EL PAíS › WALTER DE MARCO DECLARO AYER ANTE LA JUSTICIA Y CONTINUA CON PRISION PREVENTIVA
El comisario estaba a cargo de la Alcaidía Mayor de la Unidad Regional II de Rosario. Fue separado de su cargo y está imputado por la fuga de un detenido en esa dependencia. Por el caso también fue arrestado un suboficial de la policía de Santa Fe.
› Por Luis Bastús
Desde Rosario
El ahora ex jefe de la Alcaidía Mayor de la Unidad Regional II de Rosario, el comisario Walter De Marco, detenido el viernes por la fuga de un detenido en esa dependencia, declaró ayer ante la Justicia y continúa con prisión preventiva. La hipótesis del sabotaje al sistema de cámaras de la alcaidía que dio lugar a la fuga fue el eje del interrogatorio de la jueza Raquel Cosgaya y la fiscal Nora Marull a De Marco y al sargento Fabián Villalba, también involucrado en el hecho.
De Marco está imputado por facilitar la evasión del convicto y por no acatar instrucciones judiciales sobre el aseguramiento de pruebas. La situación de Villalba es menos comprometida.
El comisario arrancó su indagatoria con la intención de negarse a declarar y decirse inocente y lego en informática. Pero al final permaneció en el juzgado por alrededor de una hora y media, brindando su versión en torno de la fuga el domingo pasado de Brian Cáceres, preso por homicidio.
Cosgaya y Marull quisieron saber por qué no hubo constancia escrita de una serie de instrucciones que le impartieron luego de la fuga. Entre ellas, requisar la celda del fugitivo y preservar las videocámaras sin alteraciones. Un perito enviado por la jueza había revisado los artefactos y notó que por un incidente eléctrico interno las cámaras 2, 6 y 3 habían dejado de grabar cuando se produjo la evasión. Cuando el sistema se reinició, las imágenes captadas resultaron defectuosas. El perito descubrió que alguien había suprimido grabaciones. La maniobra resultó burda a los ojos del técnico, por cuanto puede determinarse el día y la hora exacta en la que los archivos fueron borrados.
De Marco dijo que los domingos acostumbraba ir por las mañanas a la alcaidía. Y al preguntársele si estaba allí en el momento de la fuga de Cáceres, el comisario sorprendió: “No voy a contestar esa pregunta”, dijo. Por lo demás, aseguró que obedeció la orden de la jueza y mandó a requisar la celda, aunque sólo lo hizo de manera verbal, y dio “instrucciones vía telefónica” de que ningún detenido saliera de su celda mientras se desarrollaban las primeras averiguaciones. Sobre el cuidado del video, alegó que lo dejó en manos de la Dirección General de Asuntos Internos.
“Hicieron saltar la llave térmica, es fácil y luego esa maniobra provoca un error en las grabaciones. Lo mismo pasó en Newell’s”, relacionó una fuente judicial. La mención aludió a los incidentes violentos ocurridos en enero pasado, adentro y en los alrededores del Coloso del Parque, en ocasión del clásico que debía jugarse contra Rosario Central en Arroyito. Esa vez un policía y un hincha fueron baleados durante aquella gresca. El peritaje arrojó que hubo un sabotaje para hacer saltar un disyuntor y apagar así las cámaras de seguridad del estadio. De esa manera, se eludió adrede la captación de imágenes que, precisamente, justifica la razón de ser de las cámaras.
La fuga de Cáceres ocurrió durante un trámite curioso: dos agentes lo acompañaron hasta el portón exterior de la alcaidía para recibir un paquete de manos de una joven que lo aguardaba en una moto. Los guardias no tomaron previamente ni la identidad de la visitante. Y el paquete en cuestión resultó una pistola con la que Cáceres apuntó a sus custodios y escapó con simpleza.
Cuando le preguntaron a De Marco si no le parecía absurdo que para entregar un paquete a un detenido se lo lleve a éste hasta el portón de salida, el ex jefe respondió que sí, “pero se hace así desde siempre y yo estaba desde hacía tres meses nomás”.
La situación de Villalba es menos apremiante. El sargento quedó imputado por el presunto encubrimiento de maniobras destinadas a inutilizar evidencias de interés para la investigación penal. El suboficial contestó todas las preguntas y se declaró ajeno a las maniobras realizadas para desactivar el sistema. El día de la fuga, dijo, él no estaba en la ciudad. Tanto De Marco como Villalba fueron desplazados de sus funciones y puestos en disponibilidad, antes de que la jueza ordenara anteayer su detención. Por si fuera poco, el jueves a la tarde escapó otro preso, Víctor Suárez, procesado por estafas. Al parecer, cuando lo llevaron a una oficina para un trámite de ingreso y le quitaron las esposas, el reo golpeó al policía y corrió hasta el portón de la alcaidía, lo abrió y se fue. De Marco y Villalba continúan con prisión preventiva.
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