EL PAíS › FRANCISCO DE NARVáEZ Y SU MAGRO RESULTADO
› Por Irina Hauser
Francisco de Narváez no pudo volver a hablar de planes para postularse a gobernador bonaerense tras su magro resultado electoral de ayer, que lo dejó en cuarto puesto en la provincia de Buenos Aires. El líder de Unidos por la Libertad y el Trabajo obtuvo 5,60 por ciento de los votos, cerca de la mitad de los que había conseguido en las PASO, el 10,5 por ciento. El Colorado pudo, aun así, renovar su banca, pero perdió tres de las cinco que tenía en un bloque de nueve que comparte con aliados. “Me cabe a mí toda la responsabilidad de este resultado, que no fue el esperado”, reconoció. “La elección fue muy adversa, muy complicada”, lamentó, y anunció que buscará “diálogo” con otros sectores.
Junto con De Narváez también consiguió renovar su mandato como diputado el segundo de su lista, el sindicalista moyanista Omar Plaini, quien ya dio señales de alejamiento. Plaini armó su bloque después de dejar el kirchnerismo este año. Claudia Rucci, tercera de la lista, quedó afuera.
Casi como quien no se puede despegar de la campaña, De Narváez advirtió en su bunker de Las Cañitas un rato antes del anuncio de los resultados oficiales: “Mañana va a amanecer y será lunes (por hoy) y la inseguridad va a estar presente, queremos trabajar para corregirla”. Su eslogan, en la recta final, había sido “Mano dura dentro de la ley”, que implicó un cambio de enfoque respecto de la campaña para las PASO, donde había apostado a la polarización con el “Ella o vos”. Consustanciado con su cruzada pro mano dura, De Narváez llenó su bunker de hombres de negro, apostados en la entrada, en la sala de periodistas y hasta en el ingreso a los baños. Para aligerar la espera, ofreció un catering con sandwichitos, masas, facturas, tartas y hasta golosinas. Todo estaba ambientado de rojo.
“De esto vamos a aprender y nos vamos a fortalecer. Mi autocrítica es llamarnos a la reflexión y comenzar un período de diálogo sin agresiones”, dijo ayer con su mejor sonrisa ante los periodistas. Tuvo que contestar, entre otras cosas, sobre su alianza con el líder de la CGT, Hugo Moyano, que describió como “intacta” a pesar de los coqueteos del sindicalista con Sergio Massa. El camionero no fue ayer al bunker. La última vez que se los vio juntos públicamente fue en julio, cuando de Narváez fue a la central obrera para donar un uniforme de Perón, que había comprado en una subasta en Roma.
Al asumir su retroceso, el diputado se mostró predispuesto para conversar. Dijo que le desea “una pronta mejoría” a Cristina Kirchner y que espera que convoque “a todos aquellos que queremos aportar soluciones a los problemas”. Felicitó a Massa y anunció que se van a tomar un café en la semana. No descartó formar un interbloque. A su futuro en 2015 prefirió no referirse.
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