EL PAíS › OPINIóN
› Por Ernesto Alonso *
Los planes del imperialismo no se han modificado en absoluto, en la actualidad los británicos siguen armando la Fortaleza de Malvinas para continuar con la explotación de los recursos naturales y proyectarse hacia la Antártida.
Margaret Thatcher en 1982 pide a sus aliados impulsar una política de destrucción de la Argentina propiciando el aislamiento económico de nuestro país, gobernado por una dictadura que decide llevar adelante la aventura militar que permite, luego de la derrota de 1982, un posicionamiento militar contundente en el Atlántico Sur con la construcción de la Base Militar de Mount Pleasant (Monte Agradable), en las Islas Malvinas.
A 180 años de la usurpación británica, donde la cuestión Malvinas deja de ser un tema exclusivamente de la Argentina y los países de la región acompañan en forma unánime los reclamos de soberanía de nuestro país, es inadmisible que Gran Bretaña no cumpla con las resoluciones de la ONU.
El primer ministro David Cameron puede formular cualquier expresión de deseo, como es tratar de imponer, sin razón, el criterio de la autodeterminación de los habitantes de las Islas, cuestión que no es reconocida por la ONU, ya que “no son un pueblo”, son una población implantada.
Lo que el primer ministro David Cameron no puede hacer es violar sistemáticamente las determinaciones de las Naciones Unidas con 39 resoluciones que instan a las partes a sentarse a “dialogar”, y más grave es aún el escenario que plantea Cameron en la resolución del conflicto, que es el envío de mayor armamento al Atlántico Sur.
En diciembre de 2003 el Ministerio de Defensa Británico reconoce que, durante la Guerra de Malvinas, la Armada Real envió armas atómicas al Atlántico Sur. En abril de 1982, el periodista estadounidense Jack Anderson denuncia en el programa de la TV norteamericana Good Morning, América, de la cadena ABC, que la Fuerza de Tareas transporta armas atómicas y, “en circunstancias extremas”, el comandante John Woodward está autorizado a usarlas.
En el mes de marzo de 2010, se envía en forma intimidatoria el submarino nuclear HMS Sceptre de 82 metros de largo y 5000 toneladas para operar en aguas del Atlántico Sur-Islas Malvinas, equipado con misiles Tomahawk Block IIIC, que alcanzan blancos a 1700 kilómetros de distancia. De la misma manera que su antecesora Margaret Thatcher, en similar situación de crisis interna de su país, Cameron pretende transformarse en el “caballero de hierro”.
La comunidad internacional debe solicitar ante la ONU sanciones a Gran Bretaña por violar sistemáticamente tratados internacionales como el de Tlatelolco (Atlántico Sur libre de armamento nuclear) y la Resolución 41/11 de 1986 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que declara al Atlántico Sur como zona de Paz y Cooperación.
Argentina es un pueblo de Paz, América latina es un pueblo de Paz, no puede haber doble estándar, Gran Bretaña debe acogerse y cumplir con las resoluciones, en caso contrario la ONU no tiene razón de ser.
* Presidente de la Comisión Nacional de Ex Combatientes de Malvinas - Ministerio del Interior y Transporte.
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