EL PAíS
La conducción del bloque cierra filas para frenar los cambios
En lo que ya suena a defensa corporativa, los caciques justicialistas en Diputados saltaron ante el simple anuncio de Kirchner de que se acabó el “toma y daca”. Las maniobras.
› Por Felipe Yapur
De ser cierta la intención de Néstor Kirchner de llevar adelante prácticas políticas diferentes a las actuales, entonces no serán pocos los problemas que enfrentará con aquellos sectores enquistados en los resortes de poder. De hecho, en la Cámara de Diputados ya hay un conflicto en puerta. La mesa de conducción del bloque justicialista, donde duhaldistas –en teoría aliados del patagónico– y menemistas reaccionaron corporativamente ante el simple anuncio del kirchnerismo de romper con las viejas mañas de la bancada, que el presidente electo definió como “el fin del toma y daca”. Los diputados que responden a Kirchner darán batalla esta semana. Su resultado será crucial para el destino de las leyes que impulse el nuevo Ejecutivo en los determinantes próximos seis meses.
La decisión de la conducción de los diputados del PJ de mantener el esquema de jefatura tripartita no pasó inadvertida para Kirchner y sus hombres en el Congreso. A pesar de la alegría reinante en la gélida Río Gallegos, el flamante presidente se dio tiempo para analizar junto al diputado Sergio Acevedo, su principal referente en la Cámara baja, los pasos a seguir. Los patagónicos coincidieron en señalar que la permanencia del triunvirato conductor del bloque –donde está representado el duhaldismo, el menemismo y el reutemismo– es una decisión exclusivamente de la cúpula donde el pleno del bloque, unos 100 diputados, no está siendo consultado. Es allí adonde apuntará la estrategia para quebrar lo que definen como una clara reacción corporativa.
“Acá hay una nueva realidad política que no la debe desconocer la mesa del bloque”, dicen desde Santa Cruz. E insisten en que “la voluntad popular la deben respetar los que aceptan el sistema democrático, por lo que creemos que más que la mesa, lo que debe hablar es el pleno de los diputados”. La frase resonó en el teléfono de Página/12
apenas unos minutos antes de la
conferencia de prensa que diera Kirchner en su provincia. El presidente electo anunció que mantendrá un “vínculo distinto” con los legisladores y que “si esperan que será un toma y daca, no va a ser así”.
Las frases de los hombres del nuevo gobierno son un anticipo de los debates que se sucederán en el transcurso de la semana. El martes, por caso, la mesa de conducción de la bancada de diputados volverá a encontrarse. Es posible que en esa reunión participe un representante del presidente electo, si es que la conducción de la bancada no pretende tensar la cuerda con el nuevo gobierno. De todas formas, al kirchnerismo no lo desespera sentarse en esa reunión del martes. A los legisladores de este sector les preocupa más tener un encuentro con la totalidad del bloque porque confían que podrán romper el cerco que les están imponiendo los que manejan la bancada.
“Para definir quién será el nuevo jefe de bloque es necesario consultar a Kirchner, pero su palabra no vale más que la de los miembros del bloque”, aseguró a este diario un integrante de la actual conducción. Claro, nada dice cuando se le recuerda que la determinación de mantener el triunvirato conductor la tomaron apenas nueve de los cien legisladores que integran la bancada. Sólo carraspea.
Fundamentalmente, al menemismo y al duhaldismo los desvela la posibilidad de que Kirchner pretenda la jefatura del bloque para Acevedo. El actual presidente de la Comisión de Juicio Político es resistido por buena parte de la conducción del PJ, sobre todo después de que denunciara la existencia de dinero negro que manejaba el entonces presidente del bloque, Humberto Roggero, y que era destinado al pago de favores a diferentes legisladores. Acevedo es un duro crítico de las “viejas prácticas” de los representantes del PJ. De todas formas, se cuidan de hablar mal del legislador y usan un único argumento para justificar el porqué Acevedo no puede aspirar a conducirlos: “Se está yendo a su provincia porque Kirchner lo quiere como gobernador”.
Ahora bien, si en caso de que el patagónico no pudiera colar a su mejor colaborador en la jefatura del bloque, hay por lo menos dos nombres más que están dando vuelta desde hace días. Uno de ellos es el cordobés Eduardo Di Cola, quien si bien mantiene una relación equidistante de José María de la Sota, al actual mandatario cordobés no le vendría mal tener un hombre de su provincia en ese puesto clave. El otro legislador que suena es el santafesino Julio Gutiérrez, de similares convicciones que Acevedo pero mucho más diplomático que el patagónico.
Desde la vereda de enfrente hay varios aspirantes. Están el salteño Juan Urtubey y el fueguino Omar Becerra. Por ahora, el fuerte tizne menemista de ambos los tiene bastante devaluados. Por otro lado, está el duhaldista José María Díaz Bancalari, quien no oculta su deseo de hacerse de ese puesto. En la Cámara baja reconocen que si es por preferencia, el kirchnerismo se inclinaría con ciertas reservas por Bancalari. Sin embargo, su llegada se ve impedida por la presencia de otro duhaldista y también bonaerense en la presidencia de la Cámara, Eduardo Camaño. Salvo, claro está, que Kirchner pretenda una renovación total de las autoridades de la Cámara de Diputados y el puesto de Camaño sea para Acevedo.