EL PAíS › HUBO ENFRENTAMIENTOS Y PIÑAS EN LA CONVENCION NACIONAL DEL RADICALISMO
Una patota vinculada con el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, se enfrentó a golpes con militantes que responden a Leopoldo Moreau. Lilia Puig fue elegida para presidir el máximo órgano de conducción de la UCR. Es la primera mujer que accede a ese cargo.
› Por Sebastian Abrevaya
La idea de una Convención Nacional tranquila y ordenada, que había sido planificada por la plana mayor del radicalismo en un encuentro previo, se estrelló ayer cuando una patota del intendente de San Isidro, Gustavo Posse, se agarró a trompadas con un grupo de militantes de Juventud Radical en Lucha, una agrupación juvenil que tiene como referente a Leopoldo Moreau. Mientras se producían los incidentes, puertas adentro el encuentro avanzaba sin sobresaltos. Todos los sectores habían acordado integrar una lista de unidad, encabezada por la ex diputada nacional Lilia “Lilita” Puig, quien se convirtió en la primera mujer en ocupar el cargo en 121 años de historia. “En la UCR sabemos de lucha”, arengó durante su discurso la flamante presidenta, que no se refería a los incidentes, sino a la lucha “por la libertad, la democracia y la defensa de la Constitución nacional”.
Con la experiencia de la última Convención, donde los incidentes se produjeron dentro del Centro Asturiano de Vicente López, la conducción radical buscó evitar aquel escenario que terminó con gritos, empujones, algunos botellazos y tortitas de ricota volando por los aires. En aquel momento se plantearon las críticas por el acuerdo realizado con Francisco de Narváez en la provincia de Buenos Aires. Ayer, el conflicto giró en torno de una eventual alianza con el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri.
La jornada venía transcurriendo con éxito hasta que un joven irrumpió en el escenario e intentó tomar el micrófono en pleno discurso de asunción de la nueva presidenta. Cuando lo frenaron, Leandro Illia, nieto del ex presidente, advirtió a viva voz que afuera se estaba produciendo un enfrentamiento entre la barra de Posse y los militantes de Moreau. Según relataron, los incidentes comenzaron cuando el grupo del Modeso intentó ingresar a la sede de Tucumán al 1600 con un pasacalle que decía “Ni un paso a la derecha”. La barra possista les impidió ingresar y ahí se produjo el enfrentamiento, que terminó con algunos heridos, uno de ellos con un corte en la frente, encima del ojo izquierdo. Más temprano, el possismo había copado la primera bandeja en el segundo piso del Comité y había montado una guardia voluminosa para impedir el acceso de otro grupo. El conflicto tiene origen en la asunción de autoridades bonaerenses de hace unas semanas, cuando el intendente de San Isidro soportó los abucheos y cantitos de la militancia radical refractaria al acuerdo con el PRO. En aquella oportunidad, Posse no contaba con barra propia. “Se fueron con Kirchner y ahora se van a ir con Macri”, les recriminó ayer una convencional que había salido del lugar cuando los ánimos todavía estaban caldeados. “Te falta una buena p... a vos, vieja”, le espetó desde atrás un hombre con la remera que decía “Gustavo Posse”. En ese grupo había una banda con bombos y trompetas, otra con banderas y una serie de personas vestidas con ropa deportiva, señalados como miembros de la barra brava de Chacarita. Arriba vestían una remera de Posse o del presidente del bloque de diputados radicales, Walter Carusso, dirigente de San Martín, vinculado con el líder del sindicato gastronómico de Luis Barrionuevo.
“Yo le pegué a uno, pero no sabía que era de los nuestros”, le comentaba entre risas uno de los barras possistas a otro. Cuando los incidentes se calmaron, ese grupo se mantenía en la puerta del Comité Capital. “Venimos desde Merlo, ¿no tenés una moneda para tomar algo fresco?”, les repetía uno de los “militantes” a quienes entraban o salían del local partidario. Otros, en cambio, pidieron plata a los puesteros radicales que aprovechan los encuentros partidarios para vender el tradicional merchandising radical. Sentado entre los convencionales, el intendente de San Isidro dijo desconocer a los violentos, aunque al retirarse del lugar les regalaba besitos al aire en respuesta a su fervoroso cantito: “Olé Olé Olé, Posse, Posse...”
Superado el episodio, la dirigencia y los casi 250 convencionales presentes continuaron las deliberaciones. El titular del Comité Nacional, Mario Barletta, había hecho ya su informe, luego fue el turno de los titulares de los bloques legislativos, el senador Luis Naidenoff y el diputado Ricardo Gil Lavedra. Con duras críticas al kirchnerismo, Lilita Puig aseguró que la UCR sabe gobernar, a diferencia de este gobierno, “que sólo sabe apropiarse del Estado para hacer negocios”.
El resto de los cargos estuvo repartido para contentar a todos los sectores. Como vicepresidente primero quedó Santiago “Chiche” López y como vice segundo el alfonsinista Carlos Pérez Gresia. No hubo debate sobre la política de alianzas, que quedará pendiente para un próximo cónclave. En cambio, se aprobó un documento contra la reforma constitucional, a favor del aumento en el mínimo no imponible de Ganancias y donde llama a trabajar de cara al 2015 con las “fuerzas políticas afines”.
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