Vie 04.07.2003

EL PAíS  › LA RELACION ENTRE DUHALDE, EL PRESIDENTE Y EL GOBERNADOR

Una troika en delicado equilibrio

La posibilidad de reabrir las nóminas de diputados de la provincia, pedida por Kirchner, genera tormentas en el duhaldismo, que espera el regreso de su jefe. La seguridad, las obras públicas y Solá.

› Por Martín Piqué

“Tenemos que apoyar al equipo formado por Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y Felipe Solá”, respondió ayer un intendente del PJ con la inmediatez del discurso asimilado y pulido por tanta repetición. El “equipo” del que hablaba el peronista del conurbano funcionó muy bien hasta la asunción de Kirchner como Presidente, y luego se mantuvo estable para apuntalar su gestión. Sin embargo, en las últimas semanas comenzaron a surgir grietas entre los aliados, concentradas en la definición de las listas electorales y en la inseguridad en la provincia (ver páginas 2 y 3), un obstáculo muy serio que podría perjudicar a Solá en la campaña por la gobernación.
El equipo en cuestión, hablando de la provincia de Buenos Aires, se enfrenta a la paradoja de que Duhalde –jefe político del distrito– se encuentra lejos, por lo que muchas decisiones quedaron postergadas hasta su regreso. Con Duhalde ausente –hasta cierto punto, porque sus allegados lo consultan seguido por teléfono–, Kirchner y Solá no avanzaron mucho en el debate por las candidaturas en la provincia. El gobernador no tendría inconveniente en que se incorporen hombres del Presidente a la nómina del PJ para, así, armar un frente más amplio. El problema es que el duhaldismo hasta ahora ha decidido “no abrir las listas”.
El jueves pasado, el subsecretario de la Cancillería Eduardo Sigal se reunió en el Congreso con el titular del bloque del PJ, José María Díaz Bancalari. Sigal es uno de los dirigentes que Kirchner querría sumar a la lista de diputados que acompañará a la fórmula Solá-Giannettasio. Díaz Bancalari escuchó su propuesta de construir un frente “nacional, popular y progresista” que incluya al centroizquierda, pero le dijo que esa decisión sólo la podía tomar Duhalde. De turismo en Francia, el ex presidente hizo llegar su mensaje cuatro días después. Fue el ministro de Defensa, José Pampuro, quien recibió su instrucción de mantener intacta la lista de diputados que encabeza Chiche. El mismo mensaje lo repitió la propia Chiche en la reunión del partido de Avenida de Mayo al 800.
La negativa del duhaldismo causó malestar entre los allegados a Kirchner. “Tenemos cierto nivel de preocupación por esta falta de acuerdo por las listas –contó a Página/12 un kirchnerista que integra el gobierno nacional–. Lo que ellos están dando es una señal muy fuerte hacia la interna peronista. Pero ojo, porque Rico y Patti se pueden quedar con la provincia de Buenos Aires.” Al mismo tiempo, un dirigente del PJ bonaerense dijo que la decisión de no abrir las listas aún no era definitiva. “El único que puede resolver esto es Eduardo Duhalde. Cuando el PJ bonaerense se encuentra con un quilombo de proporciones, la única solución la tiene Duhalde”, dijo el bonaerense.
Mientras esa cuestión sigue pendiente, otro frente de conflicto empieza a insinuarse en la relación Kirchner-Duhalde. Se trata del esfuerzo del Presidente por armar una base de poder propio en el mayor distrito electoral. Con esa lógica, el santacruceño organizó varios encuentros bilaterales con un grupo de intendentes –Hugo Curto (Tres de Febrero), Julio Pereyra (Florencio Varela), Alberto Descalzo (Ituzaingó)– a quienes quisiera convertir en “tropa propia”. Sin embargo, por más buena relación que tengan con Kirchner, estos jefes comunales siguen siendo duhaldistas, como reconoció uno de ellos a Página/12: “Estamos trabajando con Duhalde hace mucho tiempo, y así seguiremos”.
También han surgido roces con el otro vértice de esta relación triangular: Solá. Luego de algún problema en la campaña, Kirchner llegó a su asunción en buenos términos con el gobernador. Los problemas empezaron cuando comenzó la gestión. Solá hubiese deseado que un bonaerense fuera designado en el Ministerio de Seguridad, donde con Duhalde había estado Juan José Alvarez. Ese fue el inicio de una serie de reclamos en el área, que terminaron desgastando el vínculo de Kirchner y el gobernador. La reciente ola criminal en la provincia alertó todavía más a Solá, quien salió a reclamar ayuda a la Nación a través de los medios. La situación motivó varias reuniones entre las carteras de Gustavo Beliz y Juan Pablo Cafiero, donde se analizó el incremento del delito en el área metropolitana. Pero no se avanzó mucho, así que el lunes pasado, Cafiero insistió con el reclamo en forma pública: pidió a la Nación que ejecute un plan de acción ideado por el Centro de Operaciones Policiales (COP) de su cartera. Esa queja no cayó muy bien en el entorno de Kirchner, y la respuesta llegó el miércoles cuando Beliz instó a Solá a “cortar todo tipo de lazos de complicidad entre el sector político y el sector de la fuerza de seguridad (por la Bonaerense)”.
Pero no fue sólo la situación policial la que generó tirantez entre Kirchner y Solá. Un intendente del conurbano muy cercano a Solá confió a Página/12 que el gobernador estaba descontento porque la Nación no había anunciado tantas obras públicas en su distrito y que notaba cierta discriminación con respecto a otras provincias donde había llevado muchos millones. La excepción fue la anunciada obra en el arroyo Cildañez, en La Matanza, aunque en el PJ bonaerense recordaban que esa obra había sido impulsada por Duhalde. Conscientes de que la relación quedó deteriorada, desde Presidencia organizaron varios actos con Solá para dar señales de amistad. La recorrida incluyó anuncios en los Astilleros Río Santiago, el compromiso por los 180 días de clase y la visita a la fábrica Peugeot en Villa Bosch (ver aparte).

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