EL PAíS › DOS ACUSADOS DE ROBAR INFORMACION PARA UN DIARIO ERAN AMANTES
En la primera semana del juicio, la fiscalía no necesitó terminar su alegato para que quedara claro que los dos principales diarios populares del grupo en Gran Bretaña eran una aceitada maquinaria de escuchas y espionaje.
› Por Marcelo Justo
Desde Londres
El juicio contra Rebekah Brooks, ex editora del fenecido dominical News of the World, Andy Coulson, su sucesor en el cargo y luego ex jefe de prensa del primer ministro David Cameron, y otras seis figuras vinculadas con el periódico pone en el banquillo de los acusados a la segunda corporación mediática mundial, el grupo Murdoch. En la primera semana del juicio, la fiscalía no necesitó terminar su alegato para que quedara claro que los dos principales diarios populares del grupo en Gran Bretaña eran una aceitada maquinaria de escuchas telefónicas y espionaje periodístico contra una amplísima variedad de víctimas, desde la realeza y el ex beatle Paul McCartney hasta el ex viceprimer ministro laborista John Prescott y una adolescente secuestrada, Milly Dowler.
A esta primera semana no le faltó nada. En una vuelta de tuerca irónica del tipo “burlador burlado”, el jueves la fiscalía reveló que Brooks y Coulson mantuvieron una relación adúltera durante los seis años que duró el escándalo, historia que perfectamente podría haber sido primera plana del News of the World. El fiscal Andrew Edis se vio obligado a aclarar al jurado que estaba destapando el “affaire” no por su valor sensacionalista, sino porque mostraba que ambos confiaban absolutamente el uno en el otro. “Lo que sabía uno, lo sabía el otro”, dijo Edis.
La prueba del amor clandestino era una carta de febrero de 2004 hallada en el departamento de Brooks, allanado por la policía luego de su arresto en julio de 2011. En una clara prueba de que la implacable pareja también tenía sentimientos, Brooks le confiesa que “te cuento todo, confío en vos, busco tu consejo, te amo, me desvivo por vos, nos reímos y lloramos juntos.... De hecho, sin nuestra relación, no sé cómo sobreviviría”.
Rebekah Brooks fue editora del News of the World entre 2000 y 2003 y Andy Coulson, que se había desempeñado como su vice en ese período, la reemplazó en el cargo cuando ella tomó las riendas del The Sun”. El viernes la fiscalía reveló un mail en el que Coulson le ordenaba a un alto ejecutivo de News International con tres palabras –“do his phone” (hacele el teléfono)– que interfiriera el teléfono de Calum Best, hijo del legendario futbolista George Best, para confirmar que su pareja estaba embarazada. ¿Es verosímil que se ocultaran esta información ellos dos que se contaban todo?
La fiscalía indicó además que éste era el modus operandi del dominical y del otro periódico sensacionalista del grupo, el The Sun. El detective privado Glen Mulcaire, que se declaró culpable el miércoles de interferir llamadas y mensajes privados, tenía como “tarea” una serie de teléfonos de personajes públicos que le reportaron casi un U$S millón de ganancias en seis años.
Entre los políticos, Mulcaire se encargó del celular de Tessa Jowell, entonces ministra de Cultura del laborismo, del viceprimer ministro John Prescott, del ministro del Interior David Blunkett y del sindicalista Andy Gilchrist. Entre los artistas mencionados se encuentran Jude Law, Sienna Miller, Paul McCartney, pero la lista es inmensa: según la policía al menos cuatro mil personas fueron “hackeadas”.
El hackeo solía centrarse en adulterios y servía para sostener el tono moralista del News of the World y el matutino The Sun, que siempre promovieron una agenda de derecha antiinmigrante y antiestado de bienestar. En el caso del sindicalista Gilchrist, un editorial lo calificó de “mentiroso, adúltero y fornicador de baja estopa”, mensaje llamativo de un periódico que muestra, en su célebre página 3, desde los ’70 a una mujer en “topless” acompañada de un epígrafe picante.
Los tabloides del grupo Murdoch también interferían los mensajes de su competencia en el periodismo sensacionalista británico. El detective Mulcaire se encargó de los celulares de dos reporteros del Mail on Sunday en pleno furor por las revelaciones sobre una relación extramarital del viceprimer ministro John Prescott, en abril de 2006. “En esta franja del periodismo es un mundo sin contemplaciones en el que se hace cualquier cosa para sacarle ventaja a la competencia y obtener una exclusiva”, señaló Edis. Según la fiscalía, otro de los acusados, un alto directivo del periódico, Ian Edmoson, no solo dio órdenes de que se hackeara, sino que se encargó personalmente de la tarea en el caso Prescott.
La fiscalía apenas ha comenzado, pero su estrategia apunta a demostrar no solo que Brooks, Coulson, Edmoson y otro de los acusados, el ex director ejecutivo del dominical, Stuart Kuttner, son responsables de la interferencia de llamados en una serie de casos puntuales, sino que formaban parte de una cultura periodística rampante en los tabloides del grupo Murdoch.
El juicio tiene mucha tela para cortar aún: se estima que durará hasta Semana Santa. Una de las claves serán los testimonios de los mismos acusados. La pregunta del millón es si podrán sostener que, en el peor de los casos, la responsabilidad era de ellos y que los mandamás del grupo, Ruppert Murdoch y su hijo James, no sabían nada de lo que sucedía en dos de sus periódicos más exitosos.
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