No pisaba esta ciudad desde 1959, en su primera gira como presidente de Cuba, y había estado una sola vez más en la Argentina, en la cumbre de jefes de Estado que se realizó en 1995 en Bariloche. Ayer, Fidel Castro llegó a Buenos Aires para participar de la ceremonia de asunción de Néstor Kirchner. Y no dejó con ganas a nadie: se asomó durante unos minutos al balcón del hotel y saludó con el puño en alto a un grupo de militantes que había desafiado el frío de la noche para expresarle su apoyo.
Fidel aterrizó en Ezeiza ayer por la tarde. Antes, apenas salió de La Habana, el Gobierno cubano había anunciado: “La visita del compañero Fidel se enmarca en los sinceros sentimientos de amistad, cooperación y solidaridad que tradicionalmente han unido a los pueblos cubano y argentino”. Apenas aterrizó, el líder cubano se trasladó al Hotel Four Seasons junto a una escolta de motociclistas de la Policía Federal y una serie de vehículos de custodia.
De a poco, un grupo de piqueteros y militantes de los partidos de izquierda se acercaron a la puerta del hotel, en el centro de la Capital, para brindarle su apoyo. Hacía frío y llovía de a ratos, pero tuvieron su recompensa. Luego de una hora de espera, Fidel se asomó a una de las ventanas del hotel para saludar a los manifestantes que habían cortado la intersección de Cerrito y Posadas. Levantó el puño e hizo gestos como si quiera abrazarlos, y se ganó una larga ovación.
Aunque no pronunció uno de sus famosos discursos, el presidente de Cuba permaneció un rato saludando a los manifestantes y después volvió a su habitación. Los piqueteros se fueron contentos. Si hubieran esperado unas horas, hubieran conseguido un saludo del presidente venezolano, Hugo Chávez, que aterrizó pasadas las 23 y tenía planeado alojarse en el mismo hotel que su amigo Fidel.
Anoche, luego del saludo del líder cubano, fuentes del nuevo gobierno adelantaron que Kirchner lo recibirá mañana a las 15 en la Casa Rosada. No es el único encuentro en la agenda de Kirchner, que ese día recibirá también al uruguayo Jorge Battle, a Felipe, príncipe de Asturias, y al venezolano Hugo Chávez.
Además de Fidel, el príncipe y Chávez, otros mandatarios extranjeros llegaron a la Argentina para participar de la ceremonia de entrega de mando que se realizará hoy. El Tango 01, proveniente de la ciudad peruana de Cuzco, donde se realizó la XVII Cumbre de presidentes de Grupo de Río, aterrizó poco después de las seis en el Aeroparque Jorge Newbery. Viajaban el presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada; de El Salvador, Francisco Flores; de Guatemala, Alfonso Portillo, y los vicepresidentes de Costa Rica, Nicaragua y República Dominicana y el canciller de Honduras. Minutos después aterrizó el avión que transportaba al presidente de Chile, Ricardo Lagos, y se espera la llegada de los presidentes de Colombia, Alvaro Uribe. El de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, llegó a las 23.20.
En cuanto a los Estados Unidos, George W. Bush anunció que no estará presente, lo mismo que su vice y que su secretario de Estado, todos muy ocupados con la post guerra de Irak y la campaña electoral. En lugar de ellos, ayer llegó el ministro de Vivienda y Desarrollo Urbano, Mel Martínez. Para compensar el rango del funcionario, que dista de ser una de las piezas claves de la administración norteamericana, la embajada norteamericana anunció que “su función es mucho más amplia” que la que corresponde a su cargo, ya que es el portavoz de la Casa Blanca ante la comunidad hispánica y que es “es un viejo amigo y colega del presidente Bush”.