EL PAíS
› MAS DE 200 CONSULTAS, DENUNCIAS Y POSIBLES CASOS
Gira de Abuelas en el interior
Entre abril y junio estuvieron en Bariloche, General Roca, Paraná, Mendoza, San Luis, Córdoba y Rosario. Recibieron cientos de consultas, 32 de jóvenes que sospechan ser hijos de desaparecidos.
› Por Victoria Ginzberg
”Estuve pensando, ¿y si hay una Abuela que me está buscando desde hace 25 años?” Con frases como ésta se encontraron los miembros de la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo y la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) que recorrieron el interior del país y recolectaron doscientas consultas, entre ellas, las de 32 jóvenes que sospechan ser hijos de desaparecidos. “La mayoría de los chicos está muy bien encaminada en sus dudas. Cuando les preguntábamos por qué se decidieron a acercarse a nosotros, respondían que hace como un año lo estaban pensando pero que nuestra presencia desencadenó que dieran el paso”, explicó Claudia Carlotto, directora de la Conadi. En agosto se reanudarán los viajes, y las primeras provincias que se visitarán serán Chaco y Corrientes.
Miembros de Abuelas y Conadi –que depende de la Secretaría de Derechos Humanos– estuvieron entre abril y junio en Bariloche, General Roca, Paraná, Mendoza, San Luis, Córdoba y Rosario. En cada lugar descubrieron situaciones únicas y a la vez similares. Por ejemplo, las filas en las puertas o las escaleras repletas de gente fueron un escenario repetido. En ciertas ocasiones se encontraron con personas que habían acumulado años de emociones contenidas. Hubo un señor que apenas llegó se puso a llorar. “Anote todo ahora porque si no lo hago ahora no lo hago más”, le dijo a la mujer que lo recibió. El hombre narró que suponía que un amigo tenía un niño desaparecido.
Además de las 32 consultas de jóvenes que dudan acerca de su identidad, Abuelas y Conadi recibieron preguntas jurídicas, pedidos de afiliación y de anulación de paternidad, reclamos para acelerar análisis de ADN en trámite, o por guardas o adopciones mal otorgadas y denuncias por tráfico de niños.
Durante los tres meses de viajes, hubo datos concretos acerca del posible paradero de al menos treinta niños –hoy jóvenes– apropiados. Dos personas relataron que conocían a mujeres que estaban embarazadas cuando fueron secuestradas pero creían que sus familias nunca las habían denunciado o que directamente no lo sabían. También cuatro familiares de desaparecidos narraron por primera vez los secuestros de sus hijos o hermanos. Además, hubo casos de “adultos” (nacidos antes de 1975) que quieren conocer su origen biológico pero en los que la pérdida de identidad no está vinculada con el terrorismo de Estado. Estas personas fueron derivadas a la Defensoría del Pueblo de la Nación, que desde hace dos años, y a pedido de las Abuelas, canaliza estas consultas que exceden la competencia de la Conadi.
Me llamó la atención, sobre todo en el sur, la enorme necesidad de la gente de referirse a los derechos humanos, sentían que los organismos de derechos humanos los podían ayudar con todos los problemas, por eso hubo todo tipo de consulta, desde dificultades de tenencias, una abuela a la que no le dejan ver al nieto, personas que tienen expedientes sin resolver en la Justicia hace más de tres años. Se hace un embudo que converge en ese punto porque todos creen que ése es el lugar en el que se los puede escuchar”, narró Carlotto, quien destacó que la respuesta favorable que se obtuvo durante los viajes se debió en parte a la difusión previa que se hizo en cada ciudad.
Desde hace ya más de cinco años, las Abuelas dirigen su estrategia a comunicarse personalmente con los jóvenes que pueden ser sus nietos apropiados. Las obras de teatro, recitales de música, avisos radiales y televisivos que hablan sobre los niños desaparecidos provocaron llamadas telefónicas, mails o visitas a la sede de Abuelas. Pero la tarea se hacía más difícil para quienes viven en el interior. Por eso se organizaron los viajes, cuyo objetivo es poder construir una red que permita canalizar constantemente las denuncias en las provincias.