EL PAíS › LA CAMPAÑA EN SANTA FE
› Por Pablo Feldman
Desde Rosario
A una semana de las PASO, el clima político de la provincia de Santa Fe sigue siendo distendido y con poco entusiasmo. El perfil de los principales candidatos contribuye a eso, lo mismo que la ausencia de una verdadera disputa por la integración de las listas. Salvo el Frente Amplio Progresista –que ofrece una lista alternativa encabezada por el intendente de Santo Tomé, Fabián “Palo” Oliver, con escasísimas chances de obtener siquiera minoría–, las otras dos fuerzas que obtendrían representación parlamentaria –Frente para la Victoria y Unión PRO– van con lista única. El resto del arco político brega por alcanzar el mínimo exigido por la ley para poder participar de las elecciones nacionales del 27 de octubre.
Hermes Binner, presidente del FAP, y Mario Barletta, titular del Comité Nacional de la UCR, encabezan la lista oficial del Frente que disputara las PASO con una de raigambre radical –disidente– que tiene como cabeza a Palo Oliver. Esta lista, armada bajo el amparo del vicegobernador Jorge Henn, según las encuestas que circulan, no tiene chances siquiera de alcanzar la minoría, por lo cual la nómina que encabezan los dirigentes nacionales de la alianza se completaría con Alicia Ciciliani, del Partido Socialista; Pablo Javkin, por la Coalición Cívica, y Ana Copes del Partido Demócrata Progresista. En las aspiraciones de máxima, los operadores del FAP imaginan a esos cinco dirigentes en el futuro Congreso nacional. Para ello, la lista de Binner debería obtener en octubre un triunfo con alrededor de 45 puntos, cifra que hasta el momento no alcanzaría según las encuestas de sus propios estadísticos, que ubican la intención de voto –para las PASO– en el 43 por ciento. Esa misma encuesta le asigna para las primarias alrededor del 25 por ciento a la lista que encabeza Jorge Obeid, con lo cual tendría garantizados (de repetirse ese resultado) al menos dos diputados con chance a tres para los comicios de octubre. En tercer lugar, y por debajo de los 20 puntos, aparece Miguel Torres Del Sel, que tendría asegurada su banca de diputado, pero no así un segundo escaño, lo cual marcaría una caída notable en la consideración del electorado en relación con la performance del año 2011, donde quedó a menos de cinco puntos de alzarse con la gobernación.
Pero es evidente que una primaria para cargos legislativos no genera las mismas expectativas que la de ejecutivos y, desde ya, que una elección general. En ese contexto, la presencia de dos figuras con historia como Binner y Obeid –ambos gobernadores de la provincia en las gestiones precedentes a la actual– genera una expectativa que anteriores comicios no habían suscitado. Si bien no hay un clima de polarización –no al menos para las PASO–, la presencia del PRO se fue diluyendo a partir del tono de la campaña de corte nacional que imprimió Binner, con vistas a posicionarse para su candidatura presidencial para 2015, y la “respuesta” –de algún modo– de Obeid, que levanta las banderas kirchneristas después de algunos vaivenes en los últimos años.
La expectativa del ex gobernador socialista es posicionarse de cara al 2015. Para ello necesita “ganar bien la provincia, ahora y en las de octubre”, dijo a Página/12 un estrecho colaborador del candidato. Eso no se trata siquiera de disimular: toda la campaña de Binner fue ideada en torno de refutar las falencias que le adjudica al Gobierno. La frase “un país normal”, la misma que usó Néstor Kirchner en un tramo de su campaña presidencial con la afirmación posterior “es posible”, es el colofón de cada spot, en los que se plantea el “no a la reelección indefinida”, “los corruptos van presos”, “los trabajadores no pagan Impuesto a las Ganancias” y otras consignas apuntado a la gestión de CFK.
Obeid, en cambio, hace un rescate de sus gestiones como gobernador (1995-1999 y 2003-2007), con algunas exageraciones, pero remarcando que “nunca se aumentaron los impuestos”, “se hicieron 27 mil viviendas”, “se condujo políticamente a la policía” y otras consideraciones que encierran una crítica netamente provincial a la actual administración y a la del propio Binner.
La “ayuda” extra que recibe Obeid procede del sector que encabeza otro dirigente del peronismo, el ex diputado y ex embajador durante el menemismo, Raúl Carignano, que aspira a llegar a octubre, con una campaña en la que reclama “una provincia normal”, y allí enumera que “el jefe de policía no está preso por narcotráfico”, “los comedores escolares no se sostienen con 3,70 pesos” y otros cuestionamientos a la gestión socialista.
El PRO, en tanto, apela a la imagen graciosa y campechana de Del Sel, que habla del cambio sin explicarlo y diciéndole a la sociedad: “Habré alcanzado el éxito cuando la gente sonría porque tiene trabajo y salud”, más que con sus chistes e imitaciones.
Más allá de las estrategias, por el perfil de los candidatos y por la ausencia de disputas internas, la semana que falta hasta las PASO no parece que vaya a romper un clima de tranquilidad que se parece mucho al aburrimiento.
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