor, donde continuó el pase de facturas entre distintos representantes del menemismo. El ex senador Augusto Alasino, por ejemplo, vaticinó ayer “el fin del menemismo como estructura” política y responsabilizó de esa situación a “Alberto Kohan, Eduardo Bauzá, Eduardo Menem o los chicos de la familia Menem”.