Martes, 22 de octubre de 2013 | Hoy
EL PAíS › ENTREVISTA AL REPRESENTANTE DE LOS REFUGIADOS DEL ARCHIPIéLAGO DE CHAGOS, QUIEN HOY SE REUNIRá CON TIMERMAN
Es un caso parecido a Malvinas, pero el Reino Unido actuó exactamente al revés. Negó la autodeterminación a los pobladores, los echó y alquiló las islas a Estados Unidos. Llegaron a la Argentina en busca de una estrategia en común.
Por Ailín Bullentini
Olivier Bancoult cita la Declaración Universal de los Derechos Humanos y se pregunta, con indignación, cómo a su pueblo no se le permite vivir en su patria. Así como lo hicieron su padre, su abuelo y su tatarabuelo, él nació en la isla Diego García, la más grande de las 65 que conforman el archipiélago de Chagos, un territorio bajo el gobierno de Reino Unido que ese país le cedió, en 1971, a Estados Unidos en alquiler. Sin sus pobladores, claro. “Todos fuimos echados de nuestra patria”, reseñó Bancoult, quien en representación del Grupo de Refugiados de Chagos, organización que representa, llegó a Argentina en una misión diplomática. “No es secreto para nadie que el gobierno británico trata de negar derechos fundamentales y aprovecharse de pueblos y países en todo el mundo. Nos pasó a no-sotros, pero también a ustedes”, remarcó en referencia a Argentina en el caso de la soberanía que reclama sobre las islas Malvinas y concretó su propuesta: “Es importante ver qué podemos hacer juntos”. Hoy se reunirá con el canciller Héctor Timerman, a quien le solicitará que Argentina sea el puente por el que el reclamo chagosiano llegue a otros países de Latinoamérica y al papa Francisco. “Sería muy importante para nosotros que nuestra situación sea conocida por el Vaticano”, remarcó Bancoult.
“Tanto nuestro pueblo como el de Argentina han sufrido por las acciones del gobierno del Reino Unido”, se presentó Bancoult a la entrevista con Página/12, acompañado por la abogada del Grupo de Refugiados de Chagos, Pooja Bissoonauthsiz, y el representante de relaciones públicas de la organización, John Oissey. Los tres llegaron para compartir personalmente con Timerman la historia de su destierro en manos del gobierno que las controló desde los últimos 150 años, un ejemplo que el canciller ya utilizó cuando expuso ante las Naciones Unidas (ONU) en febrero de 2012, al denunciar la militarización de la zona del Atlántico Sur.
En 1966, el Reino Unido le alquiló a Estados Unidos la isla Diego García, la más grande y habitada del archipiélago, ubicado al sudoeste de India, en el Océano Indico, por 50 años. El acuerdo apuntaba que Estados Unidos ubicaría allí una base militar y que los habitantes nativos debían irse. Pero nadie los consultó. Engañados, el destino mayoritario de todos fue la isla Mauricio. “Nuestro pueblo vivía en paz y armonía y repentinamente el gobierno del Reino Unido decidió echarnos para satisfacer al gobierno de Estados Unidos, que necesitaba la tierra para construir una base militar. Nos dejaron en la capital de la isla Mauricio. Comparada con la vida que teníamos en Chagos, en donde todos teníamos nuestros trabajos y casas, nuestra cultura, es terrible”, resumió Bancoult.
El pueblo de Diego García nunca bajó los brazos en su reclamo de retorno, que llevó por la vía judicial británica y europea, en donde no fueron favorecidos, por lo que ahora buscarán apelar a diferentes tribunales. “Tratamos de movernos de distintas manera para abordar al gobierno de Reino Unido, pero nunca atendieron nuestras demandas. Para ellos nosotros somos los culpables y ellos los inocentes, pero es al revés”, apuntó el presidente del grupo de refugiados, que en 1997 inició en nombre de sus compatriotas un juicio al gobierno. Trabajan ahora en una presentación ante la Tribunal Penal Internacional de Justicia, llegaron a Argentina para establecer puntos de contacto entre la situación de Diego García y el caso de las islas Malvinas y cosechar apoyos en el continente. Para acceder a la corte internacional necesitan el respaldo de la mayor cantidad posible de países y la opinión favorable no vinculante de expertos en el tema.
–Ambos casos demuestran que para el gobierno del Reino Unido no importa, en realidad, el deseo de los pobladores de los lugares que ocupan, sino sus propios intereses. La forma en que trataron a la gente de Malvinas fue diferente de la nuestra. En Malvinas se hizo un referéndum para demostrar que la mayor parte de la población quiere tener vínculos con el Reino Unido. En ese caso, como salieron favorecidos, dicen que respetan la decisión de la gente. Pero en nuestro caso negaron nuestro derecho. Todo el mundo sabe que Malvinas pertenece a Argentina, no se puede negar eso. Vemos que el Reino Unido ocupa territorios a cuyos pueblos tratan adecuadamente o no, según sus propios intereses.
–Debemos luchar juntos para demostrar que no porque sea un gran poder tiene que avanzar sobre los derechos de los pueblos. Supuestamente, debe protegerlos, ya que votaron la Declaración Universal de Derechos Humanos. ¿Para qué lo hicieron, si no? Cada país, cada población, tiene su cultura. ¿Cómo se atreven, con qué cara, a no permitir que nuestra gente vuelva a visitar la tumba de sus antepasados?
–Ese es uno de los principales motivos por los que estamos aquí: sabemos del fuerte vínculo con los países de Latinoamérica. Necesitamos el apoyo de otros países. La gente desconoce esta historia y queremos generar una conciencia: que la gente sepa el mal que ha hecho el gobierno británico con nosotros. Inclusive con el Papa. Obviamente, sabemos que el Papa es argentino. Nosotros somos cristianos, así que si el gobierno argentino pudiera presentar nuestro caso ante el Vaticano sería muy importante. Apreciamos que el ministro de Relaciones Exteriores argentino haya presentado nuestro caso ante la ONU para demostrar que no sólo a Argentina el Reino Unido le hizo eso, sino que hay otros que todavía están sufriendo también. En lugar de intentar poner orden en otros países, deberían preocuparse por corregir las cosas que han hecho mal.
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