EL PAíS › EL JUEZ DE LA CORTE SUPREMA DECLARó POR LAS SUPUESTAS AMENAZAS QUE RECIBIó
El magistrado señaló que un chico que se presentó como su vecino e integrante de La Cámpora le dijo que se fijara cómo fallaba porque le podía pasar como en 2001, cuando los jueces no podían salir a la calle. No hay testigos ni hubo agresiones físicas.
› Por Irina Hauser
El martes al mediodía, el juez de la Corte Suprema Juan Carlos Maqueda bajó desde su despacho, ubicado en la esquina de Tucumán y Uruguay, del Palacio de Justicia, en el cuarto piso, hasta el juzgado de María Servini de Cubría, en la planta baja, del lado de la calle Talcahuano. Dijo que prefería declarar personalmente, no por escrito, una opción que le habían ofrecido. Fue entonces que relató al fiscal federal Eduardo Taiano que un día antes de firmar el fallo que declaró la inconstitucionalidad de la reforma del Consejo de la Magistratura, un joven lo paró en la calle cuando estaba llegando a su casa, caminando, y le dijo que era vecino suyo, que era de La Cámpora y que si firmaba esa sentencia le pasaría igual que a los jueces supremos que después de la crisis de 2001 “no podían salir a la calle”. El chico no fue identificado y no parecería algo sencillo de lograr. Si hubiera un delito, como una intimidación, no habría tampoco a quién imputárselo.
El episodio de Maqueda se conoció el mismo día en que la Corte firmó el fallo que invalidó la reforma del Consejo de la Magistratura y anuló la convocatoria a una elección de sus integrantes por voto popular. Durante el plenario, el propio Maqueda contó la escena, que describió como un apriete que vinculó con un puñado de jóvenes de la agrupación La Cámpora. Aunque el juez supremo decidió no hacer una denuncia, el alto tribunal difundió el hecho. La causa penal se abrió, finalmente, por una presentación del ministro de Justicia, Julio Alak. Le tocó a la jueza Servini de Cubría, quien delegó la investigación en el fiscal Taiano.
Maqueda, el único de los supremos nombrado durante el breve gobierno de Eduardo Duhalde tras la caída de la Alianza, finalmente declaró anteayer ante el fiscal Taiano. Servini escuchaba de refilón, pero no hizo preguntas. Según pudo reconstruir Página/12 la declaración, el juez relató que el día previo a la sentencia sobre el Consejo volvió a su casa caminando. Hacía frío, dijo. Iba por Santa Fe, y cuando estaba cerca de Cerrito, a unos cincuenta metros del edificio donde vive, vio a un grupo de jóvenes. Escuchó que alguien comentaba: “Ahí está Maqueda”. Uno de ellos se abrió, se le acercó y –contó– lo encaró: “Soy vecino suyo, soy de La Cámpora. Fíjese lo que va a firmar porque estamos tratando de que el pueblo pueda elegir a los jueces, si no le va a pasar como con el corralito, no van a poder salir a la calle”.
Aunque ayer circulaban versiones de que Maqueda no había siquiera mencionado a La Cámpora, este diario consultó a un funcionario judicial con acceso a la declaración, quien dijo que hubo una única mención, que atribuyó al joven. El juez dijo que después de lo sucedido nadie lo volvió a increpar. “Fue un momento desagradable”, describió.
Maqueda recordaba que el muchacho llevaba zapatillas, pero no pudo identificarlo. Dijo que tampoco podía reconocerlo como un vecino. Las otras personas con las que estaba no tenían banderas de La Cámpora, ni pancartas, ni nada que los identificara bajo esa denominación.
Taiano le preguntó si había testigos de lo sucedido y el supremo dijo que no. Consultó si había cámaras en el edificio del supremo y, si bien las hay, no habrían captado las imágenes del encontronazo, que se produjo a media cuadra. El fiscal ahora busca otras posibles cámaras en la cuadra y analiza otros caminos para determinar quién es el joven. Con todo, en tribunales nadie parece tener muchas expectativas de descubrir algo. Allegados a la causa dicen que podría llegar a tratarse de una intimidación, pero no habría a quién adjudicársela, es de “autor desconocido”.
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