EL PAíS
Elecciones y un centroderecha ganador, un sueño de empresarios
Muchos de los empresarios más poderosos están muy disconformes con el gobierno. A tal punto que prefieren que se vote pronto.Y que se forme un fuerte partido de derecha, como el PP español.
› Por Raúl Kollmann
“Para nosotros, las elecciones dejaron de ser un fantasma. Lo mejor es que Eduardo Duhalde se quede lo menos posible. Al mismo tiempo, necesitamos una fuerza al estilo del Partido Popular (PP) de España, capaz de reimponer la autoridad, recortar gastos del Estado y, sobre todo, recomponer la relación internacional del país. En esa fuerza tendrán que estar, juntos y no divididos, Ricardo López Murphy, Patricia Bullrich, Mauricio Macri, varios de los intendentes del Gran Buenos Aires y habrá que buscar la articulación con el justicialismo, en especial con José Manuel De la Sota.” Con estas palabras –formuladas por un directivo de alto nivel de una de las empresas más grandes del país– se sintetiza la postura de un grupo creciente de los máximos referentes del mundo de las empresas privatizadas, de los grandes bancos y las compañías de más facturación de la Argentina.
“En el mundo financiero no hay más negocio. Los bancos están quebrados -le señaló a Página/12 un consultor que trabaja para una de las grandes entidades financieras–. En el mundo de la producción, ya está claro que (el ministro de la Producción José Ignacio) De Mendiguren no trae nada. Los fondos que se consiguen son para gastos sociales, no van para reanimar la producción. De manera que peor que ahora no vamos a estar y eso es lo que nos ha hecho repensar la idea de las de las elecciones.”
Melancólico respecto del poder de las grandes empresas, el consultor acotó: “están en una postura autoritaria, pero sin espada”. O sea que no tienen cómo imponer lo que quieren imponer, que –según ellos lo afirman
–son “los recortes necesarios, conseguir fondos del exterior y recrear las expectativas”. Como la espada no está, empiezan a mirar a las urnas: creen que podrían imponer un candidato que les mejore el status actual.
“Así esto no va más –afirma otro ejecutivo de una de las empresas más grandes del país–. Este mes van a emitir mil millones, el mes que viene dos mil y el siguiente tres mil. Así vamos camino a la hiperinflación. Pero además, Duhalde adoptó el programa del ARI. No quiere que Elisa Carrió lo corra por izquierda así que sus dos puntos centrales son echarle la culpa a los banqueros y a la Corte Suprema. Es lo mismo que decía Carrió. Y entonces van treinta a la puerta de un banco, lo pintan todo y el Gobierno no hace nada. Esto es simple: si estás con el programa de Carrió, no podés arreglar con el FMI.”
Tanta furia con Duhalde se matiza de vez en cuando con una frase de ocasión –”nosotros queremos que le vaya bien”– pero en el fondo (y en la superficie) no logran digerir la mezcla de asambleas barriales, piqueteros, escraches, roturas en los bancos, protestas contra las empresas, las retenciones a las petroleras y también el caos que abarca al Ejecutivo. “Duhalde dice una cosa un día, al siguiente se contradice. Los ministros no negocian, porque el que tiene que negociar es Duhalde. Así no se puede”, se lamentan.
Hace apenas un mes, hablar de elecciones con un empresario era mencionar al infierno: “¿cómo se va a hacer una campaña electoral en semejante situación? Las urnas van a traer a Carrió, (Luis) Zamora o algún otro por el estilo. Hay que asegurar que el presidente elegido quede hasta el 2003”, era el discurso unánime.
Ahora parecen tener otro diagnóstico. Aseguran que peor que ahora no van a estar y le tienen confianza al Partido Popular español que imaginan. Un ejemplo del análisis fue formulado por un ejecutivo top, con encuestas en la mano:
“Hay un 20 por ciento del electorado que se considera peronista, un cinco por ciento radical y un 12 por ciento puede estar con Carrió. El gran desafío es la gran mayoría que no está con nadie. Ese es el objetivo. Una fuerza que agrupe juntos a López Murphy, Macri, Patricia Bullrich yalgunos intendentes tiene que confluir con un hombre del PJ, tal vez De la Sota, porque de esa manera no se parte de la nada sino del 20 por ciento peronista.” Otro ejecutivo lo sintetiza distinto: “el peronismo puede gobernar, pero no este peronismo”.
En verdad, todos ellos reconocen que la fuerza de centroderecha no sólo no está creada sino que, además, parece difícil que se unan las figuras que los empresarios mencionan. “Se van a pelear entre ellos, sin ver la oportunidad histórica como la vio el centroderecha español”, se lamentan.
Ninguno cree que habrá elecciones la semana que viene, pero el escenario que vislumbran es que Duhalde no conseguirá apoyo externo, tendrá que emitir moneda, las provincias imprimirán bonos, el dólar y la inflación se irán para arriba y, acorralado, el Presidente tendrá que convocar a elecciones antes de fin de año.
Al final de las charlas, queda flotando la duda si se trata de un diagnóstico o una expresión de deseos.
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