Luego de algunos días complicados, la Justicia le terminó dando buenas noticias al canciller Héctor Timerman. Desde la modificación en segunda instancia en Nueva York del fallo del juez Griesa a favor de los fondos buitre hasta la condena del miércoles en La Plata a los represores responsables del Circuito Camps que secuestraron a su padre, pasando por la liberación de la Fragata Libertad en Ghana. “Algunos ignorantes piensan que dañar al Gobierno es más importante que dañar a los fondos buitre”, dice, a propósito de las opiniones que surgieron durante aquellos otros días.

Timerman cuenta que desayuna en su casa todos los días a las 6.30. En este caso, entonces, vendría a ser una especie de segundo desayuno en su despacho. El canciller ya tiene sobre su escritorio el café tamaño XL de Starbucks que consume cada mañana, una costumbre que le quedó de sus años norteamericanos. Con todo, el buffet del ministerio prepara unos capuchinos muy buenos. La cuestión de las rutinas, explica, es fundamental para que la vida de un canciller no termine de descalabrarse del todo. Comer siempre más o menos lo mismo y a las mismas horas. Después, tener siempre lista una valija a mano con las cosas que ya sabe que va a necesitar en el viaje. Y dormir en los aviones. “Hay una ventaja: en los aviones todavía no hay celulares ni Internet, así que uno se puede desenchufar”, explica.

De las noticias judiciales, le dio especial alegría la de la liberación de la Fragata Libertad por el resultado del “trabajo silencioso” del equipo jurídico de la Cancillería. “Le presentamos a la Presidenta distintas opciones y ella decidió acudir al Tribunal del Mar. Si algo teníamos claro era que no les íbamos a pagar a los fondos buitre lo que ellos pretendían, los buitres no pueden tener ningún tipo de beneficio”, remarca. Ironiza sobre los dirigentes radicales que propusieron juntar el dinero para liberar la fragata. “Son pagadores compulsivos”, replica.

La cuestión es si hubo errores en la travesía de la fragata o si se trató de un despropósito jurídico difícil de predecir. “Desde la Cancillería sólo podemos hacer recomendaciones, la Fragata Libertad es una unidad del Ministerio de Defensa”, esquiva. No obstante, aclara que en este caso “el único responsable es el fondo buitre” que buscó llevar adelante “una extorsión mafiosa” contra la Argentina y que la semana que pasó sufrió otro fallo en contra en la Corte Suprema de Bélgica. Por eso, dice que “duele” cuando “algunos ignorantes piensa que dañar al Gobierno es más importante que dañar a los fondos buitre” que por estos tiempos andan en busca de una nueva presa y compran abundante cantidad de deuda griega a precio de remate. “Hasta Estados Unidos se presentó en la Justicia para decir que era una locura lo que reclamaban”, recuerda.

Timerman tiene cinco portarretratos sobre una mesa. Una foto en la que se lo ve muy sonriente con su esposa Anabel Sielecki, otra en que aparece haciendo la “V” de la victoria en las Naciones Unidas luego de que Argentina fuera electa como el candidato con más votos para ocupar en 2013 una banca no permanente en el Consejo de Seguridad, una autografiada de Cristina Kirchner, y, en los restantes, dos editoriales de La Nación donde lo critican de la peor manera. “Es para no olvidarme de lo que es La Nación”, explica. Justamente, el fallo del tribunal de La Plata que condenó a los responsables del Circuito Camps criticó a La Nación por haber ejercido “presiones” que buscaban beneficiar la situación del ex ministro bonaerense de la dictadura Jaime Smart. Timerman estuvo en primera fila escuchando el fallo que condenó a quienes secuestraron y torturaron a su padre, entre muchos otros crímenes. “Es uno de los grandes fallos desde la recuperación democrática, un ex funcionario civil fue condenado igual que un militar o un policía”, subraya.

Hay varios temas en los que la Cancillería está implicada que merecen unas líneas. Por ejemplo, la negociación con Irán por el atentado a la AMIA. “Se avanza, nosotros queremos que haya resultados lo antes posible”, responde. “Es importante aclarar que la Justicia sigue actuando en la Argentina. Con esto se busca facilitar la acción de la Justicia, no hacer algo que la impida. Además, todo lo que se resuelva se va a debatir en el Congreso, no va a haber nada secreto”, relata. Otro tema tiene que ver con Uruguay y el controvertido dragado del canal Martín García. “Estamos muy cerca de un acuerdo: el dragado se va a resolver y se hará de una manera clara y transparente”, sostiene. Una tercera cuestión pasa por Brasil y las meneadas diferencias comerciales. “Está muy bien la situación con Brasil, venimos de tener una reunión de más de tres horas con las presidentas que se va a repetir el mes que viene. Trabajamos mil temas en la integración, formamos un frente común frente a la crisis internacional pero, claro, eso no hace ningún título de diario. A veces me preguntan: ‘¿Cómo es la relación con Estados Unidos, buena o mala?’ Y eso depende, hay temas en los que tenemos la misma visión y hay otros que nada que ver, como en el déficit comercial, el análisis de la deuda. Cuando Cecilia Nahón fue al Senado por su pliego como embajadora le dije que respondiera eso. La relación depende del tema”, remarca.

A propósito de títulos, Timerman tiene la posibilidad de ser un periodista que pasó del otro lado del mostrador, bueno para verificar la realidad “verdadera” y la “publicada”. “Hace que nunca más vuelva a ser periodista. Yo tenía una visión más romántica del periodismo, pero hoy dejó de ser un verdadero transmisor de la realidad. Veo información tan errónea del área que yo sé, que ahora dudo de todo lo que se publica”, asegura. ¿El futuro, entonces? “No tengo futuro, tengo presente. Soy parte de un proyecto y no pienso en función de mi futuro personal”, asegura.

La charla se hizo larga. Timerman mira el reloj y avisa que tiene que encontrarse con el líder de la izquierda griega, Alexis Tsipras. Parece una excusa para terminar pero no, allí está el griego y su comitiva en la salita de espera. Afuera la ciudad hierve.