EL PAíS
› KIRCHNER ARRANCA CON UN ALTO PORCENTAJE DE BUENA IMAGEN Y CREDIBILIDAD
Buena onda con el setenta por ciento
Según una encuesta, siete de cada diez le cree que va a enfrentar al poder económico y son todavía más los que creen que el pueblo lo apoyará. Sin embargo, sólo la mitad piensa que tendrá éxito en esa batalla. Una verdadera luna de miel.
› Por Raúl Kollmann
Siete de cada diez argentinos creen que Néstor Kirchner es sincero cuando dice que va a enfrentar el poder económico y una proporción aún mayor considera que la población le dará su apoyo inicial al flamante primer mandatario. Eso sí, para la gente no se trata de una pelea fácil y sólo la mitad prevé que el santacruceño será exitoso en esa batalla: la otra mitad presiente que no podrá con el poder económico. Hay tres bases para la buena onda que recoge Kirchner en sus primeros pasos. Primero, que los ciudadanos querían cerrar la década de los 90, sobre la que se terminó viendo que era mentira la existencia del famoso voto licuadora. Contra lo que creían muchos, la sociedad tiene una evaluación más que negativa de ese período. Segundo, que hay una nueva apreciación de lo nacional y de la autonomía nacional, lo que se verificó en el crecimiento de la imagen positiva de Roberto Lavagna, a quien se percibió en cierta puja con el Fondo Monetario. Y tercero, que existen –siempre desde la óptica de lo que piensa la gente– sectores financieros o de empresas privatizadas que han tenido privilegios inadmisibles. Kirchner sintoniza con esos tres elementos y arranca con un cierto período de gracia. Es cierto también que las crisis hacen que los períodos de gracia sean cada vez más cortos.
Las conclusiones surgen de una larga y profunda encuesta realizada por la consultora Opinión Pública, Servicios y Mercados (OPSM), que lidera Enrique Zuleta Puceiro. Se trata de un estudio denominado Monitor de Tendencias Económicas y Sociales en las que se entrevistó a 1100 personas de todo el país, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social. La coordinación estuvo a cargo de Julián Lisa y Rodrigo Adúriz.
“Yo creo que la clave de todo es que la gente está pasando en limpio varias cosas –sostiene Zuleta Puceiro–. Tiene claro el rechazo a los años 90. Y no hablo sólo de Menem. Por ejemplo, todo el tiempo se nos amenazó con que iba a aparecer una especie de voto vergonzante, secreto, que expresaba que gran parte de la sociedad había estado bien durante los noventa y no se quería lanzar a ninguna aventura de la mano de ningún Kirchner, Carrió o Rodríguez Saá. Eso en algún momento se llamó voto licuadora, porque de esa manera se expresaba que la sociedad pudo comprarse algo y hubo una supuesta estabilidad y bienestar. Lo que se expresó en este proceso electoral, que terminó cosechando Kirchner es todo lo contrario. En principio, el rechazo a los 90 estuvo encarnado por Carrió y Rodríguez Saá y después, desde julio para aquí, empezó a crecer la figura de Roberto Lavagna. En todo momento, lo que flotaba en el ambiente es, insisto, el rechazo a los 90 y también un sentido de lo nacional.”
Uno de los datos más llamativos que surgen de la encuesta de OPSM es que nada menos que el 54 por ciento de la población escuchó el discurso de Néstor Kirchner el día en que se produjo la deserción de Carlos Menem. Es una proporción altísima si se tiene en cuenta que la gente no suele prestarle atención a los discursos políticos. Al mismo tiempo, ya se venía verificando que la sociedad tiene un alto grado de involucramiento en lo que está pasando y estaba bastante concentrada en esa especie de batalla contra Menem.
“Es indudable que Kirchner tuvo intuición y canalizó algo que está latente en la sociedad –ratifica Zuleta–. Conjugó el rechazo al estilo y el modo de producción de la política de los 90, con un sentimiento de autonomía nacional y un límite a los sectores que han sido privilegiados en forma indebida. ¿Cuáles son esos sectores? En nuestra encuesta todavía no pudimos avanzar sobre eso porque de alguna manera nos sorprendió el nivel de sintonía con el discurso del mandatario electo. Pero ya estamos estudiando lo que la gente piensa en ese terreno.” En los últimos días, las palabras “no vamos a ceder ante las corporaciones” o que “Menem fue funcional a los intereses de grupos del poder económico que se beneficiaron con privilegios inadmisibles” fueron traducidas como la puesta de límites a buena parte del sector financiero y a las empresas privatizadas. Además, una negociación más dura con el Fondo Monetario y los acreedores internacionales.
Aunque la gente respalda la postura del mandatario electo, hay una franja que está de acuerdo en que ése es un objetivo central del próximo período (51 %) y otra franja (38%) que no lo considera tan prioritario. Esto, además, sintoniza con lo que –según Zuleta– la gente aprecia en Lavagna: “Avanzar, no dando un paso atrás y uno adelante, sino siempre dando pasos para adelante, pero poco a poco, con conocimientos, con solidez. La gente piensa que las cosas se pueden hacer con ese estilo”.
Más allá de las precisiones, lo cierto es que siete de cada diez personas piensan que debe darse apoyo al presidente en esa postura, aunque hay discrepancias sobre las posibilidades de éxito. Una leve mayoría (49 por ciento) piensa que el flamante mandatario ganará la partida, pero una proporción importante (44 por ciento) cree que las llamadas corporaciones o el poder económico no podrá ser doblegado.
El trabajo de OPSM detecta que hay expectativas y cierto optimismo sobre el período que se abre. Para Zuleta, “se parte del rechazo a los 90 y con algunos aspectos por la positiva, como el carácter nacional o la limitación al poder económico. De la Rúa y Chacho Alvarez partieron de aún más percepciones de la gente por la positiva. Habrá que ver si Kirchner logra canalizar mejor este deseo de la gente de que le vaya bien y este acuerdo inicial con sus posturas”.
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