El juez federal Norberto Oyarbide sobreseyó al vicepresidente Amado Boudou en una causa en la que investigó refacciones en una de las dependencias de que dispone en el Senado. Las sospechas iniciales apuntaban a la supuesta instalación de un jacuzzi y un gimnasio por montos desconocidos, según una publicación del diario La Nación. Según las declaraciones testimoniales que recibió el juez, hubo remodelaciones que están documentadas, pero no incluyen la existencia de un jacuzzi y, si bien había una cinta de correr, la había comprado Boudou por su cuenta.

La denuncia que dio origen al expediente fue presentada por el empresario Juan Ricardo Mussa. En ella señaló irregularidades en la realización de refacciones, que estimó en 600 mil pesos. Basándose en las publicaciones periodísticas, aludió al jacuzzi y al gimnasio.

Durante la investigación, declaró ante Oyarbide Daniel Lauro, director de Obras, Mantenimiento y Servicios Generales del Senado, quien dijo que fueron remodelados tres baños y se hicieron trabajos de pintura en el despacho de Boudou y en una sala de reuniones. A la vez, negó que se haya instalado un jacuzzi y aclaró que se trató de “sanitarios normales”.

El secretario Administrativo del Senado, Juan Zabaleta, quien también dio su testimonio, señaló que el vicepresidente llevó al organismo una cinta de correr de su propiedad y que las remodelaciones costaron 96.400 pesos, el presupuesto más bajo de los tres que se presentaron, y que el trabajo fue adjudicado a la empresa Berenguer. Las declaraciones fueron ratificadas por documentos del Senado que se incorporaron a la causa.

“Se encuentran documentadas cada una de las etapas que se llevaron a cabo para lograr, en definitiva, la remodelación de oficinas, despachos y áreas del Honorable Senado”, concluyó Oyarbide en su resolución. Carece de asidero sostener, a esta altura, que las refacciones se llevaron a cabo por un monto y procedimiento desconocido, cuando todo ello se encuentra debidamente documentado en el expediente”, agregó. Así fue como argumentó las razones del sobreseimiento.

Boudou sigue teniendo otras causas abiertas en su contra. La más importante es el famoso caso Ciccone, donde el juez Ariel Lijo y el fiscal Jorge Di Lello investigan si ejerció tráfico de influencias y negociaciones incompatibles con su función para facilitar el levantamiento de la quiebra de la imprenta y su rescate a través de la firma The Old Fund, cuya propiedad no está identificada. Su cara visible es Alejandro Vandenbroele. En una causa conexa se lo investiga por supuesto enriquecimiento ilícito.