Mar 17.06.2003

EL PAíS

Kirchner viaja a Asunción para transformar los deseos en realidad

La cumbre del Mercosur servirá para empezar a plasmar los acuerdos con Lula. La agenda incluye la creación de un Tribunal permanente.

La cumbre del Mercosur que se inicia hoy en Asunción será la primera oportunidad en que los presidentes de la Argentina y Brasil podrán acortar la distancia entre deseos y realidad. Néstor Kirchner y Luiz Inácio Lula da Silva podrán demostrar que la voluntad política para fortalecer la integración regional va más allá de las palabras. En la agenda estarán algunas de las proposiciones indispensables para lograr que el objetivo amplio de la construcción del bloque económico no se vea empañado por las constantes rencillas sectoriales y la aplicación de barreras mezquinas que afectan los flujos comerciales. En especial, el énfasis estará puesto en la creación del Tribunal Permanente del Mercosur, cuyo objetivo será contar con un ámbito para la solución rápida y efectiva de las controversias. Además, de la cumbre deberá surgir el programa de integración para los próximos cuatro años.
En febrero de 2002, Paraguay y la Argentina aprobaron el “Protocolo de Olivos para la Solución de Controversias en el Mercosur”. Sin embargo, para que esta iniciativa se traduzca en la constitución de un Tribunal Permanente, será necesaria la aprobación de Uruguay y Brasil. Si se consigue este consenso, el tribunal tendrá su sede en Asunción y reemplazará a los sistemas actuales de solución de controversias establecidos en los protocolos de Brasilia (1991) y Ouro Preto (1994), que son meramente políticos o de tribunales especiales para cada caso.
Se espera que la reunión de Asunción sirva de catalizador del nuevo impulso político expresado la semana pasada en Brasilia por los presidentes Kirchner y Lula da Silva. Más cuando la cumbre tendrá la trascendental tarea de consensuar la agenda de trabajo para los próximos cuatro años, período en el que está prevista la conclusión de las negociaciones del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), el acuerdo con la Unión Europea (UE), las negociaciones de la Ronda de Doha en la Organización Mundial de Comercio (OMC) o la creación de un área de libre comercio con la Comunidad Andina de Naciones (CAN), esta última prevista para 2003.
Brasil tiene previsto presentar en Asunción una propuesta para prorrogar los actuales regímenes especiales para bienes de capital y medicamentos, que permite la reducción de los aranceles a la importación para una serie de productos en esos sectores. Es un hecho que, más allá de las declaraciones presidenciales, la sociedad civil de los países miembros continúa más preocupada por los efectos prácticos de las barreras arancelarias y las restricciones fitosanitarias dispuestas unilateralmente por los países. La decisión de Brasil de imponer un etiquetado a los productos transgénicos que perjudica fundamentalmente a la Argentina, o la decisión de Buenos Aires de gravar con hasta 50 por ciento al azúcar brasileño son algunas de las imperfecciones que el bloque deberá resolver.
Sólo después de resolver estas cuestiones, si se quiere más pedestres, podrán abordarse desafíos como los anunciados por Lula y Kirchner en Brasilia, tales como la cooperación en el área social, la creación de un Parlamento común, a la manera de la Unión Europea, o el aún más ambicioso proyecto de una moneda única. En todo este proceso, los socios mayores deberán recordar que el Mercosur está compuesto por más de dos integrantes. Paraguay y Uruguay hicieron escuchar en reiteradas oportunidades sus quejas de no ser tomados en cuenta en las decisiones.
Por supuesto, también estarán en discusión los temas de siempre, entre ellos, la coordinación macroeconómica. Aunque sin llegar al extremo de autoimponerse criterios de convertibilidad (franjas de flotación cambiaria comunes) entre ambas monedas. Los equipos técnicos de Brasil y la Argentina confían en que la flotación de las respectivas monedas será freno suficiente para evitar las enormes distorsiones cambiarias provocadas por los apuntalamientos ficticios impuestos en el pasado por los sistemas de tipo de cambio fijo. Por eso, más allá de las declaraciones, los objetivos de corto plazo se concentrarán en los mecanismos de solución de las disputas comerciales. Además de los cuatro miembros plenos, de la cumbre también participarán los mandatarios de los dos países asociados, Bolivia y Chile, y en calidad de “observador” el presidente venezolano, Hugo Chávez.

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