EL PAíS › MARIO GABRIELLI, PERIODISTA DE LA NUEVA PROVINCIA
› Por Diego Martínez
El secretario de redacción del diario La Nueva Provincia durante la última dictadura, Mario Hipólito Gabrielli, murió ayer a los 84 años. Imputado por el Ministerio Público Fiscal por su participación en el terrorismo de Estado en Bahía Blanca, que incluyó los asesinatos de los obreros gráficos y delegados gremiales Enrique Heinrich y Miguel Angel Loyola, Gabrielli seguía libre e impune por voluntad del juez federal subrogante Santiago Ulpiano Martínez. El único acusado en pie por su responsabilidad en los crímenes de lesa humanidad alentados y encubiertos hasta hoy por el diario bahiense es su actual director, Vicente Gonzalo Massot, cuyo futuro inmediato está en manos de la Cámara Federal de Bahía Blanca.
Gabrielli era el escriba que transcribía las arengas de los marinos en la base de Puerto Belgrano, la mayor del país, ubicada en Punta Alta. Cuatro meses antes del golpe de Estado, mientras Prefectura pulía su informe sobre “guerrilla sindical” que concluiría con la sentencia de muerte de los delegados que osaron enfrentar a los Massot y mientras el almirante Emilio Massera contaba que la Armada “está actuando contra la subversión”, aunque “de forma más silenciosa que el Ejército” (LNP 30/11/75), el diario publicaba una foto de Gabrielli, de ceño fruncido y bigote reglamentario, charlando con el jefe de la Armada (LNP 16/11/75). A mediados de 1976, mientras el centro clandestino que funcionó en la base de Baterías se poblaba de secuestrados, a quienes se torturaría sin piedad antes de matarlos y desaparecer sus restos, Gabrielli se embarcaba en la fragata Libertad y comenzaba a enviar crónicas desde puertos de Europa. “Yo quisiera que mi país fuera como la Marina”, llegó a escribir. “El corresponsal naval es un integrante más de la institución”, explicó en 1977 mientras entregaba diplomas a jefes navales. “Nos sentimos hermanados al amparo de una misma institución madre”, admitió, y agregó que lo unía a Massera & Cía. una “amistad sólida, sin reservas” (LNP 5/1/77).
El tribunal que condenó al primer grupo de represores bahienses destacó en su fallo la “campaña de desinformación y propaganda negra” realizada desde la redacción de LNP no sólo “para imponer la versión de los victimarios” sino también para crear “un estado tal de anomia legal en la sociedad que permitió el ejercicio brutal de la violencia irracional” desde el Estado. Los jueces enfatizaron el rol de Massot & Gabrielli en “la inducción de la culpa sobre la propia víctima, familiares y amigos, la persuasión al silencio de la población y la incitación a considerar a los opositores como inadaptados sociales, que conducen a la deshumanización”.
Los fiscales José Nebbia y Miguel Angel Palazzani profundizaron la investigación y concluyeron que LNP tuvo una “participación criminal concreta y específica” que “se disfrazó bajo el ropaje de la actividad periodística”. Desmenuzaron el rol de Massot & Gabrielli, citaron antecedentes internacionales sobre diarios y periodistas condenados en Alemania y Ruanda, pero chocaron contra la voluntad del juez Martínez, que ni siquiera encontró “complicidad” entre LNP y la dictadura. En ese contexto, con el rechazo apelado en Cámara, se produjo la muerte de Gabrielli. “La impunidad biológica vuelve a dejarnos un sabor amargo para quienes esperamos y reclamamos Juicio y Castigo durante décadas”, señaló ayer en un comunicado la agrupación H.I.J.O.S. de Bahía Blanca.
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